Orson Welles es uno de esos personajes que no necesitan presentación. Hombre de talento indiscutible en campos diversos. Tocó el teatro, adquirió gran fama en el mundo radiofónico, eminente director de cine, gran actor... En definitiva, estamos ante uno de los grandes talentos del pasado siglo XX.
Supongo que todos (o al menos la mayoría) hemos visto algunos de sus largometrajes. Pero lo que quiero compartir hoy con vosotros es algo diferente, un trabajo menos conocido de Welles: 'The Hearts of Age'.
No voy a decir que es una obra maestra, pero sí que lo considero muy interesante. De hecho, me parece casi obligatorio verlo para entender un poco mejor a este director y sus trabajos posteriores.
Se trata de su primera incursión en el cine, cuando contaba con sólo 19 años, como director (codirigido con William Vance), guionista y actor.
Este curioso cortometraje mudo de 1934 está protagonizado por la que se convertiría en su primera esposa, Virginia Nicholson, que interpreta a una decrépita anciana. Aparecen también William Vance, Paul Edgerton y, como apuntaba más arriba, el propio Orson Welles (prácticamente irreconocible en el papel de la Muerte).
Los temas principales que trata son la vejez y la muerte, pero también la hipocresía y el egoísmo y la prioridad que se da a los intereses propios.
Estamos ante un filme absolutamente experimental. De tono surrealista, también podemos encontrar toques expresionistas. E incluso nos puede remitir por momentos al montaje soviético. Utiliza elementos simbólicos, metáforas, montaje impactante, una estructura que se aleja de la lógica, introduce efectos visuales, posiciones sorprendentes de cámara...
Welles dijo años más tarde: “Era sólo una broma. Quería hacer una parodia del primer film de Jean Cocteau. Eso es todo. La filmamos en dos horas, por diversión, un domingo por la tarde. No tiene ningún sentido”.
Como ya apunté más arriba, no creo que haya que verlo como una gran obra. Welles, de hecho, lo concibió como un ensayo para probar y tantear las posibilidades del cine. Y ciertamente en estos 8 escasos minutos se vislumbran unas dotes tremendas que luego desarrollaría en posteriores trabajos. Si tuviera que destacar algo sería la composición de los planos.
Pues nada, a ver qué os parece a vosotros.
Los temas principales que trata son la vejez y la muerte, pero también la hipocresía y el egoísmo y la prioridad que se da a los intereses propios.
Estamos ante un filme absolutamente experimental. De tono surrealista, también podemos encontrar toques expresionistas. E incluso nos puede remitir por momentos al montaje soviético. Utiliza elementos simbólicos, metáforas, montaje impactante, una estructura que se aleja de la lógica, introduce efectos visuales, posiciones sorprendentes de cámara...
Welles dijo años más tarde: “Era sólo una broma. Quería hacer una parodia del primer film de Jean Cocteau. Eso es todo. La filmamos en dos horas, por diversión, un domingo por la tarde. No tiene ningún sentido”.
Como ya apunté más arriba, no creo que haya que verlo como una gran obra. Welles, de hecho, lo concibió como un ensayo para probar y tantear las posibilidades del cine. Y ciertamente en estos 8 escasos minutos se vislumbran unas dotes tremendas que luego desarrollaría en posteriores trabajos. Si tuviera que destacar algo sería la composición de los planos.
Pues nada, a ver qué os parece a vosotros.
La verdad es que me parece un video muy interesante, gracias.
ResponderEliminarPara ser el primero que hizo, lo veo muy logrado y, sobre todo, lo veo surrealista, aunque se me escapan ciertas apreciaciones que comentas, lo voy a ver otra vez. (por ej. el egoísmo y la hipocresía)
Hay algunos primeros planos impactantes y totalmente de acuerdo en tus comentarios sobre la posición de la cámara.
Lo que pasa es que desde que vi Sed de mal, tengo una especial admiración por Orson Wells. Por eso vuelvo a darte las gracias por el fenomenal artículo.
(Por otra parte, la anciana es muy pero que muy ágil y algunas de los personajes que bajan por la escalera dan la sensación de poder mejorar su actuación.)
Qué maravilla, no lo conocía. Gracias por traerlo.
ResponderEliminarEstá claro Orson Welles tenía que arriesgar incluso en su primer trabajo, nada de convencionalismos de principiante, todo experimentación, así llegó a ser lo que fue.
Son evidentes las influencias que comentáis, y también la rapidez, los pocos medios, la inexperiencia... Pero claro, luego se vio treinta veces seguidas La Diligencia e hizo nada menos que Ciudadano Kane. Impresinante.