domingo, 10 de abril de 2011

Solución al reto: Rebelión a bordo

Rebelión a bordo (Mutiny on the Bounty, 1935) es la película más recordada de Frank Lloyd, un director que miró al mar en más de una ocasión. En esta ocasión, contó con el gancho de un poderoso Clark Gable (sin bigote, con una seductora sonrisa), y un monstruo interpretativo, Charles Laughton.
 
La película narra el viaje desde Portsmouth a la isla de Tahití, al mando del capitán Bligh (Laughton). El segundo de a bordo, Fletcher Christian (Gable), es su contrapunto. El primero es mezquino, soberbio, cruel, déspota... pero un gran marino. Gable tiene una índole amable, honesta. Sufre ante los continuos abusos de aquel hacia su propia tripulación. Tanto que sus ideales, más el irresistible encanto de la tahitiana Tehani (Movita), le inducirán a liderar una revuelta a bordo apenas iniciado el viaje de regreso.

La película es un clásico de aventuras marítimas. Hay pasión en cada escena de la película, la tensión entre ambos personajes principales surge desde sus inicios y presagia el trágico desenlace. No faltan elementos cómicos, románticos, judiciales e históricos. Pero sin olvidar la tragedia.

Las escenas marítimas están entre lo mejor del género
 
Sin duda alguna, una película imprescindible para los amantes del cine de aventuras,  que cuenta con buenas adaptaciones para las generaciones posteriores (muy destacable la versión que en el año 62 protagonizara Marlon Brando) aunque ninguna consiga igualar a la original. Para los apasionados del estilo clásico de la narración con carga interpretativa de alto nivel y, en general, para cualquier amante cinéfilo que, en algún momento de su vida, necesite recordar qué nos despertó este amor por el séptimo arte.

El buque Pandora, a la caza del amotinado Fletcher

8 comentarios:

  1. De acuerdo contigo, Gourmet. Creo que ésta es la mejor versión "cinematográfica" del affaire de la Bounty. Y, en efecto, constituye uno de los referentes principales del género de aventuras en el mar. Y haces bien también en recordar que Frank Lloyd rodó otros buenos filmes ambientados en este género de los bergantines y los abordajes.

    Por cierto, tampoco estará de más apuntar que el capitán Bligh ha tenido muy mala fortuna a la hora de pasar a la historia del cine. Tomado como arquetipo del "malvado absoluto", en realidad, fue un extraordinario marino. Y el episodio auténtico del "motín" poco tiene que ver con la leyenda creada. Aparte de las memorias del propio Bligh y el famoso relato de Julio Verne sobre el tema, hay cientos de textos históricos que refieren los hechos de modo muy distinto.

    Pero, nada que enmendar. El cine es cine. Y los sueños, sueños son. Aunque quizás lo mejor hubiese sido invertarse el personaje o cambiar los nombres. Añadiendo el lema: «Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.»

    Salucines

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  2. Por cierto, aprovecho la ocasión para lanzar una protesta. El reto de los viernes suele cortar en seco las conversaciones del cineforum. ¿Y si lo volviéramos a poner los martes, ahora que es cada 2 semanas?

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  3. Fernando, interesante aporte. Como bien dices, el cine es cine. No podemos tomarnos las películas basadas en hechos históricos como un documento historiográfico como tal. Pueden servir para despertar el interés sobre un determinado acontecimiento y animarnos a investigar dicho asunto por otras vías más fiables, por decirlo de alguna forma, pero no hay que tomar una película de este tipo al pie de la letra en cuanto a Historia se refiere.

    Ricar2, hombre, más que protesta lo veo como una propuesta. Además nos encanta que nos deis opiniones, ideas, o lo que sea, porque este blog es tan vuestro como nuestro y todo lo que aportéis que nos ayude a mejorarlo es bienvenido. Ahora mismo transmito tu sugerencia a mis compañeros para ver qué opinan.

    A seguir disfrutando del domingo :-)

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  4. Esta vez estaba cantado, amigo. Estoy de acuerdo con el amigo Genovés. La historia no siempre es objetiva con determinados personajes. Se les pone etiqueta sin más y quedan malditos para el resto.
    En este caso, el cine tiene parte de culpa.
    Un abrazote.

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  5. En cualquier caso, también quiero recordar que a pesar de las maldades atribuidas en la cinta al capitán Bligh, hay una escena en la que muestra su faceta más humana. Hablo, obviamente, del momento en que se les abandona en medio del océano a la deriva, a cuarenta días de la costa más cercana y con comida sólo para diez.

    Bligh se muestra como el gran marino que es, diestro en las artes marítimas, pero también ecuánime en el reparto de la comida, justo en sus atribuciones de capitán, dulce en el trato humano.

    Y aunque es de justicia con Bligh dicho pasaje, lo cierto es que es contradictorio con la construcción del personaje.

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  6. Son muy recomendables también las novelas de Nordhoff y Hall que dieron lugar a la película, sobre todo la primera, todo un clásico de la literatura de aventuras.
    Sin embargo, sin desdeñar la de Lloyd, yo prefiero la versión de Milestone: es mucho más tensa, los personajes son menos arquetípicos, la época está mejor recreada, el paisaje aparece siempre como algo más que un escenario bonito, y sobre todo es admirable el equilibrio logrado entre discurso y aventura.
    La versión posterior, que narra los mismos hechos pero tiene un origen literario diferente, me parece que, aún no estando mal de todo, podría haber sido mejor de estar dirigida por un Peter Weir o un David Lean. La lamentable interpretación de Mel Gibson se ve compesada por la magnífica de Anthony Hopkins.

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  7. Lo de "protesta" fue un tremendo lapsus: quería decir "propuesta". Sorry.

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  8. Hace mucho tiempo que no veo esta versión que en mi recuerdo permanece como la mejor, porque las intepretaciones de ambos protagonistas me parecen modélicas. Cierto que el guión chirría en algún punto por excesivo y maniqueo, pero cierto también que no he buscado jamás en ninguna de las versiones la fidelidad a un personaje verídico aunque seguro que mereció mejor trato.

    Como sea, buena idea la de recordar este clásico de aventuras marítimas que no debe faltar en la estantería de cinéfilo alguno.

    Un abrazo.

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