viernes, 3 de abril de 2009

Requiem por un sueño


El estado de subjetividad narcotizada.
El trabajo del Aronofsky después de la aclamada Pi, narra la vida de cuatro personajes arrastrados por el mundo de las drogas y de cómo el sueño americano se derrumba ante sus ojos.

Claramente influenciada por el cine de Danny Boyle en Trainspotting en el modo de rodar el cine sobre drogas, pero mientras Boyle traslada al espectador a una situación de subjetividad, Aronofsky se resiste a hacerlo primando la intensidad y la cruda realidad del mundo de abstinencia que pretende mostrarnos. Otra influencia que se denota en el film, es la admiración de director inglés por Spike Lee, imprimiendo a su película de una sensibilidad visual en movimiento continuo en las escenas en las que los protagonistas se “chutan”, pupilas que se dilatan y se contraen, vasos que se llenan y se vacían, frigoríficos que se mueven… hipercinesia en estado puro.

Ellen Burstyn consiguió una nominación de la academia por su personaje de Sara, la madre del protagonista y que perdió la estatuilla a manos de una Julia Roberts claramente inferior en su papel de Erin Brockovich. Sara obsesionada con los programas de televisión inicia un tratamiento con anfetaminas para intentar perder peso cuando le llaman para participar en un concurso televisivo. Por otro lado la historia de Harry, su novia Marion, y su mejor amigo Tyrone, los tres trafican, consumen y se precipitan a un final trágico.

El manicomio, la cárcel, el hospital y la protitución hacen que el espectador deje el cine no queriendo ver las drogas en su vida, todo ello bañado por una banda sonora memorable de Clint Mansell. Los momentos finales de locura están entre los momentos más escalofriantes que he visto en muchos años.

2 comentarios:

  1. Me pareció una película cruda, durísima, y a ratos poética. Poética en su ocaso, trágica en su inevitable desenlace, real en sus conclusiones. La poética de la droga no la hace hermosa en ningún momento, sino abominable, infernal.

    En cuanto al Oscar a J. Roberts, mejor ni comentarlo. La Academia está llena de injusticias...

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  2. Dices que el espectador sale del cine no queriendo ver las drogas en su vida, ¿y qué me dices de la tele?, yo porque no tengo, que si no ese mismo día la había tirado por la ventana.

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