martes, 26 de octubre de 2010

CINEFÓRUM DE SOBREMESA (porque el cine nos alimenta...)
Hoy: M, el vampiro de Düsseldorf, (Fritz Lang, 1931)

Otro martes y otra oportunidad para degustar buen cine, o mejor regustar, porque a eso es a lo que os invitamos, a que rememoréis con nosotros los placeres u otras sensaciones que os produce esta obra maestra. Para abrir boca os contaremos alguna cosa.

Para comprender a fondo la circunstancia en la que se produjo esta película, necesariamente tenemos que situarla en su época y en su territorio, la Alemania posterior a la capitulación de la Primera Guerra Mundial, las duras condiciones impuestas por el Tratado de Versalles, la galopante inflación y el constante aumento del desempleo que se produjo a lo largo de los años 20 y en definitiva el descontento popular que maduró durante la República de Weimar y que forjó el nacimiento y ascensión del Partido Nacionalsocialista.

En este clima Fritz Lang por su parte andaba de disputas con la UFA, surgidas sobre todo a raíz del fracaso económico que supuso "Metrópolis", así que creó su propia productora, llegando a un acuerdo con UFA para que se encargara sólo de la distribución de sus películas. Tras la exigencia de la productora de que sonorizara "La mujer en la Luna", se niega y rompe definitivamente con ellos. Recibe varias ofertas y finalmente acepta la de Nero-Film, que le otorgaba absoluta libertad creativa. Con este sello realiza la película que nos ocupa: "M, el vampiro de Düsseldorf", su obra favorita precisamente porque decía que fue la única que hizo "en la que nadie metió mano".

Para entonces Lang ya era un reputado y reconocido cineasta. Sin embargo también había recibido duras críticas acusándolo de hacer obras de mero entretenimiento, películas para pasar el rato, sin acercarse en ningún momento a la realidad del país y vacías de concienciación social. Quizás estas críticas influyeron en su cambio de rumbo, pero según él se había cansado de las grandes películas, los espectáculos con grandes escenas de masas, los llamados "films monumentales".

Como reacción decidió entonces preparar una película sobre un criminal utilizando un enfoque realista. Colaborando como otras veces con su esposa, Thea von Harbou, pasan de una historia más ligera sobre alguien que provoca un clima de desconcierto enviando mensajes anónimos, a un tema mucho más crudo: el asesinato de niños.

No es extraño, porque es conocido que el realizador era un compulsivo lector de periódicos y en el espeso clima social que hemos mencionado habían proliferado los asesinos en serie como Karl Denke, Fritz Haarman, Karl Grossmann, Bruno Lüdke y sobre todo el tristemente célebre  Peter Kürten, precoz asesino que comenzó su carrera con tan solo nueve años y que mató nada menos que a 79 personas, entre ellas muchas niñas. Kürten, por cierto, disfrutaba bebiéndose la sangre de sus víctimas, de ahí el apodo de "el vampiro de Düsseldorf". Finalmente fue detenido en 1930 y decapitado en 1931, dos meses después del estreno de la película.

Thea von Harbou elaboró la línea del guión partiendo de diversos artículos periodísticos. A esta línea argumental se añadieron posteriormente datos y detalles recopilados por el director en una suerte de investigación de campo. Al igual que su mujer, consultó artículos periodísticos, pero además se entrevistó con psicólogos, analizó el funcionamiento de una sede de policia criminal, leyó expedientes de delincuentes, asistió a interrogatorios, se fijó en los métodos de investigación usados... A esto ayudó en gran medida su amistad con Ernest Gennat, jefe de la policía criminal de Berlín. La película de hecho es todo un compendio de técnicas de investigación, algunas mostradas por primera vez en el cine, como la toma de huellas dactilares. Cuenta Lang que en uno de sus retornos a Alemania, de nuevo se estaban produciendo en Berlín una ola de crímenes a los que la policía no daba solución, y apareció en un periódico: "Sugerimos a los caballeros del departamento de homicidios que echen una mirada a la película de Fritz Lang, "M", para aprender cómo atrapar a un asesino".

La historia narrada en "M" parte pues de una base montada sobre documentos reales, pero en contra de lo que muchas veces se piensa, los hechos narrados en la película son ficticios.
Es cierto que utilizaron datos reales, algunos extraídos del caso de Peter Kürten, pero Hans Beckert, el personaje creado para la película, no se asemeja en su perfil psicológico ni en su modo de actuar al criminal real. Lo de añadir al título en algunos países "el vampiro de Düsseldorf", lo cual sólo aumenta la confusión, sería idea de algún iluminado. Quién sabe.

Sin embargo, precisamente una de las decisiones fundamentales de la trama que más ha sido criticada por poco realista y carente de credibilidad, la participación del mundo del hampa y los vagabundos en la persecución y detención del asesino, sí que corresponde a hechos que se produjeron en el caso Kürten, donde gremios clandestinos y delictivos se involucraron en la búsqueda del asesino, aunque no tuvieron una participación decisiva en su detención.

Uno de los primeros títulos que se barajó fue "El asesino está entre nosotros", nombre que le gustaba contar insistentemente a Lang que tuvo que cambiar debido a que el partido nazi pensaba que aludía a su líder. Lo cierto es que parece poco probable dado que en aquel momento dicho partido gozaba de gran prestigio y Adolf Hitler también, así que es difícil pensar en la supuesta asociación de ideas entre éste y el título. Parece ser que dicho nombre venía de un titular de un periódico referido al caso Kürten: "Todo es inútil. Sigue sin desvelarse la identidad del asesino. Está entre nosotros".
Otro título alternativo que se le dio en Alemania fue "M - Eine Stadt sucht einen Mörder", que viene a ser algo así como "M - Una ciudad busca a un asesino".

En el guión final no se dejaba hueco para la improvisación. Lang incluyó todo tipo de apuntes, bocetos, detalles técnicos, etc., de modo que todo estaba cuadrado al milímetro antes del rodaje.
Para encarnar a Beckert se eligió a Peter Lorre. Lang lo había visto en el teatro y encontró en él a su protagonista. Le propuso la idea y Lorre aceptó. La película catapultó al actor al éxito. Curiosamente, Peter Lorre no se encontró a gusto a lo largo del rodaje, le costaba adaptarse al medio y a las órdenes de Lang. De hecho en medio del rodaje recibió una oferta para una obra teatral y aceptó, anteponiendo los ensayos teatrales a la película, lo que causo trastornos en el plan previsto, hasta el punto de que Lang le amenazó con denunciarlo.

Como ya se dijo, se trata del primer filme sonoro de Lang. Éste estaba receloso del uso del sonido en el cine, por lo que decidió trabajar a su manera y planificar la película dando prioridad a lo visual. Redujo los diálogos lo máximo posible y evitó siempre que pudo el sonido directo. A pesar de sus recelos, no se cortó a la hora de experimentar con el medio sonoro, jugando con éste y las imágenes y otorgándole una importancia fundamental en la trama. Recordemos, sin ir más lejos, la forma de jugar de Lang con el "inocente" silbido que utiliza el protagonista. Silbido que corresponde a Peer Gynt, concretamente a "En la gruta del rey de la montaña", compuesta por Edvard Grieg para la obra teatral de Ibsen. Como dato curioso, la melodía la silbó el propio Lang porque las capacidades "silbantes" de Lorre no eran muy elevadas.

La película se estrenó en mayo de 1931 en Alemania y, a pesar del tema tratado, sin sufrir ningún tipo de censura. No ocurrió lo mismo en otros países ni en otras épocas. En Hungría fue prohibida "porque su temática puede perturbar al público" y en Checoslo- vaquia porque, según el gobierno, dejaba a la policía en mal lugar y tal cosa ofendería a las fuerzas de seguridad checas. En julio de 1934 es prohibida por los nazis que la acusan de "degenerada" y utilizan imágenes de la interpretación de Lorre (judío húngaro), especialmente frases del discurso final argumentando que su comportamiento criminal es inevitable, como propaganda antisemita. La película no volvió a proyectarse en Alemania hasta 1960 nada menos.

Pero en general fue un gran éxito mundial, aunque también hubo quien acusó a Lang de aprovecharse del tirón del caso Kürten.

Pues ya está, se abre el turno de palabra, vuestra palabra.

Y la semana que viene hablaremos de... "Oro en barras"


Tras la crudeza de "M, el vampiro de Düsseldorf", vamos a aligerar un poco con la propuesta para la semana que viene.

Hemos elegido una de las muchas joyas producidas por los Estudios Ealing, "Oro en barras", película de 1951 dirigida por Charles Crichton.

Una estupenda comedia con la que estamos convencidos que pasaremos todos un buen rato disfrutándola y comentándola después.

Como en las semanas anteriores, os dejamos unos enlaces para que pueda "estudiar" quien esté interesado:

- Vamos a empezar haciéndonos autobombo y proponiendo que repaséis la entrada dedicada a la Comedia Británica de este mismo blog, aquí.
- Nunca viene mal echar una ojeada a Filmaffinity.
- Tenéis una breve e interesante crítica en Kane3.
- Podéis leer otro comentario interesante en Estamos Rodando.
- En la versión en inglés de Wikipedia podéis encontrar algunos detalles curiosos.
- En Old Movies tenéis otra breve crítica (en inglés).

Aquí os dejamos la película en V.O.S.:


Os esperamos a todos el martes.

16 comentarios:

  1. Voy a abrir boca.... ¡¡Qué gran película!!

    Hay dos cosas que me maravillan siempre y que destaco sobre lo demás. La primera el uso magistral de las elipsis uno de los recursos cinematográficos que más valoro porque creo que es muy propio del cine, y que su uso, cuando es expresivo y está bien hecho, es síntoma de maestría.

    Lang en esta película lo usa con profusión y maestría ya desde la primera escena, pero al final ya es que lo borda. No se puede contar más de forma más sintética. Nos enteramos que llega la policía porque levantan las manos, pero no los vemos. Encadenado a mano en el hombro y frase: "en el nombre de la ley...". Encadenado a estrado del tribunal y frase del juez: "En el nombre del pueblo..." Encadenado y plano de la madre dirigiéndose al espectador... Fin. Las elipsis aquí no son solo temporales, sino también de personajes, no vemos a los policías cuando llegan, ni al que lo detiene...

    El otro aspecto que me soprende es el sonido. Desde luego parece mentira que tuviera reticencias ante él, porque lo usa como recurso expresivo con profusión. Es famoso el encadenado que hace de los vecinos leyendo el cartel a los amigos comentando en el bar, y donde escuchamos a uno de estos segundos leyendo antes del cambio de plano. Es como cuando tantas veces en otras películas vemos que la cámara sigue al camarero para cambiar de grupo en una fiesta, por ejemplo, pero hecho con el sonido y en dos cuadros distintos, portentoso.
    Y hay tantas veces en los que oímos lo que está pasando en un cuadro que no vemos...
    Y los silencios demoledores...

    ResponderEliminar
  2. A mí me alucina el impresionante uso de los contrastes, de las luces y las sombras (ay, esas sombras proyectadas), bebiendo de nuevo del expresionismo más puro del cine alemán de los años 20. Y a la historia le va de lujo. También destacaría los encuadres cuasi imposibles, con algunos contrapicados y sobre todo algunos picados de caerse de espaldas.

    Estamos todavía en una época en que el cine mudo sigue ahí pegado. Podríamos decir que el sonoro ha echado a andar, pero sigue tambaleándose, no está asentado. Y Lang llega con esta película y consigue aunar lo mejor del mudo y del sonoro. La composición de los planos e incluso las actuaciones (aunque un poco matizadas) siguen patrones típicos del mudo. Y añade el sonido dándole una función expresiva y narrativa que marcará estilo. ¡Menos mal que tenía reticencias!

    Un peliculón, sin duda.

    ResponderEliminar
  3. Estoy de acuerdo con lo que dicen Eduardo sobre la magistral utilización de la elipsis y con el comentario de Supercinexín sobre el cruce entre el cine mudo y el sonoro. Ciertamente, los directores de aquella época que ya habían triunfado con el mudo tenían una maestría a la hora de contar escenas sin necesidad de diálogos que es una pena que se haya quedado un poco olvidada en la actualidad.
    Respecto a Peter Lorre, me encanta su interpretación porque es un asesino muy "humano". Quiero decir que no es el psicópata despiadado tan al uso hoy en día, sino un psicótico que sufre por lo que le pasa y por lo que no puede evitar hacer. Me gusta ese aire de ratoncito asustado que Lorre le da a M. Uno está de acuerdo con el veredicto que pronuncian los miembros del hampa y, a la vez, puede ver al asesino como un ser muy desgraciado.
    Tambien me gusta el enfoque del guión que no busca un héroe único como protagonista que persiga al criminal, sino que el perseguidor es colectivo: los policías, los delincuentes, la sociedad en conjunto como un solo personaje contra aquello por lo que se siente amenazada. Supongo que eso tiene mucho que ver con la época en que se hizo la película, en la que proliferaban los "ismos" de derecha e izquierda y la gente estaba muy volcada en partidos, sindicatos y organizaciones de masas de todo tipo.

    ResponderEliminar
  4. Bueno Guionista, ahí hay tema desde luego. Yo no tengo muy claro que la sociedad en su conjunto persiga al asesino, más bien creo que lo que muestra es una sociedad desestructurada, donde la gente desconfía del que tiene enfrente, aunque sea su "amigo", y lo que busca es venganza, tema recurrente en la filmografía de Lang. Desconfía también de la policía, como la policía desconfía de ellos porque "cada uno va a los suyo". El hampa sí que está organizada, pero por intereses delictivos claro, y se meten a la persecución porque les tocan su negocio. En definitiva, una sociedad de una debilidad absoluta a la que no le costó mucho caer en las garras del partido nazi.

    A mi se me ponen los pelos como escarpias cuando reconozco en la película comportamientos muy actuales, y cuando descubro en algún blog por ahí que la lectura que se saca de la película no es precisamente la de Lang, es decir, la del abogado defensor, sino justo la de sus oponentes, en este caso criminales de todo pelaje que se creen con el derecho a juzgar y condenar a alguien, algo que no admiten para ellos mismos por supuesto. Lo que toda la vida se ha llamado un linchamiento. La película está llena de intentos de linchamiento, y el último de ellos, el juicio, quizás sea el más peligroso porque es con el que más fácilmente te puedes identificar y descubrirte masa. Los demás son más terribles porque afectan a inocentes, desde el viejito, hasta el carterista, pero todos igualmente reprobables.

    En cualquier caso la película en este sentido es modélica, pues aunque mantiene una tesis de respeto a la justicia, no priva de las reflexiones y sentimientos que se oponen a ella y además lo hace de una forma muy sincera.

    No sé Supercinexín, es verdad que hay partes en las que me recuerda al cine mudo, cosas como ver correr a alguien por una calle desierta y no escuchar sus pisadas, que me resulta raro. Sin embargo en general las interpretaciones, con alguna excepción, no me lo recuerdan, no me parecen exageradas ni hay esa gestualidad a la que estamos acostumbrados.

    ResponderEliminar
  5. Qué tarde llego. De todas formas, con el post que te has currado, qué queda por decir (ja,ja). Luego me lo leo. No he visto Oro en barras, así que gracias-gracias y a ver si llego a tiempo para la semana que viene.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Hombre, no todas las actuaciones ni en el mismo grado, pero, aún sin ser tan afectadas como muchas veces eran en el mudo (que tampoco lo eran siempre, todo hay que decirlo) sí que las veo en algunos momentos todavía un pelín exageradas.
    Me pasa sobre todo con Friedrich Gnaß, el que hace de Franz, el ladrón que hace el agujero, al que coge la policía.
    Pero no sólo con él. En general se dejan ver toques del mudo en los actores, o al menos a mí me lo parece. Que es normal, por otra parte, cambiar de estilo de actuar de un día a otro no puede ser fácil.
    Luego si eso más.

    ResponderEliminar
  7. Muy interesantes todos vuestros comentarios.

    Rescato un aspecto de la película que creo que no ha sido comentado, la decisión de no mostrar las escenas más duras. Decía Lang, hablando de la escena del asesinato de la niña al principio, que él pensaba que al no mostrarlo se convertía en más atroz, porque cada espectador se imaginaría lo que para él fuesen las mayores barbaridades. Desde luego lo resuelve de forma genial, con el globo que se escapa y la pelota que aparece... Luego, en la reunión de la policía vuelve a hacer lo mismo, en este caso no contando, en vez de no mostrando, cuando uno de lo participantes habla de forma crispada sobre los asesinatos y evita describirlos porque dice: "todos ustedes ya conocen los detalles".

    Pero hay otra escena en que también hace lo mismo con otro recurso genial. Es cuando el hampa llega al edificio para atrapar a Beckert y tienen que sacar la información al guarda de cuántos vigilantes hay dentro. Sabemos que le van a torturar y parece que vamos a verlo, pero justo en ese instante los malhechores que están fuera de la garita se acercan porque quieren ver lo que pasa, nos ocultan la escena y sólo oímos un grito. Nuevamente no nos muestra, y nuevamente el sonido es un recurso fundamental, el resto lo pone nuestra imaginación.

    ResponderEliminar
  8. Pues yo rescato algo que comentaba Supercinexín sobre los planos picados, que hay muchos en la película. Le preguntaba Bogdanovich el por qué de esos encuadres generales desde arriba, en esta y otras películas de su etapa americana, y Lang respondía que para poder ver todo lo que ocurría en la escena. Parece que todos los grandes maestros eran un poco mentirosillos, porque desde luego aquí hay escenas en las que no se necesita ese encuadre para verlas, sino que yo creo que son claramente un recurso expresivo.

    Y siguiendo con los recursos, merece un comentario el uso de los movimientos de cámara. Hay un plano secuencia increíble, sobre todo sabiendo la carencia de medios que tenía, en el que la cámara termina metiéndose por una ventana ¡que está cerrada! ¿Cómo lo haría el tío, abriendo la ventana en el último momento? Es cierto que hay una cierta torpeza en los encuadres y el movimiento, pero es que me imagino a los tipos haciendo contrapeso en el artilugio y me hago cruces.

    Y otra más. ¿Quién dijo que lo de que el actor le hable directamente al público fue un invento de la Nouvelle Vague?

    ResponderEliminar
  9. Interesantísimos comentarios. Tengo algo olvidada la película, la verdad.

    Recuerdo, como se ha apuntado, reminiscencias del cine mudo. Al mismo tiempo, podríamos recordar a Pabst, con interpretaciones que poco tenían que ver con el cine mudo. Vamos, que los límites entre el mudo y el sonoro eran aún muy difusas. Lang dio un paso en el sonoro, pero no tan grande como se quiere hacer pensar. Ya había huellas de ese camino...

    En cuanto al uso de la cámara, es cierto que recuerdo los picados y contrapicados. Y sí: algo mentirosillo puede que fuera. ¿Recurso expresivo? Indudablemente. No recuerdo que hubiera muchas escenas que necesitaran de una proyección cenital o picada, y sí de primeros planos de los rostros.

    Por cierto, qué psicópata tan real, tan de carne y hueso, en comparación con otros tantos de plástico que parecen sacados de un molde.

    ResponderEliminar
  10. Venga Enrique, no seas reservado, coméntanos de las huellas del sonoro de las que hablas, que parece asunto interesante.

    ResponderEliminar
  11. Yo es que desde que vi las burradas que hizo mi querido Murnau con la cámara en 1924 en "El Último" dejé de asustarme con lo que se sacaban de la manga estos cineastas alemanes.
    De hecho en "El Último" creo recordar que también hay una cámara que atraviesa un cristal de una puerta o algo así. Si no me equivoco, en aquella ocasión creo que se solucionó con un montaje preciso. Pero no me hagáis caso, que no lo recuerdo bien.
    En el caso de "M" me da la sensación de que en el cuadrado por donde pasa la cámara no hay cristal, por lo que a lo mejor hizo un grua rara o algo así. O hizo montaje. O ató la cámara a una paloma teledirigida. A saber...

    ResponderEliminar
  12. Completamente de acuerdo contigo Supercinexín, lo de El Último es la leche, nadie ha movido la cámara como Murnau. Es inevitable pensar que Lang se vio influido por él.

    Muy acertada la referencia a Pabst Enrique, a mi viendo la película me venía también a la cabeza, especialmente La comedia de la vida y su organización de mendigos. Y ahora miro y descubro que ambas son del mismo año.

    ResponderEliminar
  13. Echadle un ojo a La caja de Pandora (Pabst). ¡Quién diría que no es una peli sonora a la que le hemos bajado el sonido!

    ResponderEliminar
  14. Bueno mas vale tarde que nunca, ahi voy con mis impresiones.

    De todos los recursos cinematograficos mencionados picados y contrapicados (de entre ellos magistral el del policia y el anciano el contraste alto y bajo), las magnificas elipsis y los juegos de sombras, me gustaria decir que usó un recurso no muy usual por aquellos tiempos y era la voz en off como elemento de dramatismo.

    Lang y su guionista fueron los precursores del uso de los contraste de escenas del patestismo del asesino con la frenética actividad de la policía por detenerlo, hoy por hoy usan este recurso la gran mayoria de los thrillers policiacos, por supuesto cuenta con maestria todo lo que rodea a los asesinatos prensa, las reacciones de la gente, el efecto en los politicos etc... ¿no os suena esto?-

    A parte de los aspectos técnicos que ya hemos desmenuzado, me llama la atención determinadas ironias que usa Lang, como que sea un ciego el que identifique a un asesino tan buscado, el alegato final de Beckett que hace al espectador mirar hacia su interior y casi comprender por qué actúa así ¿sindrome de estocolmo? no sé.

    La película en sí es una autentica maravilla técnica, ejemplo magistral de contraste blancos-negros, silencios-sonoridad etc... pero esto no desmerecede en absoluto a la historia que mantiene la tensión y el pulso que solo los grandes son capaces de conseguir.

    ResponderEliminar
  15. En general poco puedo aportar a lo ya dicho, gran película.

    Sobre la secuencia en que cruza la ventana la he estado revisando.

    Aqui la podéis ver (la secuencia en cuestión desde el 1:45 aprox)
    http://www.youtube.com/watch?v=tDd9CiD02MM

    Cuando la cámara va desde la pizarra a la ventana me parece que hay un corte de montaje (lo veo mejor en el dvd que en youtube).

    Luego al atravesar la ventana parece que hay algo que se desplaza de izda. a dcha. lo que me hace pensar que una parte del decorado es móvil y lo desplazan al llegar la cámara allí.

    Saludos a todos, por cierto me encanta el artículo de presentación y muy buenos los comentarios como siempre aquí.

    ResponderEliminar
  16. Hola. Al fin pude ver la película, ha sido una semana de locos. La verdad, la tenía muy olvidada, me ha venido muy bien verla de nuevo. El tema del linchamiento me ha recordado mucho a "Furia", la primera que hizo Lang en USA con la que esta película está muy emparentada.

    Me ha sorprendido el montaje, esa manera de encadenar, por ejemplo, cuando el policía lee el informe, y se suceden las imágenes, o cuando se muestran en paralelo la reunión del hampa y la de las "fuerzas vivas".

    Y luego hay hallazagos visuales que hoy son ya lugares comunes, como cuando el asesino desaparece tras pasar un camión. Lo de los encuadres imposibles, como el contrapicado del policía cuando habla por teléfono los veo más discutibles, en muchos casos, como en el que he puesto como ejemplo, no les veo utilidad ni motivo aparente.

    Y a los que no hayais visto Oro en barras, no os la perdáis que esestupendo. Yo estoy deseando volverla a ver. Saludos

    ResponderEliminar