Después del largo paréntesis estival, es tiempo de volver a ponerse en forma, y para ello nada mejor que una dieta a base de recetas ricas, sabrosas y nutritivas que nos proporciona la gastronomía inglesa. Para nuestra primera receta, tomaremos dos rebanadas de pan de molde (sin corteza, si queremos dotar a nuestra creación de un toque de elegancia), las cuales untaremos cuidadosamente con mantequilla. A continuación, pondremos unas rodajas de pepino pelado, previamente secado con un papel absorbente para evitar que humedezca el pan, en una de las rebanadas y pondremos la otra encima. A continuación cortamos las rebanadas por la mitad, de forma que obtengamos dos mitades triangulares y de esta forma podremos exhibir orgullosos nuestra primera muestra de gastronomía inglesa, el famoso "Sandwich de pepino", aunque sin duda, alguien habrá que se lo coma, que hay gustos para todo, oiga. Yo personalmente, prefiero el bocata de calamares.
Dentro de la gastronomía inglesa, goza de una gran reputación a nivel internacional el "Desayuno Británico". Tal es su reputación, que Alfred Hitchcock hace decir a uno de sus personajes en la película Frenesí que "los ingleses deberían desayunar tres veces al día". Yo estoy por seguir su consejo. Estoy seguro de que mi colesterol se pondría muy contento.
Pero como no todo en esta vida ha de ser llenar la panza, este mes nos proponemos explorar el terreno de Comedia Británica, que sin duda tiene mas alicientes que su gastronomía.
La comedia británica.
El cine cómico o de comedia se caracteriza por la inclusión de gags, chistes o bromas, tanto visuales como verbales con el fin de conseguir la hilaridad del espectador. El cine cómico inicia su andadura prácticamente con el comienzo de este arte. "El regador regado" (1896), de los hermanos Lumière se considera la primera película cómica de la historia del cine. La comedia inglesa se caracteriza por ser una comedia costumbrista, en la que se describe la sociedad del momento. Entre las primeras comedias inglesas están "La mujer del granjero" (The Farmer's Wife, 1928) , Champagne (1928) y "Lo mejor es lo malo conocido" (Rich and Strange, 1931) rodadas por Alfred Hitchcock en los años 20.
La cuna de la comedia británica por excelencia son los Estudios Ealing. Ealing es un barrio occidental de Londres, bien situado junto a la Central Line que lo enlaza rápidamente con el corazón de la City. Ya a principios de siglo XX era una próspera área residencial suburbana, cuyos habitantes eran profesionales de clase media que preferían las casas victorianas, situadas en medio del verde y de los espacios aún rurales de Ealing, al ajetreo metropolitano londinense. En 1902, Will Barker, uno de los pioneros del cine británico, compró dos fincas justo enfrente de Ealing Green, el núcleo histórico del suburbio: West Lodge, rodeado de cuatro acres de terreno, y The Lodge. Se convirtieron en las sedes de los estudios y de las oficinas respectivamente.
Basil Dean, propietario de Associated Talking Pictures, se hizo con los estudios a principios de los años 30. En 1938, Michael Balcon se unió a Dean como Jefe de Producción, y los estudios pasaron a llamarse Ealing Studios. En 1944, los estudios pasaron a formar parte de la Rank Organisation y en 1955, fueron comprados por la BBC.
En los años 30 y 40, la Ealing produjo muchas comedias con estrellas como George Formby y Will Hay. La compañía también contribuyó usando material de los documentalistas para hacer mas realistas los filmes bélicos. En esto filmes se incluyen Went the Day Well? (1942), The Foreman Went to France (1942), Undercover (1943), y San Demetrio, London (1943).
En el periodo de la posguerra, Los estudios produjeron una gran cantidad de comedias que llegaron a convertirse en el sello distintivo de los estudios. Estas comedias eran, a menudo, ligeramente satíricas y reflejaban aspectos del carácter británico y de su sociedad. La primera fue "Clamor de indignación" (Hue and Cry) en 1947 y la última Barnacle Bill en 1956. Entre medias se rodaron Whisky Galore! (1949), "Pasaporte para Pimlico" (Passport to Pimlico, 1949), "Ocho sentencias de muerte" (Kind Hearts and Coronets, 1949), "Oro en barras" (The Lavender Hill Mob, 1951), "El hombre del traje blanco" (The Man in the White Suit, 1951), "Los apuros de un pequeño tren" (The Titfield Thunderbolt, 1953) y "El quinteto de la muerte" (The Ladykillers, 1955), que se consideran cásicos del cine británico y que lanzaron a la fama a Alecc Guinness.
Durante esos veinte años, desde 1938 a 1955 (con la prolongación hasta 1959, pero ya no en Ealing) se enfatizan las mejores cualidades del espíritu y de la cultura británicos. Durante esa veintena desfilan la llamada solidaridad colectiva del inmediato periodo prebélico y durante la guerra; la modélica revolución puesta en marcha por los laboristas en la posguerra, que mediante una drástica política de nacionalizaciones fundamentan en cinco años el Welfare State y pierden el poder; el retorno, con los años cincuenta, a la libertad consumista y a un relativo bienestar; el resurgimiento de una cierta pomposidad colonial bruscamente interrumpida en 1956 con la crisis del Canal de Suez, signo definitivo del fin del imperio británico al que seguirán, enseguida, el crecimiento progresivo y acentuado de las contradicciones culturales, religiosas y económicas en las que se basaba el "espíritu de cuerpo" británico.
El cine del periodo de oro de los estudios Ealing refleja de modo sustancial ese contexto tranquilo en el que se desarrolla, desde las discusiones en el pub de enfrente de los estudios, hasta las verandas abiertas sobre los jardines que rodean a las oficinas. Es un cine de barrio con independencia del barrio o la ciudad en la que se ambiente cada película; un cine de pequeños grupos compactos abiertamente de clase media. El lugar de su ubicación tiene, así, un acentuado relieve simbólico: representa el irrepetible espíritu de los Ealing y de la Inglaterra de un determinado periodo histórico, más que cualquier otra característica de sus películas.
Fuentes:
Cuando el estudio es la estrella: La comedia Ealing (35 semana de cine de Valladolid)
Descubrí esos sandwiches de pepino en The Importance of Beign Earnest, producida por la Ealing Studios, que sigue en la brecha intentando ofrecer buena comedia, por descontado con el innegable toque británico: puede que los guiones hayan cambiado y que los actores tampoco sean lo mismo, pero una buena comedia británica sigue siendo un puntazo doble: garantía de risas y de éxito crítico y comercial.
ResponderEliminarUn abrazo.
p.d.: yo creo que su afán por esos pepinillos es porque para ellos, con su clima, vienen a ser algo difícil de conseguir y por lo tanto, apreciado.
(Pobres: mi reino por un pepinillo.... :-) )
Desde luego, la comedia británica tiene un punto que la hace inconfundible.
ResponderEliminarY, a juzgar por títulos recientes, siguen cocinándose con ingredientes frescos.
Salud
Sin lugar a dudas la comedia británica es infinitamente mejor que su cocina. Yo también prefiero el bocata de calamares (con pan con tomate). Un saludo.
ResponderEliminarfantástico formato de blog, me ha entrado un hambre de cine y de comida que no te digo ná.
ResponderEliminarUn abrazo
Esas películas las vi hace mil años en unos de esos añorados ciclos de la 2 (entonces Segunda Cadena, sin más tonterías). Pese a todo, las recuerdo aún bastante bien. Eran estupendas. De comida británica, mejor ni hablar, que residí por allí un tiempo. El primer día que llegué desayuné y cené lo mismo. Una aberración.
ResponderEliminarHombre, Ricar2, otro de "mi quinta", jajaja.
ResponderEliminarYo también vi esas películas en la "segunda cadena" y guardo muy grato recuerdo de ellas. Humor fino y de sonrisa, no de carcajada. Coincido plenamente con La guionista reflexiva, el cine británico es muy superior a su gastronomía... Se ve que el hambre aguza el ingenio.
¡Qué buena presentación! Pues ya espero con ansia todos los platos, este mes toca atracón de risas.
ResponderEliminarHombre, no exageremos, que su gastronomía también esconde joyitas. Algunos quesos (algún Cheddar, Stilton,...) y cervezas (cualquiera de Samuel Smith). Y no se me ocurre mucho más, la verdad :-)
ResponderEliminarEn lo que creo que estamos todos de acuerdo es en que una buena comedia británica es un buen aperitivo para cualquier momento del día.
Buena sugerencia y estupenda presentación. Gracias.