Quien no haya visto Camino, no puede participar en el debate permanente que nos viene a buscar en las reuniones sociales, desayunos de trabajo o ambientes culturales. Dicho esto y hecha mi invitación a ver la película me gustaría dejar claro mi total desacuerdo con la declaraciones de Fesser en el que se vanagloria de la objetividad de Camino, pues mire usted señor Fesser, la película rezuma los aromas de Mediapro y con esta credencial no hacen falta más datos para ver el propósito moral de la cinta. Ahora bien, la película busca provocar el debate entre las dos Españas, la conservadora y la liberal, el problema es que Roures o Fesser, tanto monta monta tanto, desde su perspectiva política nos presenta la parte conservadora como la más caduca, trasnochada, lúgubre y tenebrosa de las familias derechonas.
La película nunca deja impasible al espectador y le plantea una disyuntiva que si somos capaces por un momento de abstraernos de nuestras ideologías política y ser medianamente objetivos puede ser muy instructiva. Por un lado la niña criada en un entorno social y familiar a partir de las creencias religiosas de su familia del Opus Dei, más o menos criticables, pero ¿quienes somos nosotros para opinar de como buscan los demás la felicidad? y por otro lado, porque el entorno religioso se ha lanzado tantas criticas encarnizadas a la obra de Javier Fesser. ¿Cuánto de real hay en la que nos presentan y lo que realmente es el Opus Dei?, en mi opinión debe haber algo o mucho de cierto (si te picas ajos comes).
Desde luego si alguna conclusión se puede extraer es la de que en esta vida hay que huir de los posturas extremas, tanto en lo religioso moral representado en la cinta por el Opus Dei, cómo de los que se rasgan las vestiduras considerando inaceptables los comportamientos de algunas familias por hecho de querer educar a sus hijos dentro de la fe.
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