Adentrarnos en 'Smultronstället (Fresas salvajes)' es adentrarnos en el universo de Bergman, un universo habitado por multitud de preguntas a las que no se dan respuesta, un universo exigente para el espectador porque nos interpela sobre un asunto nada trivial: nuestra propia existencia. Pero lo importante no es encontrar las respuestas, sino saber formularnos las preguntas, porque en 'Fresas salvajes', como en todas sus películas, las preguntas no son transferibles, cada uno debe encontrar las suyas.
El propio Bergman, como no podía ser de otra manera, tiene diferentes versiones del significado de su obra y de lo que la originó dependiendo del momento vital en el que produce la reflexión.
En 1987 el crítico Lasse Bergström invitó a Bergman a repasar su filmografía para realizar una serie de entrevistas. Estas se desarrollaron entre ese año y 1990, y dieron lugar al libro "Imágenes", escrito por el propio Bergman. Allí podemos leer: "Me di cuenta, firme y brutalmente, de que había concebido la mayoría de las películas en las entrañas del alma, corazón, cerebro, nervios, órganos genitales y sobre todo en las tripas. Un deseo que no tiene nombre alguno las sacó a la luz. Un placer que se puede llamar 'la alegría del artesano' las ha materializado en el mundo de los sentidos."
Pero ¿cómo surgió 'Fresas salvajes'?
En "Bergman on Bergman", libro de 1969 que en España se llamó "Conversaciones con Ingmar Bergman", la génesis se relaciona con un episodio relatado por el director cuando se acercó a la casa de su abuela mucho después de la muerte de ésta. Al abrir la puerta por la mañana temprano, los recuerdos de la infancia inundaron su mente: "Era otoño y un sol tenue comenzaba a caer sobre la catedral cuando el reloj daba las cinco. Entré en el pequeño patio de adoquines. Entonces entré en la casa y agarré el picaporte de la puerta de la cocina, que seguía conservando sus vidrieras de colores; y un sentimiento me atravesó rápidamente: ¿Y si suponemos que la abro? Y, supongamos, la vieja Lalla (era nuestra antigua cocinera) está allí dentro con su gran delantal, haciendo gachas para el desayuno como tantas veces hizo cuando yo era pequeño. ¿Y si suponemos que pudiera adentrarme de repente en mi infancia? [...] Entonces se me ocurrió. ¿Y si hiciera una película sobre alguien que avanza, de forma completamente realista, y de repente abre la puerta y se adentra en su infancia? ¿Y si luego abre otra puerta y regresa de nuevo a la realidad? ¿Y si después vuelve la esquina de la calle y vuelve a entrar en otro periodo de su vida, y todo vive y funciona como antes? Esa fue realmente la idea que había detrás de 'Fresas salvajes'."
Sin embargo tiempo después, nuevamente en "Imágenes", revisaría la historia de cómo surgió la película: "En “Bergman on Bergman” cuento con bastante detalle un viaje matinal en coche a Uppsala. Cómo tuve el impulso de visitar la casa de mi abuela en Trädgårdsgatan. Cómo estuve en la puerta de la cocina y en un momento mágico experimenté la posibilidad de hundirme en mi infancia. Esto es una mentirijilla bastante inocente. La circunstancia real es que vivo continuamente en mi infancia, deambulo por los oscuros cuartos, paseo por las silenciosas calles de Uppsala, estoy delante de la casa de verano escuchando el inmenso abedul. Me desplazo en cuestión de segundos. En realidad vivo continuamente en mi sueño y hago visitas a la realidad."
"Tras una reflexión más profunda y adentrarme en el oscuro espacio de 'Fresas salvajes', encuentro, dentro de la solidaridad laboral y el esfuerzo colectivo, un caos negativo de relaciones humanas. La separación de mi tercera esposa aún me dolía violentamente. Fue una experiencia extraña, amar a una persona con la que uno no podía vivir. La placentera y creativa convivencia con Bibi Andersson había empezado a romperse, no recuerdo la razón. Sostenía una amarga lucha con mis padres. Ni quería ni podía hablar con mi padre. Mi madre y yo buscábamos una y otra vez una reconciliación temporal, pero había demasiados cadáveres en los armarios, demasiados malentendidos infectados. Nos esforzábamos, ya que verdaderamente queríamos hacer las paces, pero fracasábamos continuamente. Imagino que uno de los impulsos más fuertes que yacen bajo la realización de 'Fresas salvajes' estaba justamente ahí. Me retrataba a mí mismo en la figura de mi padre y buscaba explicaciones a las amargas peleas con mi madre. Más tarde el diario de mi madre ha confirmado mi idea: mi madre se sentía violentamente ambivalente ante su miserable hijo moribundo.
En algún encuentro con medios de comunicación he explicado que no llegué a comprender el significado del nombre del protagonista, Isak Borg, hasta más tarde. Como la mayoría de las afirmaciones a medios de comunicación, es una especie de mentira que encaja bien en la serie de fintas más o menos hábiles que constituyen una entrevista. Isak Borg=I.B.= Is («hielo») y Borg («castillo») . Era sencillo y facilón. Modelé una figura que exteriormente se parecía a mi padre, pero que era enteramente yo. Yo, a los treinta y siete años, aislado de relaciones humanas, relaciones que yo había cortado, autoafirmativo, introvertido, no sólo bastante fracasado sino fracasado de verdad. Aunque exitoso. Y capaz. Y ordenado. Y disciplinado.
Buscaba a mi padre y a mi madre, pero no podía encontrarlos. Por consiguiente, la escena final de 'Fresas salvajes' lleva una fuerte carga de añoranza y anhelo: Sara coge a Isak Borg de la mano y lo lleva a un claro de bosque iluminado por el sol. Desde allí puede ver a sus padres, que están en la orilla del estrecho. Le hacen señas con la mano.
A través de la historia fluye un solo tema, mil veces variado: carencias, pobreza, vacío, la falta de perdón. No sé ahora, y no sabía entonces, cómo suplicaba a mis padres a través de 'Fresas salvajes': «Miradme, entendedme y –si es posible- perdonadme."
El caso es que partiera de una experiencia o de un estado emocional, en la primavera de 1957, inme- diatamente después de haber dirigido 'Herr Sleeman kommer', su primera expe- riencia televisiva, comenzó a escribir el guión de la película mientras estaba hospitalizado en el Hospital Universitario Karolinska de Estocolmo, “para reconocimiento general y observación”, según cuenta en "Imágenes".
En esta ocasión no tuvo dificultades para que Svensk Filmindustri admitiera el proyecto, debido al éxito obtenido ese mismo año con 'El séptimo sello'.
Fue precisamente Carl Anders Dymling, director de Svensk Filmindustri quien le sugirió el nombre de Victor Sjöström para el papel de Isak Borg.
La admiración de Bergman por Sjöström era notable, como él mismo señala en "Imágenes": "Desde el principio la presencia del artista Sjöström empequeñeció todo lo demás. Él había hecho la película más importante de la historia. La vi por primera vez cuando tenía quince años. Ahora la veo por lo menos una vez cada verano, solo o con personas más jóvenes. Veo claramente cómo 'La carreta fantasma', hasta en detalles particulares, ha influido en mi vida profesional. Pero eso es harina de otro costal.
Victor Sjöstrom era un narrador magnífico, divertido y seductor –sobre todo si había una dama joven y guapa presente. Estábamos sentados al pie de la fuente de la historia del cine, tanto del sueco como del norteamericano. Es una leche que no se usasen magnetófonos por aquel entonces.
Todas estas exterioridades son de fácil acceso. Lo que no había comprendido hasta ahora es que Victor Sjöström me había arrebatado mi texto y lo había convertido en algo de su propiedad, había aportado sus experiencias: su propio sufrimiento, misantropía, marginación, brutalidad, tristeza, miedo, aspereza, aburrimiento. Había ocupado mi alma en la forma de mi padre e hizo de todo su propiedad –¡no me quedó ni una miga!– Lo hizo con la autoridad y la pasión de la gran personalidad. Yo no tenía nada que añadir, ni un comentario racional o irracional. ¡'Fresas salvajes' ya no era mi película, era la película de Victor Sjöström!"
"No estoy seguro de hasta qué punto trata sobre mí. Por supuesto, estoy en alguna parte, pero el carácter básico de Isak Borg tiene que ver más con mi padre. O Padre, como solía llamarlo. Se hacía así entonces. Por supuesto... hay asuntos en ella...que son muy personales. Realmente la escribí con Victor Sjöström en mente. Era mi icono, alguien a quien admiraba más que a nadie. Su película 'La carreta fantasma'– creo que es la película más notable que he disfrutado. No me atrevía a llamarle, así que tuvo que hacerlo el jefe de Svensk Filmindustri. Y dijo que echaría un vistazo al guión. Y entonces me mandó llamar, y fui a verlo a su apartamento. Un gran, oscuro apartamento con ama de llaves... que podía haber sido creada para una película de Bergman. Así que él me explicó –tenía 78 años en ese momento– que lo había encontrado interesante y quería hablar conmigo al respecto, pero que no pensara que interpretaría el papel. Estaba demasiado cansado y no tenía fuerzas para hacerlo. Pero no me di por vencido. No importa cómo nos aproximamos a esta cuestión, dijo que lo pensaría. No lo rechazó de plano. Si Victor no lo hacía, yo estaba de acuerdo con los supervisores de producción en que si Victor no aceptaba, no habría nadie más. Había escrito la historia con Victor en mente. Entonces me llamó temprano a la mañana siguiente y dijo: "Sí, he decidido hacerlo con una condición". "¿Cuál?". "No tiene que ver con asuntos económicos, porque tú no te ocupas de eso. Pero quiero mi trago de whiskey cada tarde a las 5:00. Así que debes asegurarte de que terminaremos a tiempo para que yo pueda llegar a casa y tomarma mi bebida a las 5:00." Se lo prometí. Pero esta ya no es mi película. Es, y siempre será, la película de Victor. Y como tal, creo que es genial."
Casi todo el equipo técnico fue el mismo que el de 'El séptimo sello'. Los actores, algunos de los cuales también repetían, se eligieron en su mayor parte del Teatro Municipal de Malmö, lo que facilitó la conformación del reparto y permitió que la película pudiera iniciarse el 2 de julio.
Gran parte del rodaje se hizo en los estudios Filmstaden en Råsunda, mientras algunas escenas se rodaron en exteriores en Lund y en Estocolmo.
La salud de Sjöström les preocupaba bastante. Carl Anders Dymling le había dicho que todo lo que tendría que hacer era: "recostarte en un árbol, comer fresas silvestres y pensar en tu pasado”. Sin embargo las cosas fueron más duras. Recuerda Bergman: “El primer día en que trabajamos juntos Victor estaba de un temperamento vil. Me dijo: 'No quiero hacer esto, no creo que tengas la razón'. Discutimos. Yo quería que hiciera cosas que él no quería hacer o, para ser más exactos, yo no quería que él hiciera ciertas cosas que él quería”. A esto se sumó el inconveniente de que olvidara sus líneas. Al respecto, comentaba Ingrid Thulin: "Su corazón no estaba muy fuerte durante la realización. Se encontraba cansado a menudo y tenía dificultades para recordar sus líneas. Eso hacía que se sintiera enojado e irritable consigo mismo. Una reacción que creo que surgió del orgullo herido y de la insistencia en la disciplina del actor que había mantenido desde sus tiempos como director. Ingmar trabajó con Sjöström con amor, admiración y un tacto y comprensión infinitos. Él y yo llegamos a un acuerdo tácito: sería a mí a quien echaría la culpa cuando tuviéramos que repetir una escena porque Victor hubiera olvidado sus líneas. No sé si realmente logramos engañarlo, pero esta estrategia realmente funcionó, especialmente en lo relativo a las relaciones entre Ingmar y Victor, pero también en las que me concernían a mí. Este acuerdo tácito estableció un vínculo entre dos generaciones de intérpretes, un respeto mutuo, tolerancia, y amistad que espero que de algún modo mitigara la soledad que envolvía a Victor –que estaba completamente en sintonía con la película."
El director de fotografía Gunnar Fischer cuenta que muchas escenas tuvieron que rodarse en interiores debido a su escasa salud: "Tuvimos que hacer algunas retroproyecciones muy malas en el coche porque nunca sabíamos si Victor estaría vivo al día siguiente."
A pesar de todo Bergman se encontraba fascinado con el viejo maestro: “Nunca dejo –curiosamente, desvergonzada- mente– de estudiar su poderoso rostro. Algunas veces es como un sordo grito de dolor, algunas veces está distorsionado por una crueldad desconfiada y una quejumbrosidad senil, algunas veces se disuelve en la autocompasión y en llantos sorpresivamente sentimentales”.
Y para Bergman, como nos recordaba en "Chaque film est mon dernier film", el rostro es muy importante: "Hay muchos realizadores que olvidan que el rostro humano es punto de partida de nuestro trabajo. Ciertamente, nosotros podemos dedicarnos a la estética del montaje, podemos imprimir a los objetos o a las naturalezas muertas ritmos admirables, mas la proximidad del rostro humano es ciertamente la nobleza y la característica del film. Se deduce pues que el actor es nuestro instrumento más precioso y que la cámara no es más que el mediador de las reacciones de este instrumento.(...) Para dar a la expresión del actor el máximo poder posible de expresión, el movimiento de la cámara debe ser simple, y además cuidadosamente sincronizado a la acción. La cámara debe intervenir como un observador totalmente objetivo, y sólo excepcionalmente puede participar en los acontecimientos. Por lo tanto debemos recordar que el medio de expresión más bello y mejor del actor es su mirada. La ausencia o multiplicación de los primeros planos caracteriza, infaliblemente el temperamento del realizador del film y el grado de interés que siente por los hombres."
El rodaje finalizó el 27 de agosto y Bergman dejó la edición del filme en manos de Oscar Rosander. “Volví inmediatamente a Malmö para poner en escena 'El misántropo'”.
'Fresas salvajes' se estrenó simultáneamente en siete ciudades suecas el 26 de diciembre de 1957. Meses después del estreno, Bergman se hallaba en Dalarna y se encontró con un amigo de la infancia, quien le contó que cuando estaba viendo 'Fresas salvajes', “Empezó a pensar en la tía Berta, quien estaba sola en Borlänge. No la podía sacar de mis pensamientos y cuando mi esposa y yo volvimos a casa, le dije que invitáramos a la tía a la pascua”. Eso, dijo Bergman “es la mejor crítica que he recibido”.
El 8 de julio de 1958 la película obtuvo el Oso de Oro en el Festival de Berlín de un jurado presidido por Frank Capra. Jean-Luc Godard, que cubría el festival para Cahiers du Cinema, escribió en un telegrama: “multipliquen a Heidegger por Giraudoux y obtendrán a Bergman”.
Para escribir esta reseña hemos utilizado como fuentes, fundamentalmente, tres enlaces: Bergmanorama, Tiempo de Cine y Al cine con Donatello.
En el próximo Cinefórum hablaremos de...
"Luces de la ciudad"
"Luces de la ciudad"
Recogiendo una sugerencia de Ricar2 y aprovechando que el 4 de abril se cumplen 80 años del estreno en España de 'City lights (Luces de la ciudad)', hemos decidido programar dicha película para el próximo Cinefórum que cae en 6 de abril.
En el momento del estreno el cine sonoro ya estaba al orden del día, pero Chaplin insistió en que su película fuera muda. Fiel a su estilo, nos ofrece una comedia romántica, donde se mezclan momentos de gran ternura, algo de drama y el humor que hizo célebre a su autor.
Aquí tenéis algunos enlaces con información sobre la película:
- Como siempre, recomendamos echar un vistazo a las críticas que hacen los usuarios de Filmaffinity.
- En La Puerta de Babel tenéis un artículo interesante.
- En Suite 101 encontramos algunas curiosidades.
- En Lo que yo te diga, también dedican una reseña a 'Luces de la ciudad'.
- Decine21 también contiene una crítica del filme que nos ocupa.
- Para finalizar, también podéis consultar en Wikipedia.
Esta vez sólo hemos localizado la película online en su versión original, esto es, con intertítulos en inglés pero sin subtítulos en castellano. Pero bueno, por si alguien no tiene otra copia a mano, aquí la tenéis:
Hace unos años me presentaron a un crítico de cine muy pedante que veraneaba en mi pueblo, y me explicó que había visto la película de Bergman a los doce años y se había quedado fascinado: quizá por eso entonces le cogí un poco de manía (a la película, quiero decir). Hoy me parece una de sus primeras obras maestras absolutas, inevitable cumbre de su cine de la década de los cincuentas tras la fuerza y la profundidad de títulos anteriores como "La sed", "Un verano con Mónica", "El séptimo sello" y la también magistral "Sonrisas de una noche de verano".
ResponderEliminar(Todo un descubrimiento, tu blog.)
Descubrí esta película en el programa de José Luis Garci (creo que fue el título con el que se despidió) y desde entonces no he vuelto a verla. En su día me impresionó bastante. Quizá sea hora de echarle un nuevo vistazo... Un texto interesantísimo y muy bien documentado, GCPG. Enhorabuena por la entrada, amigo.
ResponderEliminarUn saludo.
Que no se habrá dicho ya del cine de Bergman!, Suu universo está dirigido hacia el interior de cada espectador, y es de una intensidad tal que por momrntos atromenta y da miedo.
ResponderEliminarHace mucho que ví "Fresas Salvajes" me impresionó y emocionó. Gracias por esta excelente entrada.
Un saludo
Acabo de escribir un comentario de tres parrafazos y me ha fallado la conexión y he perdido el texto. Lo intentaré cuando se me pase el disgusto
ResponderEliminarHe visto "Fresas salvajes" más de una vez, no sé si tres o cuatro y es una película muy especial, que cada vez que visionas te afecta de manera distinta. Creo que una película que trata sobre el miedo a la muerte, la infancia perdida, el paso del tiempo, la infelicidad y el dolor nos atañe a todos. Escenas como la onírica del entierro no se pueden olvidar jamás. Es mi favorita de Bergman junto a "Persona".
ResponderEliminarUn gran texto GCPG y brutal el respeto entre dos grandes directores que tan bien documentas. La anécdota del amigo que ve la película y decide ir a ver a su tía, al igual que la respuesta de Bergman son de una ternura exquisita.
"Luces de la ciudad" no solo me apasiona, sino que creo que tiene el mejor final de la historia del cine y tiene mucho que ver con mi pasión por este arte, así que espero el próximo cinefórum con ansia. Un saludo.
"Fresas salvajes", seguramente la mejor de Bergman, aunque aventurarse por una en la filmografía del sueco es difícil. Coincido con el comentario anterior, entre esta y "Persona" tandría mis dudas en cual elegir.
ResponderEliminarEl libro, mira que tengo referencias de él, pero no lo he leído todavía. Toda una invitación, después de leerte, a ponerse a ello pero ya!.
Buenísima entrada, para degustarla tranquilamente ;).
ResponderEliminarLa primera secuencia en la que aparece ese sueño totalmente hipnótico al más puro estilo Kafkiano ya es toda una declaración de intenciones. Los simbolismos, el toque surrealista, la reflexión moral y el misticismo propio de Bergman están aquí en su máxima expresión. Una obra para sumergirse y, como bien dices, plantearse sus preguntas aunque a veces no tengan respuesta.
Un saludo!
Quedarse con una de Bergman es muy complicado. Quedarse con diez de Bergman me resulta igualmente complicado. Quedarse con veinte de Bergman, tal vez, empiece a clarificar las cosas. Pero sin duda, en todas las listas quedaría Fresas salvajes. Le tengo especial cariño, me recuerda a mis años de estudiante, cuando descubrí el cine -sobre todo descubrí lo que no era cine-. Engullí cuanto pude (entonces no era tan fácil acceder a Bergman o Tarkovski), e hicimos un ciclo en la universidad sobre ellos. Escribí sobre ellos, y algo se publicó. Pero me quedo con el pasaje onírico, una buñuelada fantástica.
ResponderEliminarEnhorabuena por esta exhaustiva entrada, gourmets.
"La placentera y creativa convivencia con Bibi Andersson había empezado a romperse, no recuerdo la razón." Jeje, qué tramposillo Bergman. Cómo escuecen los recuerdos...
ResponderEliminarJoder, la peli más importante de la historia!. Un poco fuerte, pero La Carreta Fantasma tiene casi 100 años y sigue sorprendiendo.
Me repito: Desmontando a Harry es un remake (encubierto?) de Fresas Salvajes que junto con El Manantial de la Doncella y El Séptimo Sello son mis favoritas de Bergman (y luego Persona).
Bergman, Dreyer y sus obsesiones con el rostro humano, qué tíos.
Lo que está claro es que Fresas Salvajes es al Cine lo que la madalena de Proust a la Literatura.
P. S. La siguiente entrega también viene pisando fuerte...
Entradón! Reflejas muy bien el sentir de Bergman en las relaciones que tuvo con gente cercana, y tan cercana (padres), y que tuvieron que ver con el proyecto de esta película, especialmente con Victor Sjöström. Los sentimientos de soledad y de inconformismo por el paso del tiempo, y los cambios que producen, aclaran la visión que Bergman tiene de la existencia. De niño, seguramente, era mucho más feliz, a su manera, que de mayor... ¿Hacia dónde vamos? La muerte como angustia vital que envuelve todo acto y toda existencia. Hasta pronto, Gourmet.
ResponderEliminar... en este caso el cine no nos alimenta... nos mortifica...
ResponderEliminarBueno, que decir que no se haya dicho ya. Mi opinión personal es que sí, Bergman abre imágenes, ventanas a nuestro mundo interior. Nos pueden aterrar o sorprender, porque en realidad somos unos desconocidos para nosotros mismos. Bergman lo sabe y lo explota.
ResponderEliminarLa escena del reloj. Me parece un resumen en esencia de la película. Como si dijese - El tiempo nos mira.
Un saludo.
Que entrada magnífica, es extensa pero se disfruta tanto que te la pasas en un santiamén, lo de la admiración de Bergman por el actor de "Fresas salvajes" es una exposición de cine perfecta, los sacrificos que tuvo que hacer para llevar a cabo su sueño de tener a su ídolo adolescente en una de sus realizaciones son exquisitas, como se ve me gustó mucho el escrito porque me sobran lo halagos. He visto la película dos veces, me parece una historia hermosa sobre la mirada de un anciano frente a sus últimos días y su viaje en carro a Uppsala donde van surgiendo en el trayecto sus memorias, toda su personalidad se desgrana en ese lapso. La escena del sueño es intensa, dicen que es una de las partes más memorables del cine mundial, toda la caminata hasta que encuentra su propio cuerpo es fantástica, agorera del futuro o de los porpios miedos inconscientes. El intelecto de Bergman al servicio del arte es solo digno de alabanzas, es uno de los maestros del cine. Y espero leer sobre Chaplin y ya de por sí tengo pensado conseguir la película. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Tras el desasosiego de 'Fresas salvajes', vengo a traeros buenas noticias.
ResponderEliminarEste cinefórum ha llegado en un momento muy especial para mí, justo cuando un amigo, llamémosle R, me está dando una lección de lo que es la vida con su lúcida gestión de un cáncer terminal.
Al contrario que Isak, casi muerto en vida, mi amigo está muy vivo. Por eso quizá el primero constantemente se remonta al pasado, buscando cuándo y por qué empezó a morir, y sin embargo R piensa en el futuro. Un futuro corto en su caso, pocos meses, así que lo prolonga con el después, con cómo quiere que sean las cosas. Isak recuerda pérdidas, R sigue construyendo afectos.
Es evidente, a nadie le gusta morirse, pero R ha comprendido que lo único que le diferencia del resto de nosotros es que la limitación de tiempo que todos tenemos en su caso tiene fecha. Superado ese mal trago lo importante es precisamente saber vivir.
Claro, seguro que le cabrea no tener el tiempo suficiente para poner su granito de arena (piedra angular para algunos) en el análisis de qué está sucediendo en Japón, o en Libia, pero no más que no poder abrazar y besar a todos los que le queremos, que somos muchos.
Lamentablemente yo no soy un tipo lúcido como R, creo que estoy más cerca de la incertidumbre de Isak, así que me cuesta comprender cuál puede ser el secreto de mi amigo, cómo es posible que los demás lloremos y él sin embargo haga bromas y nos de soporte. Pero volviendo a ver 'Fresas salvajes' creo que el misterio pudiera estar en el corazón. Isak ha sido egoísta y engreído, lo que ha hecho que le abandone todo el mundo, R es generoso y atento, lo que hace que nadie, nunca, le olvide.
Utilizando una de las obsesiones de Bergman, si alguien pudiera encarnar un primerísimo plano de la vida, ese sería R.
Así que ya veis, estamos de enhorabuena, vivir merece la pena.
Muy completa la información y muy currada la reseña, pero, excepto el primer párrafo de introducción, echo de menos tu impresión de la película.
ResponderEliminarA mí me fascinó ese viaje existencial. Como no, el sueño surrealista, muy daliniano; pero también cada una de las paradas del camino. Una peli con una influencia importante en los cineastas contemporáneos y posteriores (españoles incluídos).
Saludos!
Siguiendo el comentario de Ethan, seguro que CArlos Saura tomó buena nota de Fresas salvajes para rodar La prima Angélica. Son realmente mágicas esas escenas de recuerdos (por cierto, son recuerdos falsos, imaginaciones, si os fijais), en los que él participa como anciano bien vestido. No se han vuelto a filmar escenas así, no se pueden filmar, no se pueden dar las cirscunstancias en que se rodó la película.
ResponderEliminarLas películas de Bergman puede que tengan un tema central: el reencuentro con el pasado, o la muerte, o la enfermedad (Gritos y susurros, a cuenta del estremecedor comentario de Eduardo), pero en realidad en todas ellas salen siempre el resto de sus temas y obsesiones: las relaciones de pareja, el vacío, la religión, esas relaciones entre padres e hijos marcadas por la frialdad y el egoismo, siempre están ahí en mayor o menor medida, es uno de los cineastas más obsesivos.
La película está llena de escenas memorables: el encuentro de Borg con su madre es tremendo, durísimo, y me recuerda a otra escena parecida, indeleble, se Saraband, su última película. Me encanta ese momento, vuelve a ser un niño temeroso el anciano. Y la escena final es bellísmo, el testamento más hermoso que pueda tener un actor/director como Sjöstrom.
Por cierto, hace unos años, recuerdo que Fernando Trueba abrió la caja de los truenos de denostar a Bergman, y entre la cinefilia más cool se puso de moda ignorar a este grandísimo creador. Me alegra que estemos aquí en este humilde foro recordando su cine, que es imperecedero por universal.
A ver... Todavía no he visto La carreta fantasma!!!
ResponderEliminarMe ha gustado lo de Ingrid Thulin y lo de que le echaran las culpas a ella cuando Victor "perdiera" las líneas. Por otra parte, el detalle de Bergman diciendo que es una película que Victor hizo suya es muy bonito también.
Es una peli que me gusta mucho. Y no voy a decir que como Ingmar también ando siempre perdido o con ensoñaciones de tiempos pasados...pero sí a menudo.
Y bueno, que llego tarde...pero me hace gracia lo de que la semana que viene sea Luces de la ciudad. La dan el miércoles en el ciclo de cine transformaciones aquí en Bilbo (yo la vi hace nada con mi hija). La de Bergman la he visto unas tres veces...pero la de Chaplin he perdido la cuenta...
Dice David Amorós que tiene el mejor final de la historia del cine. Coincido.
Un saludo.
Joder! Acabo de leer el comentario de eduardo...
ResponderEliminarEn fin..
Pues sí, eduardo, toda una lección de vida. Sobrecogedor comentario, potente contrapunto a las interpretaciones que se están haciendo de esta película.
ResponderEliminarMe he quedado impresionado por la cantidad y sobre todo la calidad de la información que manejas, Gourmet, y por la forma en que lo presentas: un lujo de reseña informativa, sí señor. La próxima vez que vea esta película lo haré, sin duda, con otros ojos.
ResponderEliminarY me guardo las observaciones de Bergman relativas a la importancia de los actores y la forma de rodar; solo como vara de medir, que conste...
La aportación de Eduardo aunque parezca contradictorio es un rayo de esperanza sobre la naturaleza humana: cuando uno halla personas así, sobre la lamentación de la pérdida debe primar el aprecio a su grandeza de ánimo.
Un abrazo.
Como siempre, muy agradecidos por vuestros jugosos comentarios, pero en esta ocasión de forma muy especial, porque sabemos que esta es una película difícil de comentar, nos remueve por dentro, como ha quedado demostrado en el comentario de eduardo, y eso siempre dificulta compartir.
ResponderEliminarethan, procuramos no hacer valoraciones propias de las películas presentadas en el cinefórum y centrarnos más en detalles de la producción, o en opiniones de otros. El objetivo es dar alguna información adicional tras su visionado que pueda ayudar a su análisis, pero reservando éste casi por completo a los comentarios. Cualquier día nos da la ventolera y cambiamos de criterio, pero por ahora vamos manteniéndolo.
En cuanto a la película, muy de acuerdo con todos los comentarios, pero especialmente con el de Ricar2. Como dice David Amorós la película trata sobre la muerte y los miedos que nos genera, sobre la vejez, sobre el paso del tiempo o su parada en algún momento de la vida (ese reloj sin manillas), pero también de muchas más cosas. Esa pareja que se destroza pero que parece que no puede vivir separada, Saraband claro, y también su predecesora Secretos de un matrimonio, una relación que es el espejo de la propia de Isak, como a su vez lo es la de su hijo y Sara...
Me encanta esta relación constante entre las diversas historias que conforman la película, cómo entendemos muy bien la relación de Isak con su hijo porque Sara nos cuenta las reacciones del marido. Y cómo Sara a su vez termina de descubrir lo que le espera cuando visitan a la madre de Isak, terrible escena.
Cuánto se parece la turista alocada que no sabe por quién de los dos chicos decidirse con la prima que finalmente elige al hermano.
Película descorazonadora en la que parece que no hay esperanza, que los males se repiten generación tras generación, que no hay lugar para el perdón (terrible la frase de Isak "¿es que no puedo arrepentirme de algo alguna vez en mi vida?"), que la incomprensión de lo que nos pasa es generalizada...
Sin embargo yo soy un optimista nato, lo que denota mi gran ingenuidad, unida a un alto grado de desinformación y falta de reflexión, así que en la parte final descubro que se abren algunas puertas a la esperanza.
Os cuento cómo continúa la película por si alguno no lo sabe. Esa noche, tras la serenata y el precioso recuerdo de sus padres Isak no se queda en la cama. Se levanta, va a la habitación del ama de llaves y comienzan a tutearse con pasión. A la mañana siguiente le echa un rapapolvo al hijo y le perdona la deuda. Le advierte también de que se ande con ojo, que él y Sara han hecho muy buenas migas y que si no deja de mirarse el ombligo se la lleva a recorrer Europa con los tres turistas.
Y desde entonces Isak nunca más tuvo pesadillas...
Pues extrañanamente a mí no me ha dejado una impresión pesimista. El final, con el anciano durmiendo de una manera apacible, la presunta reconciliación o al menos acercamiento o comprensión entre él y su nuera, vaya, que parece haber alcanzado alguna especie de paz interior.
ResponderEliminar"Fresas Salvajes" es una de mis películas favoritas, no sólo de Bergman, sino en general.
ResponderEliminarMe encanta porque es un viaje múltiple, con muchas capas. Tenemos un viaje espacial, viajes al pasado y viajes al interior -que se solapan- y todos estos viajes sirven para aprender y afrontar el trayecto de vida que queda.
Me parece una película muy enriquecedora a nivel personal porque nos enseña que la vida, las experiencias, nos modelan como personas, y que muchas veces, por el motivo que sea (soberbia, ira, miedo,...), no actuamos de la manera más adecuada para nosotros y/o para los que nos rodean. Aunque a primeras parece una película triste, con esas historias que se repiten en las diversas generaciones y que parecen no tener solución, yo también lo veo de una forma optimista.
Creo que Bergman lanza un mensaje precioso de la necesidad de compartir y de expresar lo que sentimos. Las distintas partes de la historia se ven reflejadas unas en otras, y cuando abren sus corazones es cuando empiezan a comprenderse y a darse cuenta de que no son tan distintos. Y la comprensión es la primera parada para llegar al entendimiento.
Estoy convencida de que tras su viaje -sus viajes-, sus pesadillas, sus ensoñaciones, sus recuerdos del pasado, en la vida de Isak van a cambiar muchas cosas. No hay más que ver la sugerencia de tuteo a Agda, el abrazo con su nuera y el atisbo de acercamiento con su hijo.
¿Que no puede arrepentirse de nada de lo que ha hecho? A veces no es obligatorio arrepentirse. De hecho si el arrepentimiento nos lleva a mortificarnos es contraproducente. A veces con asumir y darnos cuenta de nuestros actos y sus consecuencias para aprender de ellos, y ver por qué hemos actuado así, en mi opinión es suficiente. ¿Que he hecho esto y me he dado cuenta de que está mal? Hecho está, pero intentemos que no vuelva a repetirse. Y creo que eso es lo que logra Isak. Aunque esto, obviamente, es una opinión personal...
Eduardo, tu amigo os está dando una lección magistral sobre la vida. Entre todas las formas existentes para afrontar una situación de este tipo ha optado por una de las más difíciles y que más fortaleza requieren pero, sin duda, la más constructiva para él y para los que le rodean. Me quito el sombrero.
La tenemos lista para esta noche, cuando llegue la paz al hogar, con las niñas en la cama y una copita de vino tinto en la mano.
ResponderEliminarComento cuando la digiera, y Cris creo que hará lo mismo.
Un saludo y buen week-end.
Igualmente, David. Ya nos contaréis, siempre será un placer conocer vuestras impresiones.
ResponderEliminarSaludos
Algo trata de abrirse paso en el subconsciente de Isak Borg, puede que sea un cierto vértigo frente a la cercanía de la muerte o puede que los fantasmas del pasado no hayan sido tan bien "estirpados quirurgicamente" como se preveía. El caso es que el ilustre Isak Borg ha dejado de mirarse al ombligo para mirar hacia atrás y con ello darse cuenta de lo que tiene alrededor.
ResponderEliminarAfortunadamente Bergman nos muestra a este Isak Bog que se deshiela (que a todos nos gusta) y no el que fue: El egoista, el de las normas, el que reaccionaba con frialdad, el gran profesional pero distante padre y marido.
En esto se nota el cariño y la admiración que Bergman siente por Sjöström.
"Fresas salvajes" no sólo invita a la reflexión y al autoanálisis, sino que es una experiencia cinematográfica hermosa y ejemplificadora.
Especialmente hermosas y con chispa me han parecido las secuencias de vuelta a la juventud en la casita de vacaciones.
No entendí muy bien lo que Bergman trataba de transmitir con una de las secuencias oníricas, la de los pájaros al atardecer y con la Bibi Anderson del pasado llevando al bebe dentro de la casa, una secuencia inquietante pero que se me escapa.
En resumen, es una gran película, capaz de abrirme un apetito voraz hacia el cine de Bergman. Yo soy uno de esos "afortunados" que ha profundizado poco en la obra del maestro sueco y que por tanto aún le quedan muchas joyas como esta por descubrir.
Un saludo y felicidades por tu excelente entrada.
Gracias a ti por tu comentario, David. Efectivamente, las secuencias oníricas son bastante perturbadoras, y no todas hallan una secuencia lógica en la mente del espectador. Puede tratarse de imágenes de la infancia de Bergman, quién sabe... puede ser su magdalena del tiempo perdido.
ResponderEliminarSaludos
Al hilo de lo que comenta David, uno de los peros que se le puede poner a la película (a cualquier película se le pueden poner, no hay nada perfecto, afortunadamente), es que es difícil de ver y de creer que este entrañable viejecito haya sido ese ser estricto, frío, quién sabe si cruel, padre y marido.
ResponderEliminarAhí van unos cuantos de mis Bergaman favoritos, sin orden definido: "Sonrisas de una noche de verano", "El séptimo sello", "Fresas salvajes", "Un verano con Mónica", "Saraband". Algunas (muchas) necesitaría volverlas a ver para opinar con más criterio, y hay algunas que aún no he visto.
Yo como monsieur le gourmet soy un optimista nato.
ResponderEliminarVeo el "happy end" con Isak redimido y con su hijo en vías de recuperación gracias a Marianne (a la que ama demasiado para dejarla en aras de sus principios) que le va a hacer pasar por el aro rapidito.