lunes, 16 de noviembre de 2009

La Soledad del Corredor de Fondo: Novela vs Película

RELATO

“Nada más llegar al reformatorio me hicieron corredor de fondo de campo a través. Supongo que los tíos pensaron que estaba hecho para ello porque era alto y delgado para mi edad (y todavía lo soy) y, de todos modos, no me importó demasiado, para decir la verdad, porque correr ha sido algo que en nuestra familia se ha hecho mucho, en especial correr para escapar de la policía. [...]”.

Así comienza este magnífico relato, apología del inconformismo y la libertad, escrito en 1958 por Alan Sillitoe (Nottingham, 1928), escritor ubicado en la “angry generation” generación airada, formada por jóvenes ingleses (Harold Pinter, John Osborne, Sillitoe...) , en su mayoría de clase obrera, marcados por la guerra y profundamente desencantados y críticos con la sociedad que los rodeaba.

Sillitoe también está estrechamente relacionado con el Free Cinema inglés. De hecho, aparte del guión de la adaptación del relato que nos ocupa, realizó el guión (basado también otra historia suya) de la película “Sábado noche, domingo mañana” , de 1960, dirigida por Karel Reisz.

La Soledad del Corredor de Fondo” narra la historia de Colin Smith, un joven procedente de un barrio marginal, que ingresa en el Borstal* de Essex después de robar en una panadería ayudado por su amigo Mike. En este Borstal descubren sus facultades para el atletismo y, en vistas al próxima competición de Carreras de Campo a Través, donde participan los reformatorios de toda Inglaterra, le dejan salir a correr todas las mañanas a fin de que gane la Copa con Cinta Azul que tanto ansía el director del Centro. Durante estas carreras Smith deja volar sus pensamientos y va recordando su vida anterior y planteándose su situación actual.

Sillitoe explica perfectamente la sensación de libertad que se puede llegar a conseguir al correr en solitario; cómo se puede llegar a sentir uno como la única persona que queda en el mundo; cómo llega un momento en que las piernas parecen ir solas y la cabeza piensa mejor.

El autor continuamente enfrenta dos grupos a lo largo del relato: “nosotros” (los marginales, entre los que se encuentra el protagonista) frente a “ellos” (los demás: clases altas, policía, dirigentes del reformatorio...). Y plantea alrededor de esta separación de grupos temas como la subjetividad de los conceptos en función del punto desde donde se mire. Hace especial hincapié en el concepto de “honradez”, pudiendo tomar como una especie de moraleja del relato que, al final, lo más importante es ser honrado con uno mismo.

La narración, en primera persona, está supuestamente escrita por Smith después de salir del reformatorio. Sillitoe nos cuenta el final del protagonista usando un pequeño juego: “[...] voy a darle este relato a un compinche mío y le diré que si la poli me vuelve a coger intente que salga en un libro o en algo así [...]”.

Creo que merece la pena dedicar un rato a leer “La Soledad del Corredor de Fondo”, relato que te engancha y no te suelta hasta la última página.

* Institución penitenciaria para jóvenes entre 16 y 23 años donde se aplicaba el “sistema borstal”, que pretende regenerar al delincuente mediante el deporte y el trabajo.


PELÍCULA

La adaptación al cine la dirige en 1962 Tony Richardson (Shipley, 1928).
De la producción se ocupó el mismo Tony Richardson para Continental y Woodfall Films, empresa ésta última creada por el director junto con John Osborne, escritor perteneciente también a los “angry young men” y del cual Richardson adaptó alguna obra (“Mirando hacia atrás con ira”, de 1958 y “El Animador”, de 1960).

Este director fundó la revista cinematográfica Sequence junto con Lindsay Anderson y Karel Reisz, desde cuyas páginas instigaron el desarrollo del Free Cinema, movimiento vinculado a la angry generation, que corrió casi paralelo a la Nouvelle Vague.

Del guión se ocupó el propio Alan Sillitoe. La adaptación es bastante fiel y mantiene plenamente la esencia del relato. Mete cambios pero sin alterar el fondo.

Una de las cosas que llama la atención es la variación de la edad del protagonista. En el relato tiene 17 años, pero para la gran pantalla se eligió a Tom Courtenay, que tenía en aquel momento 25 años. Pero no tiene mayor importancia. Tom Courtenay está muy metido en el papel y le da al personaje ese carisma y esa personalidad tan especial que sentimos en el relato.

Por otra parte, en la película se añaden algunos personajes que no aparecen en el libro. Entre estos personajes están Audrey y Gladys (Topsy Jane y Julia Foster), las dos chicas que conocen Mike y Smith y que se convierten en sus novias. Éstas tienen un papel importante en la medida en que nos permiten conocer una faceta distinta de los muchachos. Otro personaje añadido es Stacy (Philip Martin), el líder con privilegios a la llegada del protagonista al centro y que en principio iba a correr la carrera.

También se otorga mayor importancia en la película al amante de la madre, que aparece como un único personaje, remarcando su mala relación con con Smith. En el relato da la sensación de que la mujer no tenía un único amante y este hecho aparece bastante de pasada.

En el libro, Mike (James Bolam) se libra de entrar en el Borstal, al ser el robo el primer delito del que tenían noticia las autoridades. En la película, sin embargo, se libra sólo al principio, pero entra, avanzado el metraje, acusado de robar un coche.

Otra modificación de importancia estriba en los participantes de la competición. En el libro es una competición entre reformatorios, mientras que en la película compiten contra un colegio de clase alta, lo que sirve para enfatizar el contraste entre los dos mundos (muy marcado en la escena de los vestuarios).

La película acaba en el reformatorio, aunque se intuye lo que va a suceder después. El relató, como se dijo más arriba, nos coloca después de la salida del reformatorio y sabemos de forma clara cómo acaba todo.

Pero, como ya dije, a pesar de las variaciones mencionadas la adaptación es muy buena.
Si hay que achacar algo a la película, coincido con Daniel Andreas (Filmaffinity) en que se podría haber prescindido de la cámara rápida que utiliza en un par de ocasiones y de las cortinillas en forma de estrella de la parte en que van de compras, así como de alguna estridencia musical, pero quedan como detalles anecdóticos en el conjunto de la obra.

En definitiva, película indispensable para cualquier amante del cine en general y del cine de temática social en particular. Lo ideal, a mi entender, sería leer el relato y luego ver la adaptación cinematográfica.


ALGUNAS CURIOSIDADES

Alan Sillitoe obtuvo el premio Hawthornden en 1959 por “La soledad del corredor de fondo”.
Tom Courtenay se llevó en 1963 dos premios gracias a esta película: el premio Bafta a “Mejor Actor Promesa para Papel Protagonista” y el premio a “Mejor Actor” en el Festival de Cine de Mar del Plata.

Muchas de las locaciones de la película se encuentran alrededor de Claygate. Concretamente en Ruxley Towers, (Ruxton Towers en la película), un castillo victoriano simulado construido por Lord Foley. El edificio fue usado como una base militar en la guerra, dándole una atmósfera militar. También muestra los alrededores de la zona antes de la construcción de la carretera de Esher.

El tema original de trompeta en la película fue realizado por Fred Muscroft, corneta Principal de la Guardia Escocesa en aquellos tiempos.



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5 comentarios:

  1. Gracias, una vez más, por tus artículos, Supercinexín. Se están volviendo en parte estructural de este blog.

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  2. Si no fuese porque me has quitado de nuevo la plata te echaría más piropos, así que solo diré que espero siempre tus colaboraciones con devoción, porque leerlas es una auténtica delicia, llenas de información, referencias y buen gusto, un fantástico ejercicio de análisis que transmite de forma eficacísima tu amor por el cine y la literatura.

    Así se hace afición, sí señor.
    Muchas gracias otra vez.

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  3. Menos mal que te ha quitado la plata, si no no sé qué halagos le ibas a hacer, eduardo.

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  4. Me ha quedado un pelín empalagoso ¿no? ja ja ja

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  5. Sólo un pelín, Eduardo, con tanto halago casi me sacas los colores jajajaja
    Por lo de la medalla no te preocupes, como el título de esta entrada esto es una carrera de fondo y todavía queda mucho por correr... joer, Eduardo empalagoso y yo poética, vaya día!!! :-)
    Y, por cierto, gracias a vosotros por los comentarios.

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