lunes, 13 de julio de 2009

Un día en la vida de Andrei Arsenevich

Los que conocemos el cine de Tarkovski sabemos que no es un artista cualquiera, sabemos que es único y nos sabemos partícipes de su esencia más genuina al contemplar sus películas. Es una experiencia diferente, muy cercana a la religiosa, que nos acerca a lo innombrable e incomprensible a través de múltiples sugerentes metáforas. Tarkovski se sirve del cine (como hubiera podido ser escritor o escultor) para prodigar lo que él siente como verdadero, para paladear en pequeñas dosis lo que aquí, en la tierra y como seres humanos podemos vislumbrar de la trascendencia. Al igual que un músico con sus partituras, cada una de sus cintas forma parte de un todo, lo que es su obra: una unidad construida convincentemente con tesón y fervor.

Este documental representa un pequeño homenaje a su figura y a su producción. Realizado a modo de comparación y de alegorías entre sus películas y su vida, nos muestra al maestro ya en su estado más deprimente, cuando la enfermedad ya actuaba sin piedad. Diversas escenas con su mujer y su hijo conducen momentos de gran emotividad y confirman que vida y cine a veces son parte de una misma esencia.

Marker nos adentra con prudencia en sus películas sin desvelarnos los misterios, pero sí como mostrándonos el camino a seguir en caso de necesitarlo. Veneración, madurez, discernimiento, profundidad, además de una muestra de la tradición rusa de la que Tarkovski se sentía tan orgulloso y pertenecedor, son algunos de los aspectos que podemos disfrutar en el documental.

Puede haber quien espere un poco más del Tarkovski humano, un poco más de su ángulo casero y familiar, pero teniendo en cuenta cuándo se grabó y en qué circunstancias, me parece un documento insustituible y de gran valor histórico.

"Un día en la vida de Andrei Arsenevich"… para seguir venerando a nuestro profeta más querido, uno de los creadores más ambiciosos que han llegado más lejos en nuestra historia humana más reciente.

6 comentarios:

  1. Excelente reflexión, que más se puede decir de Tarkoski...

    Así que hablaré un poco más de Chris Marker, uno de los tipos más peculiares y más comprometidos que ha dado la historia del cine, funador junto con Alain Resnais y Agnès Varda del grupo "La rive gauche" de andadura paralela a "La nouvelle vague".
    Fundamentalmente conocido por "La Jetée" y "Sans soleil", la primera una de sus pocas incursiones en el terreno de la ficción y la segunda una obra inclasificable, más un ensayo que simplemente un documental, es obligada la revisión de su trabajo en torno a mayo del 68, no solo por el valor del material producido, sino también, o sobre todo, por la investigación que supuso en cuanto a formas de creación colectiva, en algunos casos anónimas, las experiencias de creación colaborativa con los sujetos protagonístas, la posibilidad creativa de no profesionales...

    Empezando con "Lejos de Vietnam" ("Loin du Vietnam", 1967), película colectiva realizada con Jean-Luc Godard, Joris Ivens, William Klein, Claude Lelouche, Alain Resnais, Agnès Varda y muchos otros profesionales que se embarcaron en esa aventura de plantar cara a la intervención estadounodense.

    Siguiendo con "A Bientôt, j'espère" (1968), punto de partida de lo que en poco tiempo sería la creación de los "Grupos Medvedkin", formados por los propios obreros de las fábricas para la producción y realización colectiva de películas militantes. Muy interesante la audición de "La Charnière" (1968), realizada por el Grupo Medvedkin de Besançon, donde se registra la discusión entre cineastas y obreros que tuvo lugar tras el estreno de "A Bientôt, j'espère"

    Su participación anónima en los "Cinétracts" (1968), equivalente cinematográfico de los carteles y grafitis de Mayo. Su colaboración con los Comités de Acción...

    Madre mía, cómo debió ser aquello...

    ResponderEliminar
  2. Enrique Carratalá15 de julio de 2009, 23:41

    Pues sí, debió ser una auténtica locura. ¿Qué ha quedado de aquello?

    ResponderEliminar
  3. Desde luego lo vivido. Cuando tienes la oportunidad de hablar con alguno de los protagonistas te das cuenta de que les marcó de por vida. Hay casos como el de Jean Pierre Thorn, cineasta autor de “Atreverse a luchar, atreverse a vencer” entre otras, que en el 71 dejó todo y se metió en la fábrica Alsthom de Saint Ouen como obrero especialista, porque pensaba que la revolución había que hacerla desde dentro, y allí se pasó nueve años...

    Pero además en Francia ha dejado una fuerte izquierda más allá de la socialdemocracia, y potentes movimientos de base, y una capacidad de movilización social envidiable, y la práctica del debate social...

    Y sobre todo nos han quedado formas de hacer que duran hasta nuestros días.

    ResponderEliminar
  4. Enrique Carratalá17 de julio de 2009, 0:43

    La izquierda en Francia es fuerte, pero no es sincera. Su capacidad de movilización social es enorme, pero abusa de sus privilegios.

    ResponderEliminar
  5. Ostras Enrique, tú tienes información privilegiada, ja ja ja.
    En serio, eso me lo tienes que explicar algún día, porque me has dejado muy intrigado.

    ResponderEliminar
  6. Enrique Carratalá18 de julio de 2009, 11:55

    Voy a menudo por allí, y me entero de cosas... jajaja

    ResponderEliminar