miércoles, 7 de noviembre de 2012

CINEFÓRUM DE SOBREMESA (porque el cine nos alimenta...)
Hoy: La Huella, (Joseph L. Mankiewicz, 1972)


¿Qué añadir a todo lo que se puede encontrar en la red sobre 'La huella (Sleuth)'?

Tras mucho buscar y pensar hemos decidido que, como en alguna otra ocasión hemos hecho, tome la palabra el director del filme y sea él mismo quien  nos revele algunos detalles sobre la última película que dirigió allá por 1972.

Para ello hemos extractado algunos fragmentos de una entrevista que le hizo Michel Ciment a Mankiewicz en "Positif" n. 154 en 1973 y que fue publicada en el nº 10 de  "Dirigido por..." (febrero de 1974).

Para completar, enlazamos abajo algunos blogs amigos que han hablado sobre 'La Huella'. Lecturas muy recomendables, sin duda.




Sin más, os dejamos com Joseph L. Mankiewicz:


- 'La huella (Sleuth, 1972)' es una obra de Anthony Schaffer y sin embargo, ¿la película no parece un guión original de Mankiewicz?

- El guión es muy diferente de la obra. Debo decir que Anthony Schaffer se mostró muy cooperativo y comprensivo. Quería tratar una vez más uno de mis temas preferidos y que me han fascinado siempre -y que en 'La condesa descalza (The Barefoot Contessa, 1954)' mostraba sin duda muy claro- el de que la vida remite a los guiones.

He empezado esta película con un "proscenium" y figurines de cartón que anuncian una escena en el sótano donde Wyke muestra cuadros con estos figurines, como si fueran recreaciones de sus libros, y terminé la película con un paro sobre la imagen donde los personajes se vuelven siluetas de cartón mientras la cámara retrocede.

Andrew Wyke y Milo Tindle, así como los acontecimientos que han vivido, se han vuelto la obra de Wyke, el papel se ha transformado en una de estas novelas, lo que da una dimensión metafísica a la historia. Que yo sepa, nadie en este país ha notado este detalle, nadie ha encontrado que se volvían siluetas de cartón, que la cámara, es decir el director, se retiraba con burla y declarando: "Era mi juego, lo que acaban de ver es una de las obras de Andrew Wyke". Ya que la vida de este hombre empieza a ser su obra. La crítica americana no está preparada para mirar una película americana de este modo, la crítica americana lleva el cilicio, el hábito de los penitentes. Porque tantos de sus compatriotas son ruidosos y vulgares, se lamenta de ser hiper-modesta. Porque tantos de sus compatriotas se desinteresan de la cultura, se duele de ser hiper-cultural. ¡Pero solamente cara a las obras extranjeras! Cuando mira una obra de su país, se dice: Es americana, por tanto debe de tener unos límites. Límites que rehusa designar a obras como la de un hombre tan grotescamente deshonesto como Antonioni. En una gran medida, Antonioni fue creado por la crítica americana, que se dijo: Veo cosas que nadie más ve. A fin de cuentas la película perfecta será el día en que ningún espectador comprenderá, pero la crítica le proveerá de un código para comprenderla. De nuevo he cambiado y olvidado su pregunta...

Volvamos a 'La huella'. He querido en la adaptación acentuar el contraste entre las clases y mostrar que el intelectual, por el hecho de serlo, cree ser mentalmente superior al no-intelectual. Es el caso de Andrew Wyke. Ciertamente no es el más intelectual de los intelectuales, es pomposo, pero al fin y al cabo ha leído mucho y es el autor de novelas policíacas de gran éxito, en el estilo de los años 30 (otra cosa todavía que me fascina: la gente que se ha parado en una época y no ha evolucionado). Yo mismo, en la mitad de los años treinta, interpretaba todos estos papeles: "Charades", buscas del tesoro, asesinatos. Pues bien, cuando alguien con gran poder como él, un miembro de la alta sociedad, humilla a los pobres y débiles, puede suscitar en el adversario un talento terrible para la revancha que de no existir él no hubiese tenido ninguna razón para que existiera. Y es a lo que Andrew Wyke no estaba preparado.

En la obra original, Milo Tindle no era "cockney", dirigía una agencia de viajes y era mitad judío mitad italiano. Preferí que fuera un peluquero, es decir alguien que hubiese subido la escala social fornicando, ya que la peluquería es propicia a esto. Uno de los aspectos brillantes del papel de Michael Caine, es su acento. Probé de hacerle utilizar su acento como un violinista se sirve de su violín. Michael, que al principio entra en el laberinto con su acento de gentleman, no es más en el momento de su asesinato supuesto, que un "cockney" histérico que llora y solloza, y que abandona toda pretensión de ser un gentleman o hablar como tal. Durante toda la película, según las tensiones de la situación, le hice controlar o no su acento. Fue muy divertido. [...]


- ¿Cómo se desarrolló su colaboración con Schaffer sobre 'La huella'?

- El trabajaba en esta obra cuando nos conocimos. Hablamos antes y si yo tenía sugerencias a hacer las insertaría en el texto, tanto si él las aceptaba como si no. He trabajado de esta misma forma con Benton y Newman en 'El día de los tramposos (There Was a Crooked Man, 1970)'. Pues siendo yo escritor, me es muy difícil no escribir una película que yo mismo voy a dirigir. A principios de mi carrera, después de 'El castillo de Dragonwick (Dragonwyck, 1946)', dirigí deliberadamente guiones de otros, porque quería conocerlos, juzgarlos y sacar de ellos todo lo mejor. Incluso en esta época colaboré en guiones. Lo que prefiero, ante todo, por tanto, es escribir y dirigir mis propios guiones. Pero ahora no comprendo cómo, en el espacio de dos años, pude escribir y dirigir 'Carta a tres esposas (A Letter to Three Wives, 1949)', 'Un rayo de luz (No Way Out, 1950)', 'Eva al desnudo (All About Eve, 1950)' y 'Murmullos en la ciudad (People Will Talk, 1951)'. Es cierto que subía escaleras en esta época y que corría mucho más que ahora. Pero escribir lleva su tiempo y me gusta trabajar solo, sabiendo que escribir es un oficio solitario. No comprendo cómo se puede colaborar con alguien sobre un guión y en este sentido nunca se me ha ocurrido sentarme al lado de alguien y escribir con él. Como director, puedo discutir el guión de otro y decirle lo que pienso sobre él, pero no puedo colaborar con él.

[...]

- En 'La huella', ¿de quién es la idea del laberinto?

- Es mía , como la del espejo. Las marionetas tampoco estaban en el guión y me empezaron casi a dirigir. Para cada película me gusta pasar por lo menos un día completo solo junto al decorado enteramente montado. De este modo pasé toda una tarde en disponer las marionetas en diversos sitios. Y mientras el film avanzaba tenía el sentimiento de que cada una de estos muñecos poseía una personalidad distinta. Una noche durmiéndome pensé que la bailarina estaba enamorada de Michael Caine y me puse a pensar en lo que todavía no había rodado, en la manera en que ella esperaba que él bajaría la escalera, dónde giraría la espalda cuando es alcanzado por una bala, o dónde ella le miraría cuando él telefonearía a la policía. Y esta mujer que está en el piano, severa y dominante, que controlaba realmente a Andrew Wyke, y no quería la presencia femenina en esta casa, de hecho no quería a nadie. Y el marinero... Pensé más en estos muñecos que en los actores reales. En todas mis películas hay este género de cosas, pero este film fue el más satisfactorio ya que estaba impulsado a inventar constantemente, a causa de los propios límites del tema: dos actores en una habitación. ¡Después de todo, es la primera vez en la historia del cine que el reparto en su totalidad fue propuesto para el Oscar de la mejor interpretación!


- Fue un desafío por su parte, ya que Ud. estima que no se escucha en el cine, hacer una película en donde dos actores hablan sin cesar durante dos horas y veinte minutos.

- Hasta el estreno de la película, tuve unas discusiones terribles con los productores para que no me amputasen escenas enteras, para que no impusieran un entreacto... Si la película no hubiera sido un gran éxito comercial, le puedo asegurar que en este momento estaría truncada y no estoy seguro tampoco de que se esté cortando en este mismo momento. Estuve ansioso ciertamente, fue un desafío para forzar al público a escuchar nuevamente en el cine. Schaffer escribió un guión muy bueno y tuve dos actores igualmente buenos que creaban entre ellos esta alquimia particular que se encuentra cuando el reparto es adecuado. Nadie ha creado una estrella y nadie ha podido saber jamás lo que iba a ser o no un éxito. Nadie ha podido saber si al público le gustaría o no una película. Es él unicamente quien tiene el poder de crear las estrellas. Marilyn Monroe no se distinguía de las dieciocho otras Marilyn Monroe, salvo a los ojos de una persona que no era individual, el público, que sintió en ella algo que nadie había sentido. Y es maravilloso, ya que esta incertitud permite la creación. En los años treinta se esperaba poderse deshacer de los actores, de los realizadores, de los guionistas, se esperaba encontrar el medio de fabricar un espectáculo de cincuenta minutos que la gente se contentaría con mirar boquiabierta. Y es lo que hacen delante de la televisión. Yo pensé que en 'La huella' el público escucharía porque tendría miedo.


- En los conflictos de poder que nos muestra siempre, ¿dónde coloca Ud. los conflictos entre hombres y mujeres?

-Descuidamos a las mujeres porque son los seres humanos más complicados y al mismo tiempo los que ofrecen más dificultades a los guionistas y a los realizadores. El hombre americano es el menos interesado del mundo. Es el único hombre sobre la tierra a quien desde los doce o trece años se le enseñe que su primera responsabilidad, su función en la vida, es tener más valor muerto que vivo. Desde que un niño americano llega a la pubertad, se le habla de seguridad en la vida y se le dice que si muere debe dejar bastante dinero a su mujer y a sus hijos para que puedan vivir mejor que de vivo. Su función en la vida es ser un cadaver opulento y con poder. La peor de las cosas que puede pasarle a un americano es ser un discapacitado físico. Ha estado educado exclusivamente para adquirir cosas, y no ha desarrollado sus recursos interiores. Si está privado de esta capacidad de adquirir, y si debe quedarse sentado en un sillón para leer y pensar, está perdido. El americano, y también el francés o el inglés, es infinitivamente más simple para comprender que su compañera.

La mujer puede decir sí o no al mismo tiempo. La mujer quiere y no quiere al mismo tiempo. La mujer miente y disimula infinitamente mejor que el hombre ya que ha estado obligada a hacerlo en nuestra sociedad. Pero yo detestaría que ella perdiera sus atributos. Son también atributos naturales. En 'La huella' la mujer ausente está mucho más presente que en la obra. Y hubiese preferido tener sobre la pantalla a dos mujeres mejor que a dos hombres. Una de las razones por las cuales he utilizado tanto las muñecas, es sin duda debido a que mis dos personajes eran hombres. Con dos mujeres, no hubiese podido sentir esta necesidad de las muñecas ya que hubiese encontrado en ellas un número suficiente de complicaciones y de contradicciones.

[...]

- ¿Cuál es su actitud con respecto al decorado?

- Procuro utilizar el talento de cada uno de los colaboradores. La peor cosa que puede hacer un cineasta es escoger a un enfocador, pasearse con su jefe-operador e indicarle cual es el objetivo que debe coger, indicarle sus señales; ya que es quizás posible que frustre así a una gran cameraman. Yo preparo primeramente la escena, después le pregunto como la ve él. Él puede decirme algo en lo que yo no he pensado. Siendo uno el realizador, está en el derecho de poder decir: "Es exactamente lo que yo pensaba" o de proponer una solución propia si la sugerencia no parece bien. Otra estupidez es coger un papel y dibujar un plano diciendo al decorador que es eso lo que uno quiere. Mi decorador debe leer el guión, le digo lo que quiero conseguir y él vuelve con sus ideas. Para rodar 'La huella' utilizamos un nuevo procedimiento extraño, una bola redonda en la que se mete la cámara y se la dirige a distancia. Podía seguir a Michael Caine y hacer un primer plano de él en lo más profundo del laberinto, lo que no hubiese sido posible con una grúa o con un zoom.


- ¿Cómo están escritos sus guiones desde el punto de vista de la dirección?

- Todo es un plano general. El que escribe detalles técnicos pierde su tiempo. Si es el director quien escribe su propio guión, no tiene necesidad de indicar la posición de la cámara, y si es el guionista quien lo hace, es inútil, ya que el cineasta trabajará como le parezca. Lo que hace falta es visualizar la película y tener una concepción general. Como dijo Olivier en 'Dick Cavett Show' (célebre emision de T.V. americana): El realizador debe saber exactamente el sitio de cada detalle en el conjunto. En 'La huella' yo debía empezar muy tranquilamente e incluso muy convencionalmente, ya que sabía que tenía mucho camino para recorrer. No podía apresurarme ni volverme extraño demasiado pronto. Tenía que guardar cosas para más tarde. En el conjunto, la utilización de la cámara es dictada por el contenido dramático de la escena y por el efecto que hará sobre el público.

[...]

- ¿Si hubiese escrito usted 'La huella', hubiese hecho morir a Laurence Olivier o quizás hubiese querido mostrar que en nuestra sociedad son siempre los Michael Caine quienes mueren?

- No lo he pensado nunca. Pienso que hacía falta que muriese para poder vencer a Olivier. Este representa un aspecto importante de nuestra sociedad. No se podía permitir dejar conocer a alguien su impotencia. Pero al final, tenía que parecer ridículo de todas formas, ya que sus nuevos compañeros se vuelven contra él y se burlan: su único refugio es volver a ser un muchachito que lloriquea porque sus juguetes se han roto.

- ¿Cómo escoge a sus actores?

- Si hubiese de escoger entre un actor que "siente" su papel y un actor que lo "comprende", tomaría siempre al segundo. Me importa muy poco lo que siente un actor, aunque me haga pensar que siente alguna cosa. El ideal, claro está, es combinar las dos cosas. El actor que piensa y que puede controlar sus emociones, es un gran actor, pero el actor que interpreta sobre sus emociones y no piensa es demasiado corriente en nuestra época. Detesto a los actores que dicen: "Dejémelo decir a mi manera", y que desprecian el diálogo en provecho de la pretendida improvisación: no solamente es absurdo, sino que es también una obscenidad. ¿Cómo puede un actor venir sobre un plató y pretender estar más preparado para decir sus diálogos que un escritor experimentado que pasó seis meses o un año para escribir un texto? No tengo ninguna indulgencia por el que desprecia el lenguaje hablado.

- ¿Parece que Ud. pide al crítico la misma insignificancia que a un director?

- La mejor revista de crítica literaria es "Times Literary Supplernent" y no hay en ella ni un a sola crítica que esté firmada. Son trozos brillantísimos, muchas veces crueles, pero anónimos. Para mí es la esencia de la crítica. Mire la televisión en América: el boletín metereológico patrocinado por un sostén. Durante cinco minutos se nos habla de altas y bajas presiones en Groenlandia, en Ecuador, en el Norte de Alaska, cuando todo lo que se quiere saber es el tiempo que hará mañana. Después llega un hombre cuyas referencias son muchas veces dudosas, que nos ofrece entre cuarenta y cinco segundos y un minuto y medio una crítica de lo que otro hombre se ha pasado un año o dos creando. ¡Tiene que correr del cine al estudio de televisión y ha elaborado su crítica en el taxi! En una cadena hay un hombre, que por otra parte ha juzgado favorablemente 'La huella', cuyo solo fin parece ser el de ridiculizar las películas que ve, y si es posible, hacer reir a los otros que están en el plató con sus chistes. Utilizar la obra de un cineasta para hacer algunos gags y llegar a ser un a personalidad en la tele es un ejercicio bastante cruel.

[...]


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Como dijimos arriba, os recomendamos la lectura de estos blogs. Si alguien más ha comentado esta peli y le apetece, que no dude en dejar el enlace en los comentarios para añadirlo aquí:

- La opinión de Ricar2, en He visto (Diario de películas)
- Josep habla de 'La Huella' en El Bloc de Josep
- Fernando también escribe sobre esta película en Cinema Genovés
- David y Cristina tuvieron un estupendo Cinefórum en Ciclos de Cine
- En Clasicosis podéis leer algunas curiosidades

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Quedan los comentarios a vuestra disposición para ir opinando sobre la historia, los actores, la dirección, el decorado.... En definitiva, sobre lo que surja y apetezca relacionado con 'La Huella' :-)



8 comentarios:

  1. Me ha encantado esta mini-entrevista con Joseph Mankiewicz que recogéis en el cine fórum dedicado a "La Huella".
    ¡Vaya un caracter y que ideas más claras! Siempre he tenido debilidad por este director, su obra me encanta, es sólida, crítica y tremendamente inteligente. Mi película favorita del director s "la Huella", como podéis leer en la reseña y el cine forum que tan amablemente citáis en la entrada.

    Muchas gracias y un abrazo.

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    1. Pues sí, ¡vaya carácter!

      Nos gusta rescatar entrevistas de este tipo, muchas de las cuales no se encuentran fácilmente por la red, porque creemos que ayudan mucho a conocer al autor y a su obra.

      Gracias por comentar, David :-)

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  2. Vaya, pues no pongo yo a "la huella" en mi altar de los Mankiewicz que más me han hecho disfrutar. Y el tema de los muñecos, que tanto resalta el director en la entrevista, tampoco lo veo claro. Pero la película me gusta, claro, su teatralidad, su juego constante.
    Me gusta cuando Mank. dice en la entrevista "¿Cómo puede un actor venir sobre un plató y pretender estar más preparado para decir sus diálogos que un escritor experimentado que pasó seis meses o un año para escribir un texto? No tengo ninguna indulgencia por el que desprecia el lenguaje hablado.". Está desvelando una de las claves, estilísticas al menos, de su cine.

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    1. "Escuchar" a los directores suele resultar muy esclarecedor en cuando a sus estilos, métodos, manías...

      'La Huella' sí que se encuentra entre mis favoritas de Mankiewicz.

      Me encanta cómo transfiere la obra de teatro al escenario cinematográfico. Conservando la esencia teatral pero teniendo muy claro que es cine.

      Y el duelo interpretativo es impresionante. ¡Vaya par!

      Lo de los muñecos sí que lo veo, fíjate. Son los secundarios claros de la película :-)

      Gracias, Ricar2, por dejar tu opinión.

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  3. Ha resultado interesantísima esa entrevista, Gourmet, en la que Mankiewicz deja en evidencia su forma de entender el cine, tan alejada incluso de lo que en 1972 ya empezaba a ser habitual con honrosas excepciones: creo que si viera lo que ahora "sufrimos" se quedaría pasmado.

    Es curioso comprobar como se autodefine como escritor sin dar importancia a la lección magistral que deja respecto a una forma de relatar visualmente más compleja de lo que a primera vista parece. Dan ganas de volver a ver la película una vez más.

    Un abrazo.

    p.d.: Muchas gracias por la mención.

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    1. Me alegro de que te haya gustado la entrevista, Josep.

      Revisar 'La Huella' es un placer aunque la hayamos visto ochenta veces. Tiene enjundia para fijarse cada vez en mil y un detalles.

      Es un honor enlazar tu blog y el de los otros compas. Las gracias las tenemos que dar nosotros :-)

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  4. Y además es un director de una precisión absoluta. No hay un plano que no esté por alguna razón. Posee cierta elegancia aunque no siempre la saca a relucir. Me queda por ver suya "The quiet american", aunque la tengo por casa esperando su momento. ¿La habéis visto?

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    1. Pues 'The quiet american' es de las que no he visto de Mankiewicz.

      Si alguno de mis compas o de quienes pasáis por aquí la ha visto, que nos cuente :-)

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