domingo, 19 de abril de 2009

Clark Gable, la corona del Rey

CLARK Gable, LA CORONA DEL REY

370 páginas, 14 x 21 cms.
Encuadernado en Rústica.
1 pliego central en papel couché 150 grs. con 54 fotografías en Blanco y Negro.
P.V.P: 20.00 €

Algunos comentarios sacados del libro “Clark Gable, la corona del Rey”

El primero tiene como protagonista a Robert Taylor, con un reconocimiento artístico conseguido, buscando antes Louis B. Mayer un acorde reconocimiento salarial, empieza hablando L.B. …

- Creeme Robert, yo tengo dos hijas maravillosas. Sin embargo, vengo echando en falta un hijo varón. Uno guapo y educado, como tú…

- Señor Mayer estoy manteniendo a mi madre con lo que usted me paga. Por eso yo quisiera…

- Lo tendrás todo en menos tiempo del que imaginas y el mundo será tuyo, porque representas lo que mi corazón me pide a gritos y quiere América de sus jóvenes. Ante todo esto, hablar de dinero es como mancillar un ideal. ¿No crees Bob..?

Cuando Bob salió de la oficina lo aguardaba Howard Strickling y le preguntó si había conseguido el aumento.

- No, pero gané un padre…

El segundo tiene como protagonistas a Audrey Totter y al Rey, en un detalle de galantería …

Una anécdota que contó luego Totter cenando con el monarca refleja el ligue, y de paso, la sabia táctica empleada con determinadas mujeres para conquistarlas sin soltar un céntimo:

-Estábamos cenando en un restaurante y se cruzó Lana Turner con unas joyas que quitaban el hipo. Él se dio cuenta. Me miró y dijo “tú las llevas por dentro” –

Un tercer comentario, sobre Vida Rebeldes, su última película

El público no esperaba menos de él. Por eso su estilo era el de siempre. Así lo refiere Huston en sus memorias:

A Clark le gustaba recordar sus comienzos en el teatro. Eran conversaciones de actores de los viejos tiempos. En dos o tres ocasiones creí ver maneras de mejorar su interpretación . Me equivocaba. Siempre tenía que pedirle que volviera a hacerlo a su modo.

Son tres comentarios que ayudan a describir el libro, por una parte nos encontramos con numerosos comentarios más o menos amplios sobre personas que en mayor o menor medida han tenido algún tipo de relación con el rey y, por otra parte, su lado personal, más humano y galán. La conjunción de ambas junto a un análisis profesional inherente a cualquier biografía de Clark Gable hacen de este libro, un entrenamiento grande al no sólo centrarse en una biografía sino también a su entorno aportándose gran cantidad de curiosidades.

Se pueden poner pegas al libro, algún aspecto que quizás sea un pelín reiterativo pero seguro que quien lo lea no lo notará y encontrará otros, yo que sé.

El libro, además, lo muestra como un gran profesional, con gran respeto por todos sus compañeros de profesión, si bien es cierto que era consciente de sus limitaciones . En otro lugar del libro dice:

No soy un actor. Lo que la gente que va al cine quiere ver no es un actor. Es a mí

Eso sí, la vida la vivió muy pero que muy intensamente ….

Lombard (su gran amor), Tracy (grandes amigos), Hepburn, Harlow, William Powell, Joan Crawford, Riskin, Harry Cohn, Errol Flynn, Kay, Marylin…. Loretta Young ….

Por cierto, el apodo del Rey se lo puso Tracy, igual que le puso el apodo de Bogey a Humphrey Bogart.

No hablo más sobre el Rey, creo que no hace falta.

En la contraportada de "Clark Gable, La Corona del Rey" podemos leer

En los años treinta le llamaban el "Rey"; en ese momento les hacía falta uno. Si Shirley Temple tranquilizó al público de la Depresión asegurándole que la inocencia seguía existiendo, Gable era la prueba viviente de la supervivencia de la fuerza viril. De hecho, él de por sí era una revolución de la masculinidad: después de la juguetona decadencia de los "rugientes veinte" -los Valentinos con sus borlas-, Hollywood había llenado la pantalla parlante de tenores acartonados y dulzones muchachos de Broadway.

Gable también venía del escenario, pero su peligrosa sexualidad estaba hecha para la intimidad de la pantalla. Despés de rodar nada menos que doce películas en 1931, su primer año en la Metro-Goldwyn-Mayer, al actor se le veía tan omnipresente que la frase despectiva de moda era: ¿Quién te crees que eres, Clark Gable?».

Su estatus de Júpiter de Hollywood quedó sellado con Lo que el viento se llevó (1939), pero parece que Gable nunca superó la muerte de su tercera esposa, Carole Lombard, que murió en 1942 al estrellarse su avión, y en los papeles que hizo después de la guerra su despreocupación y sus hoyuelos no lograban disimular una cierta inseguridad. Pero la leyenda sobrevivió hasta el final. Al trabajar junto a él en su última película, Vidas rebeldes (1961), Marilyn Monroe dijo: ¿Imaginan lo que significó para mí recibir un beso de Gable?».

http://www.cinemitos.com/tbeditores/Paginas/84-95602-28-8.asp

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