Alexandre Trauner (1906-1993) dedicó su vida al diseño de producción y a la dirección artística. Trabajó con directores de la talla de Marcel Carné, Billy Wilder, Howard Hawks, Jacques Prévert...
Hoy os traigo un texto publicado en 1946 donde habla sobre su oficio. Espero en breve poder hacer una entrada centrada en imágenes, una recopilación de bocetos realizados por Trauner para los decorados de algunas de las películas en las que participó. Para ir abriendo boca, os dejo a lo largo del texto un par de ejemplos y al final del mismo su correspondencia "real".
"El objetivo no es el ojo", por Alexandre Trauner
El objetivo de la cámara que ve el decorado en un "set" no es el ojo humano que ve la vida. Una habitación en la que se vive no es una habitación en la que se filma. El decorado está en función del guión y sólo existe en relación con él. Un decorado que sea un fin en sí mismo no será nunca un buen decorado.
El decorador crea para el director y debe proporcionarle un instrumento de trabajo en el que no le falte nada. El plan del decorador debe seguir fielmente el plan de la acción de la secuencia. Una habitación en la que el protagonista irá de la ventana a su cama no es igual que una habitación en la que el protagonista, sentado en su mesa, leerá una carta catastrófica. Y sin embargo, el decorador debe proporcionar al director un medio concebido con la suficiente elasticidad como para que su inspiración no se vea jamás obstaculizada por impedimentos materiales. Además, es de sobra sabido que a los directores les encanta rodar en la parte del decorado que no está construida.
En su tarea, el decorador tropieza con mil limitaciones y su oficio consiste precisamente en saber sacar partido de ellas. Entre las cuatro paredes del estudio, sin cielo, sin horizonte, sin suelo, debe estar preparado para responder a todas las necesidades. Su decorado no debe ser solamente iluminable, filmable, fotografiable, sino que debe además ser verosímil.
"Quai sur le canal St Martin", de 'Hotel du Nord (Hotel del Norte)', Marcel Carné, 1938 |
Un decorado verosímil no es una copia de lo real, sino una recreación; de lo contrario no harían falta los decoradores. Para construir un decorado verosímil el decorador debe recurrir más a su gusto y a sus recuerdos personales que a una documentación laboriosa. Es su deber ordenar todos esos elementos para componer una imagen verosímil, creíble, que el ojo acepte como una reproducción de la realidad. Es tarea suya elegir los accesorios, los estilos arquitectónicos, los materiales que darán a su obra el carácter y el ambiente requeridos.
Los decorados de una película constituyen un conjunto cuya homogeneidad hay que respetar. Un decorado de interior debe continuarse con el decorado de la calle que se divisa a través de la ventana. Y si más tarde en la misma película nos encontramos otra calle de la misma ciudad, esta segunda calle deberá estar en consonancia con la primera a través, por ejemplo, de los detalles de los materiales de construcción de las fachadas, que tal vez la vista del espectador no distinguirá, pero que sí percibirá como una sensación general.
"The office", de 'The apartment (El apartamento)', Billy Wilder, 1960 |
En resumen, lo que se espera del decorado es que tenga carácter, su carácter, ese carácter que nos sorprende y que hace que una calle de Belleville no se parezca a una calle de la Porte d’Italie, que el principio de los Grandes Bulevares no se confunda con el final. Ese carácter, repetimos, depende de un trabajo de reconstrucción, en el curso del cual el decorador organiza, en el marco de una acción, la idea de un ambiente. Esta idea tiene que ser verosímil y sería deseable que la acción lo fuera igualmente. Esto es tan cierto que, en general, las historias verdaderas tienen buenos decorados mientras que las historias que exigen la invención de ambientes en los que no se ha vivido (salones modernos hasta el delirio, vestíbulos de hoteles míticos, bares fantasmas de discotecas o de aeropuertos inexistentes) suelen ocurrir en dudosos decorados.
Entendámonos. Lo que se pide a los decoradores es que sean verosímiles, no realistas. Podríamos concluir diciendo de una forma general que no todos los decorados realistas son verosímiles, y que todos los decorados verosímiles son efectivos y funcionales para un propósito específico.
Alexandre Trauner, "L'objectif n'est pas l'oeil", en L’Écran français, 11 de septiembre de 1946.
Construcción del decorado de la imagen de arriba de 'Hotel du Nord' |
La archifamosa oficina de 'El apartamento' |
Un titán Trauner.
ResponderEliminarUn saludo.
alexander un capo todo un genio
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