La película dirigida por Michael Curtiz en 1954 según todos los grandes críticos del cine coinciden en que "le falta algo", ese algo es que quizás su protagonista principal Edmund Purdom no esté a la altura de esta producción. Esto tiene su explicación en que fue buscado deprisa y corriendo para suplir al gran Marlon Brando, que dejó plantado a la Fox para este papel que habían hecho a su medida. Brando por este tiempo era ya una estrella rutilante y dijo refiriéndose a este tema frases como "Hollywood tiene un glamour pútrido" o "la única razón por la que estoy aquí es porque no tengo fuerza moral para rechazar el dinero".
El reparto compuesto por Victor Mature, Jean Simmons, Gene Tierney y Peter Ustinov, estaba preparado para empezar el rodaje al igual que todo el equipo técnico, los decorados terminados, todos esperaban la llegada de Marlon Brando, cuando llegó una carta del psiquiatra del actor, en ella el galeno decía que su paciente estaba bajo una gran tensión mental y se enfrentaba a una importante crisis personal, todo lo cual le impedía encarnar al médico del antiguo Egipto protagonista de la historia de Waltari.
Años más tarde el actor reconoció que la carta en cuestión había sido un truco para librarse de interpretar la película, pero cuando dejó plantada la producción a Zanuck casi tienen que ingresarle, víctima de una apoplejía.
En los años 50 Hollywood ya no era el de antes, y los estudios no podían suspender a sus estrellas a discreción. Solo podían denunciarlos en los tribunales, esperando un juicio que podía dilatarse en el tiempo durante meses. No había por tanto forma de obligar a Brando a que interpretara la película, de manera que el proyecto se llevó a cabo con Edmund Purdom en el papel protagonista.
Las extravagancias de las estrellas chicos...
El reparto compuesto por Victor Mature, Jean Simmons, Gene Tierney y Peter Ustinov, estaba preparado para empezar el rodaje al igual que todo el equipo técnico, los decorados terminados, todos esperaban la llegada de Marlon Brando, cuando llegó una carta del psiquiatra del actor, en ella el galeno decía que su paciente estaba bajo una gran tensión mental y se enfrentaba a una importante crisis personal, todo lo cual le impedía encarnar al médico del antiguo Egipto protagonista de la historia de Waltari.
Años más tarde el actor reconoció que la carta en cuestión había sido un truco para librarse de interpretar la película, pero cuando dejó plantada la producción a Zanuck casi tienen que ingresarle, víctima de una apoplejía.
En los años 50 Hollywood ya no era el de antes, y los estudios no podían suspender a sus estrellas a discreción. Solo podían denunciarlos en los tribunales, esperando un juicio que podía dilatarse en el tiempo durante meses. No había por tanto forma de obligar a Brando a que interpretara la película, de manera que el proyecto se llevó a cabo con Edmund Purdom en el papel protagonista.
Las extravagancias de las estrellas chicos...
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