sábado, 8 de mayo de 2010

John Ford, el patriota rojo

Es muy habitual que la figura de John Ford sea tachada de conservadora e incluso fascista, hasta el punto de haber lastrado su incuestionable valía artística hasta que los jovencitos del Cahier's de Cinema le reivindicaron como maestro. Esta visión demuestra una miopía evidente tan solo observando su obra, tan compleja e incluso a veces contradictoria como su propia vida, y donde conviven tratamientos cercanos al racismo de personajes indios o negros, con apasionados alegatos a favor de estas minorías; o exaltación de valores militares, con obras de marcado carácter social. Aunque para ser justos, también hay quien ha hecho análisis intentando demostrar el carácter libertario de algunas de sus películas, como por ejemplo la inconmensurable "Centauros del desierto".
Sin embargo es poco conocida la actividad política de Ford, y no sólo en su juventud, donde todos somos "un poco locos", sino hasta bien entrada su madurez, digamos cerca de su medio siglo.

Pues sí, ya de joven comenzó a dar muestras de afinidades "sospechosas", y así en su viaje a Irlanda, en noviembre de 1921, se interesó por las actividades del Ejército Republicano Irlandés (IRA) de Éamon de Valera y Michael Collins. Estuvo con su primo Martin Feeney, miembro de una columna volante del IRA, y sus compañeros revolucionarios, a los que entregó dinero para la causa. Dinero por cierto que parece que le fue parcialmente devuelto por la hacienda americana como "gastos laborales". Hay quien dice que posteriormente siguió recaudando y mandando dinero para la lucha irlandesa, aunque no existe constancia documental de ello, pero lo que sí es cierto es que mantuvo su simpatía con ella a lo largo de toda su vida.

También se mostró muy activo dentro de su gremio, convirtiéndose en 1927 en el presidente de la Asociación de Directores de Cine, fundada en 1915 por su hermano Francis y J. Farrell Mac Donald, demostrando ya su liderato en la profesión, aunque parece que esta era una organización bastante fraternal y con poco contenido político.

El 23 de diciembre de 1935 participó en la reunión celebrada en la casa de King Vidor en la que los doce asistentes contribuyeron con cien dólares para la creación del Sindicato de Directores de Cine, acusado por mucha gente de Hollywood de ser de "inspiración comunista", aunque ya sabemos lo dados que son en Hollywood a "inventarse historias". Vidor fue nombrado presidente y Ford tesorero, seguramente por su reconocida habilidad para hacer películas por debajo del presupuesto. Posteriormente le fue ofrecida la presidencia en varias ocasiones, pero él siempre prefirió mantenerse más en la sombra, aunque sumamente activo.

Partidario convencido de la causa republicana durante la Guerra Civil española, fue uno de los fundadores del Comité de Artistas Cinematográficos de Ayuda a la República Española, junto con Dudley Nichols, Dashiell Hammet, Lester Cole, Melvyn Douglas, Fredric March y otros, reuniendo fondos para los soldados republicanos y los refugiados españoles.

En julio de 1937 Hemingway, rojo convencido, fue a Hollywood a recaudar también fondos para la República, y a tal fin se celebró una fiesta en casa de Frederic March y señora a la que asistió Ford. Se proyectó el documental "Tierra española" de Joris Ivens que Hemingway había ayudado a rodar. No sabemos si por la impresión ante la extraordinaria película de Ivens, o por el impacto de la conversación con Hemingway, el caso es que de allí salió una donación por parte de Ford de una ambulancia, que seguro que les vino muy bien a los republicanos en los tiempos siguientes, con todo lo que les cayó encima.

Por esas fechas su sobrino Bob Ford se encontraba en España como miembro de las Brigadas Internacionales y le escribió a su tío para agradecerle su apoyo. Ford le respondió: "Me alegra que [tengas] la parte buena de la sangre O'Feeney. Parte de ella es realmente horrible [...] Somos mentirosos, débiles y unos borrachos egoístas, pero siempre ha habido una sólida rebeldía en la familia y una pasión especial por la justicia. Me alegro que hayas heredado el lado bueno. Políticamente, soy un auténtico demócrata socialista [...] siempre a la izquierda." No me digáis que esta última frase no se podría hasta cantar, a mi me recuerda a alguna de aquellas tonada de Quilapayun

A principios de 1938, Ford se convirtió en vicepresidente, junto con Philip Dunne y Miriam Hopkins, del recién fundado Comité Democrático de Cine, presidido por el novelista Dashiell Hamett. La organización tenía un papel destacado entre los grupos del Frente Popular de Hollywood y su principal razón de ser era la difusión de las causas del liberalismo, el antifascismo y el antirracismo. Su trabajo era ejercer presión sobre los derechos y la legislación de las libertades civiles y hacer campaña a favor de los candidatos progresistas y liberales para las elecciones. También se implicó de forma activa en la Liga Antinazi de Hollywood, otra coalición de izquierdistas y liberales unidos por su lucha contra el fascismo. Todos ellos evidentemente bastante rojos, y muchos de ellos con pedegree, es decir, militantes del Partido Comunista Americano.

Por su posterior trascendencia, cabe destacar su presencia el 17 de mayo de 1938 junto a Frank Capra y Herbert Biberman en representación del Sindicato de Directores de Cine, en el piquete de apoyo del primer día de huelga del periódico Hollywood Citizen-News, provocada por el despido a cinco miembros del staff como venganza por el intento de sindicalizar el periódico. La foto de los tres directores en el piquete naturalmente apareció en la prensa, lo que sirvió para que el Comité de Actividades Antiamericanas, que se creó tan solo nueve días más tarde, apuntara en el expediente de Capra: "La edición del 30 de mayo de People´s World decía que Capra formaba parte del piquete de huelga del Hollywood Citizen, instigada por los comunistas", lo que, junto con otros cargos similares, acabaría causando problemas a Capra durante el periodo de las listas negras de posguerra, obligándole a pedir ayuda a Ford.

Curiosamente durante el mismo periodo, entre 1934 y 1941, Ford ejerció como espía semioficial para la Inteligencia Naval de los Estados Unidos, observando y haciendo informes sobre la importante presencia de pesqueros de arrastre japoneses en las costas de Hawai, Panamá, Méjico, Baja California y varios enclaves del Pacífico. La Inteligencia Naval sospechaba que estaban reuniendo información para la Marina Imperial japonesa y almacenando equipos y suministros para posterior uso de los submarinos.

En 1939 creó el Servicio de Cine y Fotografía de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), predecesora de la CIA, para documentar las acciones militares durante la Segunda Guerra Mundial, suministrar cartografía y realizar reconocimiento fotográfico, aunque no empezó a funcionar hasta 1941.

A nuestros ojos pueden parecer contradictoria la simultaneidad de ambos "activismos", pero quizás no lo sea tanto si tenemos en cuenta que durante la época del Frente Popular los americanos de izquierda tenían entre sus objetivos enfatizar la retórica patriótica como vía para encontrar puntos en común con los liberales en defensa de los principios básicos de la democracia. Planteamiento por cierto que hoy podemos seguir viendo, los documentales de Michael Moore son un buen ejemplo de ello. No sé si en el caso de Moore es sólo una estrategia, pero creo que en el de Ford las dos actividades eran sinceras, la patriótica y la "rojilla", aunque conociendo su perfil más ladino vete tú a saber.

Para terminar con esta sorprendente deriva volvamos al cine. En 1939 se estrenaron nada menos que "La diligencia", "El joven Lincoln" y "Corazones indomables", la informal "trilogía americana" del director, que realizó en el tiempo que le quedaba entre piquete, espionaje japonés, reunión sindicalista y activismos varios. Con esas tres películas Ford entró en la leyenda, con ellas empezó a filmar la historia de América como nadie antes lo había hecho, y con ellas demostró también que efectivamente, y al menos durante una buena parte de su vida, podía ser un patriota rojo.

Después, ideológicamente, para unos maduró, para otros se hizo viejo, pero esa es otra historia...

10 comentarios:

  1. Tras leer este estupendo trabajo sobre Ford no puedo evitar exclamar:

    ¡¡¡HOMÉRICO!!!

    Muchas gracias :-)

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  2. Ja, ja, ja, gracias Supercinexín, todo el mérito es de Ford y de Joseph McBride, autor del excelente y documentado estudio "Tras la pista de John Ford", que es de donde hemos la información

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  3. Corazones Indomables, bufff... me han venido ganas de racuperarla cuanto antes.

    Felicidades por tu blog, y tu conocimiento milimétrico del cine y de Ford. Te añado a los links del mío.

    ¡Un saludo!

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  4. Saludos, Rock'n'Roll Outlow, y bienvenido al blog.

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  5. Excelente entrada! Espero que sirva para cambiar esa idea de Ford fascista que aún tienen algunos sectores. Felicidades.

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  6. Debía andar muy liado el Sr. Ford, ¡que bárbaro!.

    Fenomenal artículo. Muchas gracias. También a Ford y a McBride, no sabía que colaboraban con el Blog :-)

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  7. Ford ya viene siendo habitual, y McBride, pues bienvenido sea, jaja.

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  8. Hombre Xavi, me alegro que te haya gustado. Aprovecho para felicitarte por aquí por tu excelente blog, que visito con cierta frecuencia. Tu colección de carteles es realmente impresionante.

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  9. Interesantísimo documento el que nos ofreces sobre el genial John Ford; recuerdo que hace muchos años, en una sesión de cine fórum disfrutamos de una película de Ford (no me acuerdo de cual, pero para el caso es lo mismo) y un individuo que se las daba de entendido empezó una perorata proclamando que Ford era un facha ultraderechista y conservador, y a mí, jovencito y tímido, se me pusieron los ojos en chiribitas porque no había visto nada de lo que el "experto" aseguraba haber entendido.

    Con el paso de los años he comprendido que Ford, además de genio, era un hombre y como tal un ser complejo: sus afinidades con el IRA son evidentes en The Quiet Man a pesar de haber dulcificado la historia original más politizada; y por lo que hace al respeto a las minorías, baste señalar la confianza depositada en Woody Strode, que aparece sin acreditar en La Diligencia y acabó ofreciéndole casi un protagonista años más tarde, avanzándose en el tiempo a muchos.

    Por no hablar de su relación con los nativos americanos, a los que favoreció al contratarles en diversas ocasiones desde que decidió rodar en Utah y Arizona: cada rodaje era como un maná para aquellas pobres gentes que carecían de ingresos regulares. Y nunca les racaneó los sueldos. Y acabó presentándolos como víctimas del hombre blanco, algo impensable años antes.

    Supongo que toda esa complejidad es la que hace las películas de John Ford tan grandes, en definitiva.

    Saludos.

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  10. Xavier Sans Ezquerra dice:
    Lo cortés no quita lo valiente, no importa la ideología que tuviera John Ford, a los cinéfilos solo nos interesa su fundamental obra.Totalmente al márgen de todo tipo de conjeturas, es la obra de uno de los más grandes directores de la historia del cine.
    Una cosa es cierta, J. Ford tenía muchos amigos fascistas,éso sí: John Wayne, Ward Bond...

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