Desde que vi el cartel había depositado muchas esperanzas en esta película. El nuevo cine chino, de la mano de realizadores como Jia Zhangke, o el mismo Yimou cuando se adentra en los espacios íntimos de la China rural, imprimen un nuevo sello al panorama fílmico internacional, ahondando en temas sociales de fuertes contrastes entre modernidad y tradición, del cambio vertiginoso al que se someten las ciudades y el quietismo estacional de esos pueblecitos perdidos en pasajes inaccesibles a los que la mano del gobierno llega de forma muy rudimentaria.
En esta encrucijada se encuentra el juez Feng, que debe, con su ridículo escudo nacional a lomos de un caballo, repartir la justicia gubernamental en esa China rural que los acepta, pero sometida a sus antiguas tradiciones. En este viaje le acompañan su secretaria Yang, que debe jubilarse a la edad de 46 años porque un nuevo decreto la obliga a tener un título universitario aunque cuenta con una gran experiencia, y Ah-Luo, un joven juez recién salido del cascarón universitario al que le costará adaptarse a esta "imagen" de juez casi ridícula.
Este planteamiento me resultó atractivo. Las interpretaciones son buenas, el trabajo de fotografía es excelente, la dirección novel de Jie Liu más que aceptable. El problema es que en seguida la película cae en la autocomplacencia. La tensión sólo se entrevé al final de la película, y para entonces, la atención del espectador ha ido decayendo. Una historia demasiado plana, donde nuestro compromiso con los personajes acaba por resbalar en esa planicie.
Mi puntuación: 7/10
En esta encrucijada se encuentra el juez Feng, que debe, con su ridículo escudo nacional a lomos de un caballo, repartir la justicia gubernamental en esa China rural que los acepta, pero sometida a sus antiguas tradiciones. En este viaje le acompañan su secretaria Yang, que debe jubilarse a la edad de 46 años porque un nuevo decreto la obliga a tener un título universitario aunque cuenta con una gran experiencia, y Ah-Luo, un joven juez recién salido del cascarón universitario al que le costará adaptarse a esta "imagen" de juez casi ridícula.
Este planteamiento me resultó atractivo. Las interpretaciones son buenas, el trabajo de fotografía es excelente, la dirección novel de Jie Liu más que aceptable. El problema es que en seguida la película cae en la autocomplacencia. La tensión sólo se entrevé al final de la película, y para entonces, la atención del espectador ha ido decayendo. Una historia demasiado plana, donde nuestro compromiso con los personajes acaba por resbalar en esa planicie.
Mi puntuación: 7/10
Para ver la película on-line, pincha en la imagen:
ite a3
Seguramente me anime a verla, más que nada por "el quietismo estacional de esos pueblecitos perdidos en pasajes inaccesibles", a veces se necesita, aunque no haya demasiada tensión o quizás por eso se pueda disfrutar de la fotografía.
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