jueves, 17 de diciembre de 2009

Trenes Rigurosamente Vigilados: Novela vs. Película

NOVELA

Esta estupenda novela, publicada en 1965, se la debemos a Bohumil Hrabal, uno de los grandes maestros de la literatura checa del siglo XX. Este autor fue censurado en 1968, no volviendo a aparecer un libro suyo hasta 1975. Sin embargo, siguieron circulando de forma clandestina copias mecanografiadas de sus escritos, por lo que su fama siguió creciendo.

Hrabal está fuertemente vinculado a la nueva ola del cine checo. De hecho la que se considera la primera película de la Nova Vlna, “Perlicky na dne” (“Perlas en el fondo”), de 1966, consiste en un conjunto de adaptaciones a la pantalla grande de relatos de un libro del mismo nombre del escritor.

Hrabal, muy en la línea de Jaroslav Hašek (autor de “Aventuras del Buen Soldado Svejk”) nos presenta una obra cargada de ironía y cinismo. Un libro lleno de ese característico humor checo, capaz de ver lo absurdo y humorístico incluso en las situaciones más duras.

Estamos ante una historia sobre la resistencia frente a la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente nos situamos en los últimos momentos de la guerra. Pero es una visión muy distinta a otras obras que tratan la misma temática, ya que se centra en mostrarnos el lado más humano de los empleados de una estación de trenes de un pequeño pueblo checoslovaco. En esta estación reciben la orden de controlar y dar prioridad a los trenes rigurosamente vigilados, es decir, transportes militares que se dirigían al frente para llevar provisiones y municiones a los soldados alemanes. Es una novela llena de personajes peculiares, donde la guerra sobrevuela las situaciones cotidianas y sólo al final se integra de forma contundente en la historia.

Así, tenemos a Milos Hrma, el protagonista, un joven que empieza a trabajar como aprendiz en la estación con la intención de seguir los pasos de sus familiares y vivir trabajando lo menos posible. Vivimos su despertar a la sexualidad y a la vida adulta. Enamorado de Masa, una hermosa revisora de trenes, su máxima preocupación consiste en superar sus problemas sexuales. Es tremendo el momento en que sufre su primer “problemilla” en un estudio fotográfico bajo un cartel que dice “Listo en 5 minutos” (también sale en la película). Personaje tremendamente ingenuo y tragicómico, se convierte en el gran héroe de la novela.

El factor Hubicka, otro personaje central, es un hombre obsesionado con las mujeres y el modelo a seguir de Milos Hrma. Cínico y mordaz, es quien organiza la rebelión final.

El jefe de estación, se nos presenta como un personaje bobalicón, preocupado sólo por su inminente ascenso y sus palomas. Y, aunque intenta disimularlo, siente una gran envidia de Hubicka.

Por las páginas del libro se pasean otros personajes (el jefe de movimiento Slusny; Zednicek, el consejero de la comisión disciplinaria; la mujer del jefe de estación; la telegrafista Zdenka, etc), todos ellos muy bien tratados.

Bohumil Hrabal se basó para escribir esta historia en su propia experiencia como ferroviario (uno de los múltiples trabajos que desempeñó).

Hrabal valora por encima de todo a los héroes anónimos. A la gente corriente, a menudo seres marginados, a la gente humilde. Se identifica plenamente con sus personajes: “Los errores que yo he cometido en la vida también los cometen mis protagonistas. Y lo que a mí me llena de orgullo, es decir las cosas pequeñas pero muy humanas, también llena de orgullo a mis héroes”. Promulgaba el “hominismo”, como contraposición al “humanismo”. Esto es, el interés por el hombre corriente más que por la humanidad en general. El hombre de a pie es su héroe. Para él, el hecho de poder y de saber soportar una vida gris, común, monótona, es lo verdaderamente heroico.

Asimismo, Hrabal siempre vivió con la máxima humildad. Cuando, tras la guerra, abandonó la casa paterna, fue a vivir a una antigua herrería sin cuarto de baño. Más tarde adquirió otra casa sin agua corriente, ya que según él: “Un escritor debe ser sencillo”.

“Trenes Rigurosamente Vigilados” se construyó a partir de “La Leyenda de Caín”, una narración anterior. Cuando acabó este relato lo dejó madurar. Mientras tanto, se dedicó a anotar anécdotas de ambiente ferroviario y se las contaba a sus amigos en casa o en sus adoradas cervecerías y tabernas para ver qué efecto causaban. Incluso visitaba al jefe de estación de Nymburk para contarle estas historias.

En los años 60 recupera la narración de “La Leyenda de Caín” y le da el toque final, creando la novela que nos ocupa: “Trenes rigurosamente vigilados” (Ostre sledované vlaky).

A propósito de la novela, Hrabal reflexiona: “Quiero descubrir hasta qué punto se puede jugar con dos motivos tan contradictorios. El motivo del ridículo y de lo obsceno al lado de un acontecimiento trágico, dominado por el motivo central: la lucha contra el enemigo. El protagonista, un ferroviario joven y tímido, no vacila en aceptar la tarea que le asignan, aunque conoce el final que ésta le reserva: la muerte. El libro habla de la eterna presencia de valores en un hombre a quien el enemigo usurpó el paisaje de su infancia y destrozó su lengua materna”.

Bohumil Hrabal murió en 1997 cuando cayó desde el quinto piso de un hospital mientras daba de comer a las palomas. La versión oficial lo atribuyó a un accidente, pero la hipótesis más aceptada, teniendo en cuanta la opinión de sus amigos y familiares, es la de suicidio. Para su último viaje Hrabal se vistió con sus mejores galas: sus viejos y apreciados pantalones vaqueros. Siempre humilde. Siempre genial.

Recomiendo plenamente esta novela (descarga aquí), que además se lee de un tirón. Una joya.


PELÍCULA

La adaptación cinematográfica la dirigió en 1966 Jiri Menzel, quien, por cierto, también sufrió la censura del régimen comunista.

Del guión se encargó el propio autor de la novela, Bohumil Hrabal. Estamos ante una de las adaptaciones más fieles que he encontrado de momento. La mayor variación estriba en el orden de los hechos según están relatados en el libro. Menzel comenta: "Si bien la novela fue escrita en forma de flashback, Hrabal ha logrado trasponerla al lenguaje cinematográfico en una precisa secuencia cronológica, evitando así el riesgo de confundir al espectador. Contrariamente a la tendencia prevaleciente en el cine de la época, hemos buscado mantener una narración clara y fácil de comprender".

Hacia el final de la película introduce un par de modificaciones: une la vista contra Hubicka con el momento del atentado y cambia el detalle de la muerte del alemán. También simplifica algunas situaciones de la novela (el tren ametrallado de la vía cinco y el ataque a Dresden, por ejemplo), pero en lo esencial la película es clavada al original. Además consigue mantener plenamente la mirada irónica del relato.

Los estudios Barrandov en principio habían pensado que la película la dirigiera Ewald Schorm. Pero éste abandonó el proyecto alegando que no sabría cómo afrontarlo. La película pasó entonces a manos de Vera Chytilová, muy interesada en llevarlo a cabo al haber pasado parte de su infancia en una estación ferroviaria. Pero al poco tiempo también abandonó la película. Fue entonces cuando Jiri Menzel tomó las riendas de la adaptación, comenzando una estrecha colaboración entre éste y Bohumil Hrabal para escribir el guión; colaboración desarrollada según el propio escritor “bajo el lema de una recíproca fe y humildad”.

Escritor y director forjaron el guión a base de paseos hablando y divagando acerca de cómo tenía que ser la película y, sobre todo, según Hrabal, “de cómo no sería, porque la esencia del arte verdadero reside en saber qué cosa no hacer”. Según Jiri Menzel: "Utilizando la sabiduría que había crecido en mi en la FAMU y apelando a mi experiencia de espectador, la primera cosa que hice fue liberarme de toda aspiración al título de Creador. La siguiente, fue respetar aquello que había estado escrito ya y subordinar todo al objetivo principal, que era aquel de traducir la novela en una película, para que fuera accesible al espectador cinematográfico medio que no lee, pero al mismo tiempo permitiese al espectador más culto apreciar este cambio de vestido de la forma literaria en imágenes visibles concretas y en rostros humanos".

Tras varias versiones previas, Hrabal se toma un descanso al ver que están llegando a un punto muerto en sus divagaciones. Al final, escribió gran parte del guión definitivo en día y medio. A partir de ese momento todo fue sobre ruedas.

Bohumil Hrabal decidió no pasar por el rodaje, dejando que Menzel hiciera las cosas a su manera. Y porque según el escritor, “la grabación de una película, para mí, es una cosa tremenda que de noche me hace caer de la cama si se me ocurre pensar en ello”. Por su parte, Menzel se pasó todo el rodaje atemorizado. Cuenta Hrabal que cada vez que se encontraba con el director por la calle, éste se llevaba las manos a la cabeza mientras decía: "¡Oh, señor Hrabal! ¡Estoy haciendo una chapuza con su pequeña historia, de verdad!". A lo que Hrabal contestaba: “¡Siga con su chapuza!”.

La película se rodó en blanco y negro, siendo Jaromir Sofr el encargado de la fotografía.
La música, que merece ser destacada, la llevó a cabo Jirí Sust.

La búsqueda del actor que interpretara al protagonista, Milos Hrma, fue complicada. Menzel estaba empeñado en usar actores no profesionales en la medida de lo posible. Probó un montón de candidatos, pero ninguno cuajó. Llegó un momento en que el propio Menzel se hizo una prueba a sí mismo, llegando a una conclusión: “¡Soy demasiado viejo, lástima!”. Pero, cuando la desesperación reinaba, la mujer del director de producción sugirió a Václav Neckár, un joven cantante. Y, como dice Hrabal: “Y así fue, a pesar del hecho de que tuviera un ojo más bajo que el otro y que una de sus orejas sobresaliera de la cabeza como una ala de pajarito”.

Le acompañan en el reparto, en los papeles principales, Josef Somr como el factor Hubicka y Vladimir Valenta como Max, el jefe de estación. Jidka Scoffin interpreta a Masa, la joven revisora. También destaca en su actuación Vlastimil Brodský como Zednicek, director de la comisión disciplinaria. Tanto éstos como el resto de personajes, más o menos importantes dentro de la historia, pero todos y cada uno de ellos con su toque especial, están muy bien llevados a lo largo del metraje.

Preguntado Bohumil Hrabal por si prefería la película o la novela, éste opinó: “Diría que las dos obras son verdaderamente complementarias la una de la otra, habiendo mucha realidad en la película y tantas imágenes visibles en mi prosa. Pienso que esto es debido al hecho de que me baso mucho en los diálogos y no pierdo nunca de vista este aspecto de la realidad que se presenta bajo la forma de un hecho o de una historia, e incluso sus elementos transcendentales y levemente metafísicos busco traducirlos al lenguaje de la acción que, estoy seguro, está siempre presente, desde el principio, en nuestro pensamiento y también en el arte. Prefiero la película a mi novela, quizás porque en la época yo y Menzel nos entendimos tan bien, y porque Menzel, que era entonces bastante más joven que yo, buscaba de todos modos encontrar un denominador común conmigo, pese a ser más viejo que él. Quizás es por esto que todavía hoy continuamos siendo complementarios como dos espejos que se devuelven uno a otro el reflejo de nuestra visión poética. Pero estas reflexiones no van paralelas, se cruzan como las espadas en el emblema de la porcelana de Messein, y quizás el punto en el que nos cruzamos dará vida todavía una vez más a otro encuentro extraordinario y producirá otra película en la que buscaremos decir eso que nos interesa en este extraño mundo, un mundo en el cual esperamos y creemos”.

Al final, "Trenes Rigurosamente Vigilados" ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Cuando Menzel recogió la estatuilla atribuyó todo el crédito al novelista.
Aparte, obtuvo varias nominaciones en otros certámenes y reconocimientos varios.

Al igual que la novela, recomiendo sin dudas esta magnífica película.


CURIOSIDADES

Cuentan que el día que se examinaba para ser ferroviario, Hrabal se presentó ante el tribunal examinador en la estación de Kostomlaty, como era de rigor. El inspector le preguntó: “¿Cómo averiguaría usted cuándo llega el tren si los semáforos estuvieran estropeados?”. A lo que Hrabal contestó: “Con los ojos”. “Muy bien”, repuso el inspector, “¿y si estuviera nublado?”. Hrabal sacó del bolsillo un pañuelo, lo colocó al lado de un raíl, se arrodilló, acercó el oído al raíl y tras escuchar un rato se incorporó y le dijo al inspector: “El tren número 804 acaba de pasar por la población de Kamenné Zbozi”. El inspector, pasmado, le preguntó que en qué manual había aprendido eso, obteniendo la siguiente respuesta: “Lo he visto en una película del oeste protagonizada por Gary Cooper; éste era su método para distinguir si se acercaban los indios con sus caballos o bien una manada de búfalos”. El inspector lo aprobó con todos los honores.

Jiri Menzel ha adaptado más relatos de Bohumil Hrabal, quien participó en la fase de guión de varias de estas películas: "Smrt pana Baltazara" ("La muerte del señor Baltasar") (uno de los episodios de “Perlicky na dne”) , “Skrivánci na niti” ("Alondras en el alambre"), “Slavnosti snezenek” ("Fiestas de campanillas verdes”), “Postriziny” ("Tijeretazos”) y “Obsluhoval jsem anglického krále” ("Yo serví al rey de Inglaterra").

Para terminar, aquí os dejo el trailer de la película y un par de actuaciones de Václav Neckár en su faceta de cantante, aunque, sinceramente, yo prefiero que actúe...



He utilizado principalmente dos fuentes de información. Una es el prólogo (muy interesante) de Monika Zgustova que viene en la edición de "Trenes Rigurosamente Vigilados" de la editorial "El Aleph".
También me he servido de la introducción que hizo Bohumil Hrabal a una edición del guión de la película, introducción que podéis leer aquí.


Supercinexín para Grupo-Cineparagourmets
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15 comentarios:

  1. Una entrada completísima y muiy ionteresante. Te lo trabajas muy bien.
    Saludos

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  2. Gran película y gran novela.

    Yo tambien prefiero que actue en lugar de cantar sí...jajajjjaja

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  3. Gracias por el artículo.

    Me obliga a mirar la película de otra forma. Sinceramente, cuando la vi (hace poco) me llevé una gran desilusión. Posiblemente porque me había creado enormes expectativas. Me pareció que, aparte de imágenes de fuerte impresión, el ritmo de la película fue tedioso. Sin duda, el error es mío, y habrá que subsanarlo.

    De nuevo gracias.

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  4. Hombre, Enrique, tampoco creo que sea error tuyo.
    A mí me gusta le peli. A ti no te entusiasma. ¿De quién es la culpa?. Pues de ninguno. Simplemente es cuestión de gustos. A lo mejor la vuelves a ver y te gusta más... o no.
    No existe nada en este mundo que pueda gustar a todo el mundo. Sin ir más lejos, a mí algunas películas consideradas obras maestras ni me van ni me vienen, y no pasa nada. Creo que lo importante es tener criterio propio y respetar los gustos ajenos.
    Ah, y gracias por tus palabras, joselop44.

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  5. Soy un poco kantiano cuando se habla de gustos. Muchas subjetividades juntas forman una objetividad, y lo objetivo es que a mucha gente le gusta esta película. Intuyo que yo no vi lo que la hace tan especial, a pesar de buenos momentos (el discurso del joven al principio, la persistente rutina en la estación...).

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  6. ¡¡¡No me lo puedo creer, pero si lo que canta son Las flechas del amor de Karina!!! Madre mía cómo están las cabezas...

    A ver Supercinexín, ¿cómo que no es error de Enrique? Lo que tienes que hacer Enrique es volver a verla en una sesión triple, tras una de Pasolini y una de Tarkovsky, y ya verás como te parece hasta ligera, je je je.

    Por cierto, que se me están acabando los adjetivos para loar estas entradas. Esta es excelsa.

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  7. Pero si Tarkovski en ningún momento se me hace pesado (salvo Sacrificio, la primera vez que la vi, en la Facultad, presentada por un amigo del Opus). El tempo lento de las películas no es algo que me inquiete, al contrario: el rápido es el que a veces me agobia... Entiendo todo el uso que Menzel le imprime a su película para captar la vida tediosa en la estación. Pero al parecer, no me resultó suficiente.

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  8. Pues voy a discrepar. A mi entender, muchas subjetividades juntas forman, simplemente, un conjunto de subjetividades.
    Muchas veces las opiniones supuestamente personales reciben excesiva influencia (implícita o explícitamente) de opiniones ajenas, con lo cual la objetividad que te saldría de la suma de subjetividades sería una objetividad falseada.
    Y esta influencia está probada en asuntos medibles, imagínate en situaciones no cuantificables...
    En este sentido es interesante Solomon Asch y sus experimentos sobre conformidad y presión social (http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Asch).
    En conclusión: tener una opinión distinta no significa necesariamente estar equivocado; es más, disentir de lo establecido es lo que, muchas veces, hace que avancemos.

    Tiemblo de pensar en una presentación de Sacrificio hecha por alguien del Opus... uffff
    Muy buena peli, por cierto.

    Eduardo: te mandaré un diccionario de sinónimos jajaja

    Y ya no me enrollo más. Saludos y que os sea leve la noche.

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  9. Pues venga, yo voy a discrepar también.

    Muchas subjetividades juntas no son más que un conjunto de subjetividades cuando se quedan en posiciones individuales, si esas subjetividades interaccionan, debaten intercambian posiciones, argumentan y son capaces de llegar a consensos y comunes, entonces se convierten en una subjetividad colectiva.

    Ciertamente no deja de ser una subjetividad, quizás no "mejor" que otra puramente individual (si es que tal adjetivo es aplicable al caso), pero por lo general sí más inteligente y siempre de mayor valor social. Más incluso que la suma de subjetividades individuales aunque sea mayoritaria, porque esta es reduccionista y poco productiva en cuanto a la evolución del pensamiento.

    Completamente de acuerdo en que disentir nunca puede ser estar equivocado, siempre que se haga desde el respeto mutuo de las distintas opiniones. No puede haber consenso sin un disenso previo.

    FUN FUN FUNNNN...

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  10. Uf, que nos metemos en camisas de once varas, y yo no pretendía tanto. La objetividad es nouménica, claro. Tampoco pretendía desviarme por definiciones psicológicas (muy interesante el experimento de Asch, no lo conocía, Supercinexín).
    Eduardo ha mencionado el extraño concepto de "subjetividad colectiva". Es otra forma de llamarlo. Cuando hablo de un error de percepción no me estoy refiriendo a no tener un criterio propio. Lo tengo: la peli no me apasionó. Por los motivos que fueran... Pero al contrastar, observo que hay quienes han visto y sentido lo que yo no vi, sentí. Recuerdo factores en contra que pudieron haber influido: la vi en versión doblada porque los subtítulos desaparecían rápido y me desconcertaban. Además, lo hice en dos tandas, lo que no lo favorece.
    Y ahora volvamos al tema, ya que nos tiramos de la lengua: la objetividad está considerada como algo inalcanzable, pero en la misma forma que lo es la subjetividad. El concepto de sujeto se construye a partir de otros externos, la propia subjetividad es observada como fenómeno, no como noumeno. Sería absurdo pretender que nuestras subjetividades se corresponden con nuestros sujetos: ¿cuánto de lo que soy yo es realmente mío? Cuando juzgo: ¿qué parte de mí, aunténtica mía, es la que juzga? Está claro que es imposible discernir un yo objetivo capaz de elaborar un juicio subjetivo. Entre este imposible, y el imposible de comprender el objeto que se juzga... ¿Dónde situarnos? En lo social, espero: si muchos ven algo brillar en un sitio en el que no aprecio brillo, ¿es que ven menos mis ojos? Si es así, la solución es muy sencilla. Pero si otros ven un brillo que yo no veo, es posible que la realidad que estábamos observando estuviera incompleta. Que el brillo y el no-brillo forman parte de la misma realidad. El hecho es más complejo. Pero la realidad no deja de ser una: lo objetivo existe, aunque no podamos percibirla en su totalidad.

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  11. Pero Enrique, lo que muchos ven en Tarkovsky es un coñazo infumable, y unos pocos un cine de gran valor, ¿dónde se sitúa ahí la realidad? El objeto existe, claro, hay una película, ¿pero existe UNA realidad en cuanto a su valor?
    De hecho es curioso, porque en casos como Tarkovsky lo que ocurre es justo lo contrario de lo del ejemplo del brillo, la gran mayoría solo ve un aburrimiento, unos pocos un maestro, pero lo que se impone como criterio social "objetivo" es que es un maestro, no en lo que ven la mayoría, sino en lo que ven "los que saben"

    Voy a dar un ejemplo de lo que yo entiendo por subjetividad colectiva. Si supercinexín y tú hubieseis hecho una crítica conjunta de los trenes, ella te habría explicado cuáles son los valores que ha visto en la película, tú se los habrías discutido, habrías apreciado cosas que quizás se te hubiesen escapado, y a su vez le habrías explicado qué defectos o carencias le ves, por qué te ha parecido lenta, etc. De ese intercambio de pareceres saldría una posición con la que ambos os sintieseis cómodos, que evidentemente no sería al pié de la letra ninguna de las dos opiniones personales, pero que recogería una complejidad mucho mayor, o lo que es lo mismo, la aproximación al objeto observado sería más completa.
    Como dices, el brillo y el no-brillo forman parte de la misma realidad, y si la realidad no deja de ser una (cosa que yo no tengo nada claro) la única forma de aproximarse a ella es intentar conjugarlos en una misma explicación de lo que vemos --> subjetividad colectiva --> inteligencia colectiva. Ahí sí es donde yo situaría lo social y no en la suma de opiniones individuales del mismo signo.

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  12. Lo que dices es puro Hegel, aquello de la tesis - antítesis ->síntesis, lo que es social puro, si no fíjate en Marx. Yo no he dicho que lo social sea suma de opiniones del mismo signo. Afortunadamente no. Al contrario, lo social es una fuerza inconmensurable, bruta, que arrastra todo el peso de la historia. Arrastra las concepciones cambiantes de la realidad, se amolda y las moldea, todo en uno.
    Quienes tildan a Tarkovski de aburrido no lo hacen sin cierto criterio: no creo tampoco que entre las intenciones del realizador ruso esté la de animarnos la fiesta. Pero hay que verlo también así: otra cosa es entender que lo que muchos entienden por aburrido, otros debamos entenderlo por lento, reflexivo o introspectivo, o simplemente ambientalista. En fin, que hay que leer bien la realidad.
    De Supercinexín creo que ajusta bien las palabras a lo que quiere decir. Y es buena observadora (espero que no la contrate Hacienda, que si no andamos "apañaos"). Si sabe ver, y sabe escribir, qué menos que preguntarnos por qué no vi lo que ella vio. Qué aspecto de la realidad permaneció a mis ojos oculto...

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  13. Mi "problema" es que no entiendo la realidad como una sola sino como una pluralidad; que creo que es imposible llegar a un conocimiento total de las cosas; que me cuesta aceptar conceptos como "lo absoluto", "lo objetivo"...
    Como apunta Eduardo cuando habla de la subjetividad colectiva y la inteligencia colectiva, se intentan conjugar las diferentes visiones del mundo para dar lugar a una visión más completa, compleja y ordenada. A nivel social esto es, sin duda, muy útil. Diría que necesario. Muchas veces el resultado es, ciertamente, sinérgico. Lo malo es que otras muchas veces, por diversos motivos, se pierde o desvirtúa información relevante. Por eso creo que hay que estar bien atento a las opiniones que se desvían de la corriente principal.
    E insisto en que siempre hay que tener en cuenta las influencias sociales y/o culturales, que todos estamos expuestos a ellas.

    No esperaba que la conversación fuera por estos derroteros, pero reconozco que me encantan estas discusiones. Eduardo y Enrique, gracias por estos momentos. La lástima es no poder quedar para continuar charlando con unas cañas o copas delante, que el tema da mucho de sí... y ver Trenes y Sacrificio, claro ;-)

    Y gracias, Enrique, por tus palabras. Si alguna vez me contrata Hacienda haré la vista gorda contigo por tratarme bien... jajaja

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  14. Una conversación así, con cañas delante, es de las "interminables" y "compadreo". Y por cierto, que recordaré esas palabras "por si acaso", jaja.

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  15. Solo una cosa más, y ya paro hasta las cañas. Desgraciadamente lo colectivo, cuando raramente se produce, suele ser minoritario y desviado de la corriente principal, que suele ser simplemente aditiva, o asunción de postulados ajenos.

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