lunes, 7 de diciembre de 2009

Yo, Fatty


Hotel Saint Francis, habitación 1221
San Francisco

Cuando una puerta se cierra, otra se abre,…para darte en las narices.


Yo, Fatty
Autor: Jerry Stahl
Editorial: ANAGRAMA 2008
14.0x22.0 cm, 320 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
Año de edición: 2008

Yo Fatty, te atrapa desde el primer momento, Jerry Stahl se mete dentro de la piel de Roscoe Arbuckle y nos presenta su “autobiografía” de una manera, sobre todo, intensa. Desde su infancia hasta su muerte. Nos cuenta la evolución, crecimiento artístico, culmen y declive de una figura clave en la historia del cine, y no sólo en el aspecto puramente artístico.

El libro, la veracidad de lo que se cuenta, parece todo lo documentado que se puede. A priori, no tiene porqué ser más o menos creible que una autobiografía o biografía al uso, incluyendo cierta parcialidad. En cualquier caso resulta entretenido, interesante y lo es más si te gusta esa época del cine, entonces realmente disfrutas mucho más del libro que por momentos parece una película. Un montón de anécdotas y curiosidades contribuyen a describir de forma amena, y más o menos divertida, la historia.

Me ha gustado el libro, bastante, aunque tiene ciertos altibajos y en algunos momentos da la sensación de que pierde el hilo y puede haber alguna incoherencia. No me importa, me interesa la historia, el libro puede ser parcial, yo también, me fio de Keaton, apoyo y amigo fiel de Roscoe hasta el final. No sé si me he equivocado de bando, es posible, o no. Roscoe Arbuckle fue el más grande, el más querido, el más odiado. Ejemplo de moral y de lo contrario.

Condenado desde que nació, por su padre, por su físico, van surgiendo nuevas condenas, el alcohol, el dinero, la heroína, algún aprendiz de médico. Inocente ejecutado antes del juicio, durante y después, sin perdón y repudiado. Mack Sennet, la Keystone, Chaplin, Keaton, Joe Schenck (a quien valora mucho)…..Es historia de Hollywood, de la época, de un linchamiento. Le tocó a él.

No es el objetivo del libro parar con detenimiento en sus películas, es más personal, duro, nos cuenta las circunstancias que marcaron su vida artística y el entorno en el que se desenvolvía. Muestra a una persona fatalista y, aún así, optimista, o resignado, también fuerte, inasequible al desaliento, un poco idealista la visión sobre Roscoe. Pienso que se hace demasiado hincapié en los malos tratos recibido de niño, acosado por su físico y por su padre. Al igual que también me parece excesivas las alusiones sexuales que tratan de ser justificativas de lo que sucede después, pero que pueden llegar a cansar un poco. Quizás demasiadas referencias previas al juicio, juicio real con menos presencia que el verdadero juicio de fondo, el que se hace a todo y todos los que rodearon a Arbuckle.

En cuanto a la edición en sí, está dividido en siete partes subdivididas en numerosos subcapítulos no muy extensos que favorecen la lectura. Un índice, con las siete partes, con apenas notas al pié de página (por lo menos están al pié, no como otros libros o ediciones que las juntan al final). Lástima algunas palabras que se han debido cuidar en la traducción o edición, se hace duro leer vicioverso, anandando, drogota y algunas más, pocas pero algunas. Nada de filmografía, ni de bibliografía, el índice parco y ya está (además del prólogo que por otra parte es muy ilustrativo).

Algunos extractos del libro (y un buen video)

La infancia fue dura, sobre todo su padre ...
Si no hubieras nacido ella no hubiera enfermado.

Maldita sea joder, no puede ser mío, tiene la grupa de un cerdo. Me odió nada más verme.

Cuando mi madre murió, papá me dijo que yo la había matado. Borracho como una cuba, el viejo me azotó con el cinto y me encerró en un baúl durante una semana.

Mack Sennet y la Keystone
No hay comedia hasta que se caen las ruedas.

A Mack le importaba un bledo que se hiriera un empleado suyo. No se inmutaba. Con tal de que la cámara estuviera encendida y no sangraras dentro de su whisky.

Empezaron a irle bien las cosas económicamente...
Era una casa tan grande que hasta los armarios tenían armarios.

Y llegó el cambio, decisivo, a la Paramount
Puede que Keystone sea un nido de bichos raros, pero aquí cuidamos de nuestra gente. (Mack Sennet)

Si empujases a Adolph Zukor desde lo alto del depósito del agua de la Paramount, caería desde allí algún otro …

El juicio ...
Que te juzguen por asesinato es igual que salir al escenario, con la salvedad de que si el público te odia no te tira tomates, sino que te mata.

El infierno no siempre espera a que te mueras para invitarte a entrar. A veces quiere que tu vida en la tierra sea tan insoportable que aporreas las puertas para que te abran antes.

Roscoe Arbuckle era un tema tan popular en los sermones que el diablo debió sentirse relegado durante semanas después de mi absolución.

Digan lo que digan ser juzgado por asesinato es una oportunidad magnífica para aprender vocabulario. Mamá me enseño a buscar el lado positivo.


La única diferencia entre un amigo y un enemigo son cinco minutos y el precio correcto.

SINOPSIS:

La historia salvaje, y en ocasiones histérica, del primer escándalo de una celebridad de Hollywood, contada por la propia estrella afectada: Fatty Arbuckle. Abandonado de niño en Kansas, Roscoe «Fatty» Arbuckle triunfó primero en el vodevil y después en el nuevo medio cinematográfico. En el segundo decenio de 1900, Fatty fue más popular que Chaplin y el primer actor de la pantalla que ganaba un millón de dólares al año. Pero en 1921 le acusaron de violar y asesinar a la actriz Virginia Rappe. Aunque fue absuelto por un jurado unánime, las violentas conjeturas de la prensa destruyeron su carrera. Inculpado de un crimen que no había cometido, demonizado por los estamentos conservadores que le convirtieron en emblema de todos los males de la industria del cine, Fatty Arbuckle fue el primer famoso cuya supuesta culpabilidad –y presunta inocencia– galvanizó a Estados Unidos.

«Redime el recuerdo mancillado de un talento salvajemente grande y un gran hombre salvaje. ¡Adoro este libro!» (Johnny Depp);

«Con la risa en la oscuridad, la vergüenza de la especie y la tela barata, comida por las polillas, de una vida arruinada, Jerry Stahl ha tejido un cuento moral del que no hay escapatoria» (Nick Tosches).


3 comentarios:

  1. Pues no tiene mala pinta el libro. Habrá que buscarlo por ahí, a ver qué tal.
    El tema de las malas traducciones y/o ediciones es tremendo. Y lo más grave es encontrarse fallos de parvulario en editoriales consideradas de nivel alto.
    Yo suelo leer con un boli al lado para ir corrigiendo y con un paquete de pañuelos para limpiarme cuando me empiezan a sangrar los ojos al ver ciertos "palabros".
    Otro problema distinto pero relacionado se da en los subtítulos de algunas películas, que también tienen un rato en algunos casos (y ahí no se puede corregir con boli);-)

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  2. Pues sí, Supercinexín. Si una traducción es ya una traición al texto original, una mala traducción lo convierte en algo abominable. ¿A quién culpamos? ¿A las prisas del editor? ¿A la falta de responsabilidad del traductor? ¿A los correctores de la editorial?

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  3. En libros creo que debería extenderse algo que se hace muy poco: ediciones bilingües. Y ésto sea en la lengua que sea el original. Por respeto al autor. Además sirve para familiarizarse con otros idiomas.
    Efectivamente, Enrique, culpar sólo a uno de una mala edición es complicado. Al fin y al cabo el proceso es una cadena. Yo diría que la culpa última la tiene el mismo que se hace la foto cuando hay alabanzas, el que se erige como responsable de la editorial, que se supone que tiene que asegurarse de que todo sale bien. Pero no habrá que generalizar, que cada caso es un mundo...

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