Malcolm Sutherland es un ilustrador y animador canadiense. Nació en Calgary (Alberta), y estudió Grabado en el ACAD. Después se trasladaría a Montreal en 2002 para dirigir un corto animado para la NFB. Allí estudió Cine en la Universidad Concordia.
Su producción (ilustraciones, cómic y animaciones) tienen un corte experimental que lo aleja del gran público. Dispone de un par de sitios web (enlace 1 / enlace 2) donde podemos rastrear parte de esta producción. Ya que las fuentes habituales (IMDB, Filmaffinity o Wikipedia) ofrecen poca o ninguna ayuda, vale la pena que indaguemos por Youtube y Vimeo.
Como muestra, os traemos su cortometraje más conocido, Umbra (2010). Para explicarlo, voy a recurrir a un dibujo, unos versos y una teoría.
M. C. Escher, Ascending and descending |
El conocido dibujo de Escher, los ¿monjes? que dan vueltas subiendo (o bajando) en el plano real, pero sometidos a una geometría no euclidiana, siempre llegan al mismo sitio. Lo real y lo ilusorio actúan al mismo tiempo, como si las fronteras entre uno y otro se desdibujaran, o estuvieran sometidas a una lógica trascendental.
Jorge Luis Borges escribió:
Acaso un dios me engaña.
Acaso un dios me ha condenado al tiempo, esa larga ilusión.
[…]
Quizá no tuve ayer, quizá no he nacido.
Acaso sueño haber soñado.
Por último, un somero análisis sobre las paradojas. Concretamente, las autorreferenciales, aquellas en cuya arquitectura cíclica comparece la idea de infinito. Una paradoja autorreferente concluye en un doblez de interpretación, a la vez verdadera y falsa. La más conocida, la del mentiroso, afirma: Soy un mentiroso. Si digo la verdad afirmando que soy un mentiroso, la proposición sería falsa. Si por el contrario, he mentido al decir que soy un mentiroso, lo que dice la proposición sería correcto, lo que invalida a su vez la afirmación.
A mí me gusta mucho la paradoja de Russell (popularizada como la del barbero), que en definitiva viene a decir que si un conjunto contuviese a todos los conjuntos que no se contienen a sí mismos, ese conjunto debería ser elemento de este conjunto, lo cual es absurdo, y viceversa. Si no estuviera contenido en este conjunto, éste sería incompleto, pues faltaría un elemento.
Si aquel dibujo, esa cita borgiana y las paradojas autorreferentes logran o no explicar el cortometraje de Sutherland, como cabría esperar, no es verificable. Espero, al menos, que disfruten con su visionado, como quien halla placer en la tortura, visión en la ceguera, o destellos en la podredumbre.
Excelente cortometraje para ejemplificar las paradojas infinitas.
ResponderEliminarCreo que jugando con las paradojas todos podemos despabilar un poco el cerebro.
Y aquí les dejo una frase de un gran despabilado: "¿Comprendéis ahora por qué los grandes hombres solemos ser modestos?" (Antonio Machado, Juan de Mairena).
(aunque esa frase es falsa porque "todos somos iguales, aunque unos más iguales que otros").
Saludos
Tendrá que ver con eso que llaman ilusión óptica?
ResponderEliminarAsí lo he entendido, o más bien, desde esta perspectiva he querido mostrarlo.
ResponderEliminarGracias por comentar, Antonio. Te lo digo desde la modestia, claro, jeje.
¿Por qué no, Javi? Es un cortometraje muy abierto a cualquier interpretación: bucles infinitos, ilusiones ópticas, pura ensoñación surrealista...
ResponderEliminarGracias por pasarte, Javi.
Mi entrada sobre el H-R creo que se entendía mucho mejor que esto, jeje... Pero me gusta este corto; te hace pensar al menos, que no es poco...
ResponderEliminarEn un mundo sin sombras ─lo que equivale a decir sin Sol, sin una estrella cercana que nos dé luz y calor─ no es posible la vida, de ahí que todos corran hacia la sombra: la sombra es vida. Ahora bien, y una vez en la sombra ¿qué?... Pues como no vemos nos caemos y hemos de levantarnos para volver a empezar: el fiel retrato de nuestra vida, que no es sino una montaña rusa con infinidad de subidas y bajadas. Y así hasta que se produzca el eclipse, al final de nuestros días... En fin, NI IDEA, jeje... Yo creo que es muy surrealista esta historia, pero está bien. La forma en que nos la presentaste también me gustó mucho. Una entrada francamente entretenida ;-)
Saludos.
Muy interesante tu análisis, Kine, muy interesante. Y tan ceñido a tu pasión por las estrellas.
ResponderEliminarGracias por pasarte y comentar.
La paradoja como generadora de esquizofrenia, aquella que hace tambalear nuestra realidad, que no es otra que la que percibimos a través de nuestros sentidos. Pobre protagonista tan lindo y tan desorientado. Al ver el video se me han ocurrido un montón de interpretaciones como la que ya he expuesto, pero me pregunto si su autor no estaría en pleno vuelo, extasiado o algo semejante. En cualquier caso muy interesante y poética tu presentación.
ResponderEliminarUn saludo
Todo puede ser, Cristina. ¿Pero a qué clase de vuelo te refieres? Jeje...
ResponderEliminarGracias por tu comentario, me gusta lo de "lindo y desorientado".
Un corto fantástico con un final... extraordinario. Eso sí, un corto angustioso, como los propios dibujos de Escher, siempre encerrados en sí mismos, siempre sin principio ni final (como la biblioteca de "El nombre de la Rosa", regentada por ... Jorge de Burgos), opresivos, como las paradojas sin solución. Esos malditos cretenses.
ResponderEliminarSaludos.
A mí me lo parece, desde luego. Estos mundos infinitos en su finitud, en su arquetípico reflejo, siempre han despertado mi curiosidad científica a los vericuetos de la mente. Malditos cretenses... ¿por qué le dieron ventaja a la maldita tortuga? ¡Pobre Aquiles!
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