miércoles, 15 de julio de 2009

Dama por un día

Frank Capra apunta directamente al corazón con esta película más conocida por el remake que el propio Capra dirigió casi treinta años después, Un gángster para un milagro (1961), con Bette Davis y Glenn Ford.

Capra dirigió esta película en 1933. Estamos en plena crisis financiera mundial. Esta película hace eco de este suceso: la principal protagonista es una mendiga, vendedora ambulante de manzanas, que protagoniza espléndidamente May Robson (estuvo nominada al Oscar a la mejor actriz, que aquel año consiguió Katharine Hepburn por Gloria de un día, 1933). La suerte no acompañó a esta película, que perdió en las otras dos nominaciones: la de mejor guión adaptado y la de mejor película. Una lástima, porque es de las grandes: enormes interpretaciones, fabuloso y sentimental guión con un irremediable happy ending (de hecho, no sería hasta el año 36 que veríamos películas de índole pesimista como El bosque petrificado), y una irreprochable dirección que mantiene el pulso de la película, representando un drama social desde la comedia.

¿Crees en cuento de hadas? Está claro que Capra sí. Y es que todo en esta película es encantador hasta la saciedad: la enorme bondad que destilan todos sus personajes, la gran cantidad de historias dramáticas endulzadas por las buenas intenciones de todos, representando las más variopintas condiciones sociales: mendigos, gángsteres, aristócratas, policías, políticos...

Obra maestra con un destino aciago, pero de visionado obligado. Si aún fuera posible, respetando el orden de los factores: primero ésta, y luego el remake.

2 comentarios:

  1. Como le dijo Harry Cohn a Frank Capra
    "¡Pequeño hijoputa, puedes hacer que la mierda sepa a manzanas!"

    Particularmente agradezco ver de vez en cuando este tipo de películas. Bondad, buenas intenciones,.... excelente realización, guión, interpretaciones...

    Gracias Sr. Capra.

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  2. Tú lo has dicho M.A., ver películas como ésta te hacen pensar en que el mundo es mejor de lo que es, luego desgraciadamente hay que volver a la realidad...

    ¡Ojalá el mundo fuera como Capra nos lo contaba!

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