Una ciudad, un pueblo o un barrio no se pueden entender sólo tomando como referencia su paisaje, sea éste natural o creado por el hombre. Lo que constituye la verdadera esencia de estos lugares, su savia, es el paisanaje, los seres que los habitan bien de forma habitual, bien de forma esporádica. Son fundamentales las relaciones que se establecen entre estas personas (relaciones interpersonales) y entre cada individuo con el entorno no humano que lo rodea.
Más o menos de estas premisas parte la película a la que dedicamos el Cinefórum de hoy. 'En construcción', cuarto largometraje de José Luis Guerín, es una película documental que nos acerca a la construcción de un nuevo edificio en el barrio de El Raval de Barcelona. Asistimos a una transformación en el paisaje urbano, pero a Guerín y sus colaboradores les preocupa más mostrarnos los cambios que sufre el paisaje humano según avanzan las obras.
Como comentábamos el lunes, Guerín no va con prisas. Dedica a cada película el tiempo que sea necesario. 'En construcción' fue un proyecto largo. Su realización abarcó más de dos años. La idea surgió como un proyecto vinculado al Máster en Documental de Creación (MDC) de la Universidad Pompeu Fabra. Para llevar a cabo esta película reunió a un grupo de cinco jóvenes creadores: Núria Esquerra, Mercedes Álvarez, Amanda Villavieja, Abel García y Francina Cirera. Todos ellos estuvieron implicados en el proyecto de principio a fin. Desde la génesis hasta ver la película acabada. Participaron en mayor o menor medida en todas las etapas del proceso.
No existía un guión previo estrictamente hablando. Partieron de una idea general y dejaron que la historia se fuera creando a sí misma. Alternaron rodaje y montaje. En función de cómo iba desarrollándose la historia tiraban por un camino o por otro. Ni qué decir tiene que hacer una película así exige un conocimiento del medio, una capacidad de observación y una claridad de ideas, de lo que se quiere transmitir, tremendos.
Los personajes que aparecen son reales y sus diálogos espontáneos. Obviamente no podía salir todo el mundo, de modo que se hizo una selección de personas representativas de cada grupo que sería en quienes se centraran durante el rodaje.
Aunque Guerín reconoce su admiración por Erice y 'El sol del membrillo', en 'En construcción' no lo identifica como su modelo de referencia principal. Considera más bien a su propia película deudora de su experiencia personal en el cine, citando 'Innisfree' como filme donde ensayó aspectos que desarrollaría en 'En construcción'. Tanto en el asunto de dedicar a cada película el tiempo que se precise como en la pertinencia de realizar una especie de "casting" para determinar a qué individuos filmar, Guerín se refiere a Flaherty y más concretamente cita su obra 'Nanuk, el esquimal'.
'En construcción' se ha convertido en uno de los documentales más vistos, laureados y premiados de nuestra cinematografía.
Hasta aquí llega nuestra parte de la reseña. Ahora les toca hablar a Guerín y a Erice. Me explico: buscando información para realizar la presentación de la película encontramos un par de documentos (un vídeo y un texto) que hemos preferido anexar tal cual para completar la información de arriba.
Anexo 1: En este vídeo rodado con motivo de la participación de 'En construcción' en el 49 Festival de Cine de San Sebastián, Guerín cuenta algunos detalles de la producción de la película. 'En construcción' ganó el Premio Especial del Jurado, el Premio FIPRESCI y el Premio del CEC a la mejor película.
Más o menos de estas premisas parte la película a la que dedicamos el Cinefórum de hoy. 'En construcción', cuarto largometraje de José Luis Guerín, es una película documental que nos acerca a la construcción de un nuevo edificio en el barrio de El Raval de Barcelona. Asistimos a una transformación en el paisaje urbano, pero a Guerín y sus colaboradores les preocupa más mostrarnos los cambios que sufre el paisaje humano según avanzan las obras.
Como comentábamos el lunes, Guerín no va con prisas. Dedica a cada película el tiempo que sea necesario. 'En construcción' fue un proyecto largo. Su realización abarcó más de dos años. La idea surgió como un proyecto vinculado al Máster en Documental de Creación (MDC) de la Universidad Pompeu Fabra. Para llevar a cabo esta película reunió a un grupo de cinco jóvenes creadores: Núria Esquerra, Mercedes Álvarez, Amanda Villavieja, Abel García y Francina Cirera. Todos ellos estuvieron implicados en el proyecto de principio a fin. Desde la génesis hasta ver la película acabada. Participaron en mayor o menor medida en todas las etapas del proceso.
No existía un guión previo estrictamente hablando. Partieron de una idea general y dejaron que la historia se fuera creando a sí misma. Alternaron rodaje y montaje. En función de cómo iba desarrollándose la historia tiraban por un camino o por otro. Ni qué decir tiene que hacer una película así exige un conocimiento del medio, una capacidad de observación y una claridad de ideas, de lo que se quiere transmitir, tremendos.
Los personajes que aparecen son reales y sus diálogos espontáneos. Obviamente no podía salir todo el mundo, de modo que se hizo una selección de personas representativas de cada grupo que sería en quienes se centraran durante el rodaje.
Aunque Guerín reconoce su admiración por Erice y 'El sol del membrillo', en 'En construcción' no lo identifica como su modelo de referencia principal. Considera más bien a su propia película deudora de su experiencia personal en el cine, citando 'Innisfree' como filme donde ensayó aspectos que desarrollaría en 'En construcción'. Tanto en el asunto de dedicar a cada película el tiempo que se precise como en la pertinencia de realizar una especie de "casting" para determinar a qué individuos filmar, Guerín se refiere a Flaherty y más concretamente cita su obra 'Nanuk, el esquimal'.
'En construcción' se ha convertido en uno de los documentales más vistos, laureados y premiados de nuestra cinematografía.
Hasta aquí llega nuestra parte de la reseña. Ahora les toca hablar a Guerín y a Erice. Me explico: buscando información para realizar la presentación de la película encontramos un par de documentos (un vídeo y un texto) que hemos preferido anexar tal cual para completar la información de arriba.
Anexo 1: En este vídeo rodado con motivo de la participación de 'En construcción' en el 49 Festival de Cine de San Sebastián, Guerín cuenta algunos detalles de la producción de la película. 'En construcción' ganó el Premio Especial del Jurado, el Premio FIPRESCI y el Premio del CEC a la mejor película.
Anexo 2: Texto publicado por César Wonenburger en trendesombras.com sobre el SEMINARIO “EL DOCUMENTAL: LA REALIDAD Y SUS SIMULACROS”. La Coruña. 17 de octubre de 2003.
"Ahí vienen los dos dioses”. Una de las asistentes a la inauguración del seminario El documental: la realidad y sus simulacros que se celebró durante los meses de octubre y noviembre de 2003 en el Centro Galego de Artes da Imaxe (CGAI) en su sede coruñesa, resumía de ese modo la expectación provocada por la presencia, en vivo y en directo, de los dos representantes por excelencia del cine de autor en España. El histórico Víctor Erice (El espíritu de la colmena, El sur, El sol del membrillo) y su reconocido epígono, José Luis Guerín (Los motivos de Berta, Innisfree, Tren de sombras, En construcción) fueron convocados para hablar de ese territorio aún poco explorado que ofrecen las nuevas escrituras cinematográficas encasilladas como no-ficción. Lo que sigue es un resumen parcial de la charla que estos dos creadores de mirada insobornable y lúcida mantuvieron ante un público que siguió en silencio reverencial más de dos horas y media de lección en torno al cine, de hoy y de siempre.
– Guerín: «El documental se ha convertido en ese perezoso cajón de sastre donde se incluye todo ese mundo de escrituras que no es estrictamente cine de ficción. Incluso hay gente que cree que la diferencia esencial entre el cine de ficción y el documental es que los que se dedican a este último no trabajan, como si la realidad se dejase capturar así, por las buenas… Ahora todo lo incatalogable se denomina documental, pero creo que eso cambiará dentro de unos años, cuando aparezca otro pensamiento teórico».
– Erice: «A mí me parece que en el cine documental hay ficción, de la misma manera que en la ficción siempre hay un aspecto documental. Sin embargo, se acepta la convención según la cual una película es un documental cuando las personas que aparecen en las imágenes hacen y dicen cosas que no les han obligado a hacer, como ocurre en una ficción, y que generalmente no son actores. Pero yo no establecería diferencias entre uno y otra, porque creo que la ficción está en la mirada del que mira, que expresa una subjetividad. El cineasta se expresa a través de la forma que tiene de situarse con relación a lo que quiere fotografiar, en la manera de encuadrar, de contar. Y en ese sentido, desde sus orígenes, el cine y el documental han ido de la mano».
La ficción se agota
– Guerín: «En cualquier caso yo observo algo esperanzador, y es que ese caos, todavía por definir, que representa el mundo de escrituras de la no-ficción parece el único espacio que aún no está agotado. Todavía queda mucho por hacer. En cambio, el cine de género: la comedia, el negro y demás está totalmente agotado. Tuvo su esplendor en los años 30 o 40 pero se acabó».
– Erice: «Sí, pero quizá más que de la muerte del cine cabría hablar de que actualmente existen unas formas muy gastadas de ficción, y en ese sentido, el documental podría servir para nutrirlas de nuevo. Creo que el problema del cine de hoy es que los realizadores no se paran a observar, antes de hablar. En una ficción siempre partimos de una visión previa de las cosas: el cine moderno privilegia el rodaje y el montaje frente a otras fases de la realización. Yo, ahora mismo, me sitúo en una zona fronteriza de mestizaje entre ficción y documental. A partir de El sol del membrillo he realizado el viaje inverso. Haciendo esa película me sentí como los primeros cineastas, al margen del proceso industrial».
– Guerín: «En la mayoría de las películas de ahora, si hay pensamiento se circunscribe únicamente al guión, que ejerce un despotismo cruel. Se piensa en el guión, y después el rodaje y el montaje se ejecutan metó- dicamente, como algo ya previsto. No se deja nada al azar. En el cine industrial pensar es un tabú, más allá del guión. Por eso Chaplin es el mejor cineasta: porque al final de su vida se podía permitir el lujo de parar un rodaje para meterse en su roulotte y repensarlo todo de nuevo. Lo suyo era un work in progress en el que iba analizando la película en la medida en la que ésta se iba rodando, y si tenía que cambiar algo, incluso una actriz, se hacía, aunque supusiera un retraso. Ésa es la manera más natural de rodar».
– Erice: «Los cineastas que hoy en el mundo trabajan en una dimensión más interesante son los que hacen como si estuvieran en su propio taller, igual que los pintores. Pero para ello se deben afrontar proyectos en las condiciones menos costosas posibles. Hay que ser casi un misionero, desprenderse de todos los elementos innecesarios, huir de toda exhibición tecnológica y quedarse con lo esencial. A partir de ahí uno puede aproximarse al tiempo de los pintores o escritores».
Los peligros de la tecnología
– Guerín: «Pienso que las nuevas tecnologías han fomentado una serie de recursos gratuitos…»
– Erice: «Yo no concibo el cine más que como un medio de conocimiento, de conocer algo que no sé de antemano, es una experiencia total, una aventura en su sentido más radical. Hay autopistas, en las que todo está señalizado, y hay senderos, en los que lo verdaderamente importante no es tanto el viaje como la deriva. Son dos estrategias distintas que generan dos tipos de conocimiento diferente. Para mí el cine ha sido una forma de entrar en contacto con los demás, de tender puentes: el problema es que esa ribera a la que queremos llegar está ahora mismo ocupada por el enemigo».
– Guerín: «El cine ha avanzado a partir de sus carencias, por eso el cine norteamericano más interesante se encuentra en la Serie B. Rara vez las grandes producciones americanas han aportado algo interesante. En la Serie B se encontraban las figuras en conflicto con la industria: muchas veces tenían que trabajar con decorados incompletos, y eso les obligaba a aportar soluciones extraordinariamente creativas. La sugerencia, el poder de evocación se encuentran ahí. El conflicto incita el lado más creativo de los cineastas».
Masajes para el ojo
– Erice: «Ni siquiera un director como Spielberg mantiene una coherencia visual, el audiovisual es un magma estilístico, una con- taminación que ha empo- brecido el lenguaje. Lo que se ofrece es un masaje para el ojo. Las películas ahora van a morir a la televisión, que es un sumidero. El cine no existiría sin el apoyo financiero de las televisiones. El problema es que quienes las rigen son ejecutivos pendientes de la audiencia. Lo que convirtió al cine en el gran arte popular fue que los productores de Hollywood querían hacer dinero, pero también les gustaba el cine. En la actualidad eso ha cambiado: los que toman las decisiones son ejecutivos sin ningún interés, y los temas del cine vienen dados por la televisión».
– Guerín: «La puesta en escena en estos momentos es banal, muy aburrida. La tecnología debe estar al servicio del ser humano. La democratización a veces conduce a la vulgarización. La gente no conoce la memoria cinematográfica. Ahora cualquier chaval se siente capacitado para hacer un largo. Yo me encuentro con alumnos que me presentan videos "rompedores" en los que no entiendo nada. En literatura la gente sabe quién es Homero, pero en cine no hay esos referentes. No se enseña el cine de antes».
Un país sin tradición
– Erice: «El problema es que España no tiene tradición cinematográfica. El cine republicano desapareció con la Guerra Civil, y Buñuel tuvo que exiliarse. El cine español no ha pasado por la experiencia de la modernidad: no hemos tenido una Nouvelle Vague o un Neorrealismo».
– Guerín: «Ahora mismo es imposible hablar de nacionalidades en el cine».
– Erice: «En estos momentos no se puede aglutinar a nadie, ni siquiera para defender la llamada “excepción cultural”. Todo el mundo está pendiente de asegurarse su propia supervivencia. Vivimos unos tiempos muy duros, pero el cine sigue teniendo la tarea de resistir. El desarrollo tecnológico está permitiendo abrir fisuras en el cuerpo cinematográfico, inaugurando formas de creación que hasta ahora eran impensables. Pero siendo cierto que el acceso a las nuevas tecnologías abre posibilidades, hay que alertar sobre los peligros. Cada innovación conlleva un aspecto negativo si no se sabe usar».
– Guerín: «Dentro de esas formas de escritura diferente se inscribirían los trabajos de gente como Abbas Kiarostami, Pedro Costa…»
Industria vs. Arte
– Erice: «El problema es que la industria hace todo lo posible por codificar los campos y colocar todo intento de búsqueda, de aventura, en un gueto. A través de los géneros te dicen lo que se puede hacer, lo que es cine y lo que no. Cuando yo presenté El sol del membrillo a varios productores me dijeron que eso no era una película. El gran problema que tienen esos creadores que van contracorriente del cine industrial es la tremenda batalla que ahora mismo se está librando por el control de los medios de difusión. EE.UU. ejerce un dominio hegemónico, que tiene su correspondencia política. En la actualidad, la formación de masas planetarias se lleva a cabo a través de la televisión».
– Guerín: «La condición actual del cineasta es la soledad…»
– Erice: «Somos epígonos de algo en vías de desaparición, figuras residuales. Yo comparto el aire crepuscular de Godard cuando habla de la desaparición del cine. La gente joven tiene que buscar su camino».
Ahora os toca a vosotros: se abre el turno de palabra.
"Ahí vienen los dos dioses”. Una de las asistentes a la inauguración del seminario El documental: la realidad y sus simulacros que se celebró durante los meses de octubre y noviembre de 2003 en el Centro Galego de Artes da Imaxe (CGAI) en su sede coruñesa, resumía de ese modo la expectación provocada por la presencia, en vivo y en directo, de los dos representantes por excelencia del cine de autor en España. El histórico Víctor Erice (El espíritu de la colmena, El sur, El sol del membrillo) y su reconocido epígono, José Luis Guerín (Los motivos de Berta, Innisfree, Tren de sombras, En construcción) fueron convocados para hablar de ese territorio aún poco explorado que ofrecen las nuevas escrituras cinematográficas encasilladas como no-ficción. Lo que sigue es un resumen parcial de la charla que estos dos creadores de mirada insobornable y lúcida mantuvieron ante un público que siguió en silencio reverencial más de dos horas y media de lección en torno al cine, de hoy y de siempre.
– Guerín: «El documental se ha convertido en ese perezoso cajón de sastre donde se incluye todo ese mundo de escrituras que no es estrictamente cine de ficción. Incluso hay gente que cree que la diferencia esencial entre el cine de ficción y el documental es que los que se dedican a este último no trabajan, como si la realidad se dejase capturar así, por las buenas… Ahora todo lo incatalogable se denomina documental, pero creo que eso cambiará dentro de unos años, cuando aparezca otro pensamiento teórico».
– Erice: «A mí me parece que en el cine documental hay ficción, de la misma manera que en la ficción siempre hay un aspecto documental. Sin embargo, se acepta la convención según la cual una película es un documental cuando las personas que aparecen en las imágenes hacen y dicen cosas que no les han obligado a hacer, como ocurre en una ficción, y que generalmente no son actores. Pero yo no establecería diferencias entre uno y otra, porque creo que la ficción está en la mirada del que mira, que expresa una subjetividad. El cineasta se expresa a través de la forma que tiene de situarse con relación a lo que quiere fotografiar, en la manera de encuadrar, de contar. Y en ese sentido, desde sus orígenes, el cine y el documental han ido de la mano».
La ficción se agota
– Guerín: «En cualquier caso yo observo algo esperanzador, y es que ese caos, todavía por definir, que representa el mundo de escrituras de la no-ficción parece el único espacio que aún no está agotado. Todavía queda mucho por hacer. En cambio, el cine de género: la comedia, el negro y demás está totalmente agotado. Tuvo su esplendor en los años 30 o 40 pero se acabó».
– Erice: «Sí, pero quizá más que de la muerte del cine cabría hablar de que actualmente existen unas formas muy gastadas de ficción, y en ese sentido, el documental podría servir para nutrirlas de nuevo. Creo que el problema del cine de hoy es que los realizadores no se paran a observar, antes de hablar. En una ficción siempre partimos de una visión previa de las cosas: el cine moderno privilegia el rodaje y el montaje frente a otras fases de la realización. Yo, ahora mismo, me sitúo en una zona fronteriza de mestizaje entre ficción y documental. A partir de El sol del membrillo he realizado el viaje inverso. Haciendo esa película me sentí como los primeros cineastas, al margen del proceso industrial».
– Guerín: «En la mayoría de las películas de ahora, si hay pensamiento se circunscribe únicamente al guión, que ejerce un despotismo cruel. Se piensa en el guión, y después el rodaje y el montaje se ejecutan metó- dicamente, como algo ya previsto. No se deja nada al azar. En el cine industrial pensar es un tabú, más allá del guión. Por eso Chaplin es el mejor cineasta: porque al final de su vida se podía permitir el lujo de parar un rodaje para meterse en su roulotte y repensarlo todo de nuevo. Lo suyo era un work in progress en el que iba analizando la película en la medida en la que ésta se iba rodando, y si tenía que cambiar algo, incluso una actriz, se hacía, aunque supusiera un retraso. Ésa es la manera más natural de rodar».
– Erice: «Los cineastas que hoy en el mundo trabajan en una dimensión más interesante son los que hacen como si estuvieran en su propio taller, igual que los pintores. Pero para ello se deben afrontar proyectos en las condiciones menos costosas posibles. Hay que ser casi un misionero, desprenderse de todos los elementos innecesarios, huir de toda exhibición tecnológica y quedarse con lo esencial. A partir de ahí uno puede aproximarse al tiempo de los pintores o escritores».
Los peligros de la tecnología
– Guerín: «Pienso que las nuevas tecnologías han fomentado una serie de recursos gratuitos…»
– Erice: «Yo no concibo el cine más que como un medio de conocimiento, de conocer algo que no sé de antemano, es una experiencia total, una aventura en su sentido más radical. Hay autopistas, en las que todo está señalizado, y hay senderos, en los que lo verdaderamente importante no es tanto el viaje como la deriva. Son dos estrategias distintas que generan dos tipos de conocimiento diferente. Para mí el cine ha sido una forma de entrar en contacto con los demás, de tender puentes: el problema es que esa ribera a la que queremos llegar está ahora mismo ocupada por el enemigo».
– Guerín: «El cine ha avanzado a partir de sus carencias, por eso el cine norteamericano más interesante se encuentra en la Serie B. Rara vez las grandes producciones americanas han aportado algo interesante. En la Serie B se encontraban las figuras en conflicto con la industria: muchas veces tenían que trabajar con decorados incompletos, y eso les obligaba a aportar soluciones extraordinariamente creativas. La sugerencia, el poder de evocación se encuentran ahí. El conflicto incita el lado más creativo de los cineastas».
Masajes para el ojo
– Erice: «Ni siquiera un director como Spielberg mantiene una coherencia visual, el audiovisual es un magma estilístico, una con- taminación que ha empo- brecido el lenguaje. Lo que se ofrece es un masaje para el ojo. Las películas ahora van a morir a la televisión, que es un sumidero. El cine no existiría sin el apoyo financiero de las televisiones. El problema es que quienes las rigen son ejecutivos pendientes de la audiencia. Lo que convirtió al cine en el gran arte popular fue que los productores de Hollywood querían hacer dinero, pero también les gustaba el cine. En la actualidad eso ha cambiado: los que toman las decisiones son ejecutivos sin ningún interés, y los temas del cine vienen dados por la televisión».
– Guerín: «La puesta en escena en estos momentos es banal, muy aburrida. La tecnología debe estar al servicio del ser humano. La democratización a veces conduce a la vulgarización. La gente no conoce la memoria cinematográfica. Ahora cualquier chaval se siente capacitado para hacer un largo. Yo me encuentro con alumnos que me presentan videos "rompedores" en los que no entiendo nada. En literatura la gente sabe quién es Homero, pero en cine no hay esos referentes. No se enseña el cine de antes».
Un país sin tradición
– Erice: «El problema es que España no tiene tradición cinematográfica. El cine republicano desapareció con la Guerra Civil, y Buñuel tuvo que exiliarse. El cine español no ha pasado por la experiencia de la modernidad: no hemos tenido una Nouvelle Vague o un Neorrealismo».
– Guerín: «Ahora mismo es imposible hablar de nacionalidades en el cine».
– Erice: «En estos momentos no se puede aglutinar a nadie, ni siquiera para defender la llamada “excepción cultural”. Todo el mundo está pendiente de asegurarse su propia supervivencia. Vivimos unos tiempos muy duros, pero el cine sigue teniendo la tarea de resistir. El desarrollo tecnológico está permitiendo abrir fisuras en el cuerpo cinematográfico, inaugurando formas de creación que hasta ahora eran impensables. Pero siendo cierto que el acceso a las nuevas tecnologías abre posibilidades, hay que alertar sobre los peligros. Cada innovación conlleva un aspecto negativo si no se sabe usar».
– Guerín: «Dentro de esas formas de escritura diferente se inscribirían los trabajos de gente como Abbas Kiarostami, Pedro Costa…»
Industria vs. Arte
– Erice: «El problema es que la industria hace todo lo posible por codificar los campos y colocar todo intento de búsqueda, de aventura, en un gueto. A través de los géneros te dicen lo que se puede hacer, lo que es cine y lo que no. Cuando yo presenté El sol del membrillo a varios productores me dijeron que eso no era una película. El gran problema que tienen esos creadores que van contracorriente del cine industrial es la tremenda batalla que ahora mismo se está librando por el control de los medios de difusión. EE.UU. ejerce un dominio hegemónico, que tiene su correspondencia política. En la actualidad, la formación de masas planetarias se lleva a cabo a través de la televisión».
– Guerín: «La condición actual del cineasta es la soledad…»
– Erice: «Somos epígonos de algo en vías de desaparición, figuras residuales. Yo comparto el aire crepuscular de Godard cuando habla de la desaparición del cine. La gente joven tiene que buscar su camino».
Ahora os toca a vosotros: se abre el turno de palabra.
En el próximo Cinefórum hablaremos de... "Las diabólicas"
Preparaos una tila bien cargada, porque en el próximo cinefórum, que tendrá lugar el miércoles 9 de febrero, el suspense está garantizado. Dirigida en 1955 por Henri-Georges Clouzot, 'Las diabólicas (Les Diaboliques)' es una obra maestra del género, con un soberbio guión y unas interpretaciones de miedo (nunca mejor dicho), encabezadas por Simone Signoret.
Algunos enlaces de interés para los que quieran saber más:
- En El glob de Manuel podéis encontrar una interesante reseña crítica.
- En fantasymundo un curioso reportaje de la película desde el punto de vista del análisis de los monstruos interiores.
- También es interesante el comentario de Alberto Quintanilla en Tras las puertas.
- Especialmente recomendable en esta ocasión el paseo por las críticas de filmaffinity.
- Y para los bilingües, no es perdáis el comentario en la página de Criterion.
El que no la haya visto que no espere ni un minuto, seguro que nos agradecerá la recomendación. Por si no podéis localizar una copia mejor, os dejamos la película en V.O.S.
1895, los hermanos Lumière colocan una cámara fija y se disponen a rodar un instante de la vida. Ruedan la Salida de los trabajadores de la fábrica Lumière, la primera película exhibida para un público comercial.
ResponderEliminar106 años después Guerín y un grupo de alumnos se disponen a hacer lo mismo, colocan unas cámaras fijas con la única preocupación de capturar la vida y dándose el tiempo necesario para poder capturarla. Recuperan el planteamiento sencillo de los orígenes, eso sí, dotado de otros medios técnicos y atravesado por todo lo aprendido, y de nuevo se produce el milagro.
Maravillosa, increíble, emocionante...
Sirva esto como aperitivo, porque la película da para hablar mucho y casi de todo.
E infinitas gracias por traerla por aquí.
Saber observar y transmitir lo maravilloso de lo cotidiano es algo que no todo el mundo sabe hacer, y el equipo de "En construcción" lo logra con creces.
ResponderEliminarRetazos de vidas contados con sencillez y sin prisas. La evolución de un barrio que no volverá a ser el mismo.
Me parece un documento de gran belleza, pero a la vez me resulta un tanto descorazonador. Ver la destrucción del barrio "antiguo" a todos los niveles y la llegada de los nuevos vecinos y la forma de actuar de algunos queriendo ocultar al verdadero barrio, a la gente que lleva ahí toda su vida, a los pocos que aún no se han ido, porque no son las vistas que quieren tener me da mucha lástima. Hay quien lo verá como el renacer de un barrio, no lo sé... Pero bueno, no sigo por aquí porque no conozco a fondo el caso concreto de este barrio y, sobre todo, porque este es un blog de cine...
En conclusión y volviendo al tema: de obligado visionado.
Pues como tú no quieres seguir por ahí Supercinexín, me meto yo hasta el cuello.
ResponderEliminarEn Construcción es muy especial para mí porque habla de mi vida. Conozco a las personas (no personajes) que salen, me he cruzado con ellos en la calle, con alguno me he tomado algunas cervezas, con otro he discutido acaloradamente... No, no soy vecino de El Raval, pero lo soy de un mundo paralelo: Lavapiés, Madrid.
Cuando vi la película en el 2001 mi barrio se encontraba metido de patas en un plan de renovación urbana = renovación humana similar al que aparece, aunque no tan bestia porque las resistencias eran otras, así que os podéis imaginar cómo me dolía la película. En ese tiempo mi visión era la misma que trasmites tú, Supercinexin, que asistía, en la película, y en mi piel, a una batalla que no teníamos ninguna oportunidad de ganar, que justo eso es lo que nos contaba la cinta convirtiéndose así en una premonición de lo que nos esperaba.
Hoy, vividos diez años, la vuelvo a ver y descubro otras cosas. No es tan fácil "normalizar" un barrio, vaciarlo de sustancia y convertirlo en un "no lugar", porque lo que se ve en la película, esas calles llenas de gente, esa posibilidad del encuentro y la palabra, esa memoria y ese arraigo que se ha ido contruyendo a lo largo de siglos, tienen mucha fuerza.
También eso se ve en la película, aunque yo no lo supe ver entonces. Esos intrusos que aparecen, en forma de "paletas" y de obra absurda son progresivamente incorporados al lugar a lo largo de esos tres años, el barrio los va haciendo suyos. Como si de la selva se tratara, a pesar de haber abierto un claro a base de piqueta y excavadora, las plantas vuelven a aparecer, en forma de pintadas en sus paredes, y de espacio de juegos... Y también aparecen los animalillos en forma de vecino que encuentra trabajo, y de críos que confraternizan con los obreros, y de vecina guapa... Y al final la obra ya es del barrio, ha sido completamente seducida.
Luego llegan los "novísimos" claro, eso solo se apunta al final, y eso producirá un choque de intereses y visiones. Pero no pasa nada, un conflicto más, un diálogo más, de los cientos que han existido en ese territorio a lo largo de su historia y que han hecho de él lo que es.
Habrá bajas, claro, muchas, dolorosas todas, terminará la obra y el "paleta" (¡no, no encofrador!) ya no formará parte del paisaje, y entonces aquello ya no será lo mismo. Y ella se irá a Pueblo Nuevo, "un barrio de pijos", y aquello entonces tampoco será lo mismo. Pero otros aguantan, como los gatos, buscan el agujero donde refugirse y permanecen. Y otros llegarán y se convertirán en vecinos y por tanto también resistentes. Y el barrio no será lo mismo, pero será el mismo.
Cuando la vi la primera vez me llamó también la atención un enorme "fuera de campo" (esto lo he aprendido de la Guionista Reflexiva, claro). La resistencia directa al plan de transformación no aparece en la película, o mejor dicho, no aparecen personas que la encarnen, pero se nos muestra su presencia muy claramente, en pintadas, carteles... Hoy le encuentro todo el sentido, porque si bien esta resistencia es muy útil y éticamente muy necesaria, es mucho más débil que la que se nos muestra, la propia vida de cada uno y su relación con otros, la necesidad y la voluntad de permanecer en el lugar que quieres, al que perteneces.
Pero con todo, me sobrecoge que los políticos y otros insistan aun después de ver de forma tan directa las consecuencias de sus portentosas ideas, quizá es que no ven este tipo de cosas para poder dormir tranquilos. Porque finalmente casi siempre la vida vence a la enfermedad, pero el sufrimiento no nos lo quita nadie.
Viendo esta película es inevitable acabar hablando más de la muerte (el asesinato) de algunos barrios que de cine. La destrucción de El Raval no ha acabado todavía, aún quedan rincones en los que se puede saborear la esencia de lo que fue. Pero el asesinato premeditado del barrio continúa inexorable.
ResponderEliminarHace un par de años un amigo mío hizo allí otro documental sobre lo que todavía persiste del pasado de El Raval. Le acompañé en alguna de sus excursiones, previas a la escritura del guión, y encontramos vecinos, viejas glorias del cabaret local, de la prostitución, etc. El Ayuntamiento estaba (imagino que aún está) presionando a los dueños de los bares más característicos para que cerrasen los establecimientos y se trasladaran a la Villa Olímpica... En fin, el problema de la especulación del suelo, como siempre.
No he podido volver a ver la película como para hablar de ella ahora. Si me da tiempo, la veo y vuelvo a comentar. Pero quiero hacer mi aportación al foro con un pequeño "homenaje" a José Luis Guerín:
Tuve la suerte de tenerlo como profesor cuando estudiaba dirección de cine (qué pena que no me tocó en la época del rodaje de En Construcción) y a él le debemos todos sus alumnos que nos enseñara a ver películas, a estudiarlas, a desmenuzarlas, a pasar un fragmento una y otra vez haste descubrirle el truco preciso, el corte disimulado, la técnica del movimiento de cámara aparentemente imposible...
Sus clases eran fantásticas. Duraban dos horas pero se nos hacían cortas, por lo que nos aprovechábamos de que él no llevaba nunca reloj: Cuando Guerín calculaba que la clase debía de estar a punto de terminar nos preguntaba la hora y nosotros, en lugar de responderle diciendo "Es tal hora" le contestábamos entre dientes algo así como "pronto.." . Así conseguíamos alargar la clase un rato más. Esto se repetía varias veces hasta que él, extrañado decía, serio, "Pero no me contestéis "pronto" ¿queréis decirme QUÉ HORA ES?" Y no teníamos más remedio que decírle que hacía 30 o 40 minutos que la clase debería haber terminado...
Gracias, Eduardo, por la mención al "fuera de campo", jeje...
Un saludo.
No he visto esta película, pese a que me la han recomendado otras veces. Ahora lo voy haré, no me queda otra, después de leer tu interesante reseña, y los textos.
ResponderEliminarMe pongo las pilas y la veo este fin de semana. Prometo aportar algo mejor que este pobre comentario.
Un saludo y felicidades.
Un ejercicio absoluto de cine, como casi todo lo que ha hecho Guerin. Es una pena que directores como Guerin o Erice no tengan más apoyo institucional en su propio país, aunque si fuese así quizás no podrían hacer el cine que les da la gana. Guerin es un mago de la cámara, y tu estupendo que ayuda mucho a comprender esa concepción del cine distinta a lo que venden los medios. Otra película de Guerin imprescindible, "En la ciudad de Silvia". En una entrevista sobre esa peli, Guerin decía:
ResponderEliminar"Recuerdo mi frustración cuando estaba haciendo un retrato a una amiga de la adolescencia y su encanto se evaporaba al congelar el tiempo. ¿Qué pasaba ahí? Había algo que no funcionaba. Y yo lo vi enseguida, porque para mí la noción de belleza en aquella muchacha venía dada por un modo de mirar, por una cierta gestualidad y sobre todo por un ritmo interior. Esa intensidad de la mirada, esa felicidad por el movimiento sólo me la daba el cine."
En esta semana de madrugones y poco cine, solo he tenido tiempo de ver la mitad de la cinta. Me intriga mucho cómo esta rodado todo. En algunas escenas parece como una cámara oculta, con la cámara muy lejos, y algún micro oculto, pero otras son escenas de interior, con diálogos, improvisados, por supuesto, o las conversaciones entre el paleta y la vecina. ¿Están ensayados? ¿Es todo "real"? La línea entre documental y ficción está en este curioso experimento más difusa de lo que parece a primera vista.
ResponderEliminarMe encanta el viejecillo ese "sabio", el que habla de Londres al comienzo. Es único; he crecico en un barrio periférico de Madrid, de inmigrantes extremeños y andaluces, y he conocido a estos tipos toda mi vida, me siento muy cercano a ellos. Expresan sus opiniones sobre todo, con la valentía que da la ignorancia. Adorables, a veces.
Cuando la acabe, prometo volver a escribir. Por cierto, mi jefa me ha puesto una reunión a las 12 h, justo para que no pueda participar en el reto. Esto debe de ser una conspiración.
Gracias a todos por vuestros estupendos comentarios y experiencias.
ResponderEliminarDavid, no te la pierdas, que merece mucho el goce (iba a decir "la pena", pero no le cuadra, ja ja ja)
Gionista, qué suerte, estudiar con Guerín. Y un lujo para nosotros que nos lo puedas contar. ¿También estuviste con Jordá? Si es así ya estamos impacientes por que nos cuentes cosas de él también.
Vaya frase que nos traes babel, todo un tratado. Compartimos la admiración por este hombre.
Sí Ricar2, ayer hicimos una llamada a tu jefa, ja ja ja.
Es verdad lo que dices en cuanto al misterio del rodaje. Aunque a lo mejor no es tanto misterio y la propia película nos da pistas para saberlo.
Seguro que alguien más entendido en técnica cinematográfica sabrá ver mucho más, pero con mis pobres conocimientos creo que combina diferentes planteamientos.
Hay mucha escena que me parece rodada con teleobjetivo y micrófonos direccionales. Resulta evidente cuando el cochecillo ese aparece, se para, desaparace, da marcha atras... Oímos su radio sólo cuando está delante de la cámara, luego enseguida la perdemos. Toda la parte del cementerio romano y otras creo que están rodadas así.
En otros casos me da a mí que coloca las cámaras y los micros en un lugar y a dejar que transcurran las cosas, y el tiempo. Los que están allí saben que les están grabando, por tanto siempre es dudoso hasta qué punto no están influidos por el observador, pero lo que es muy difícil es obtener tal naturalidad.
Pero también hay escenas preparadas, es evidente, aunque sin guión previo y dudo mucho que con ensayos o repeticiones. La película no solo no lo oculta, sino que lo hace patente de forma muy clara en la escena final. Y en esta escena también se hace patente que a lo previsto, inmediatamente sucede lo imprevisto...
Contesto a tu pregunta, GCPG:
ResponderEliminarNo, no tuve la suerte de estudiar con Jordà. Ya me habría gustado, ya...
Saludos.
La vi anoche y me ecantó.
ResponderEliminarQuizás me equivoque pero creo que Guerin no se esfuerza en hacer juicios de valor sobre si está bien o no el saneamiento del barrio con nuevas construcciones. Sólo pone en boca del "peón-filósofo" marroquí que detrás de la obra hay un claro movimiento especulativo, nada más. Con esa cámara fija y esos planos prolongados actúa más bien como un testigo (voyeur a veces) del impacto de la obra sobre el barrio y del feedback entre trabajadores y vecinos.
Un película hermosa, llena de metáforas visuales y muy lírica.
Lo de que los personajes improvisan los diálogos ya me lo creo un poco menos...
Un placer seguir sus recomendaciones monsieur le Gourmet y hasta la próxima.
Es un planteamiento de partida David, o al menos así lo contaba Guerín. Sabía que se estaba produciendo la renovación urbana y que ésta llevaba aparejada, como siempre, una renovación humana, que es la que a él le interesaba contar.
ResponderEliminarYo creo que hay mucha carga política en este película, porque habla como pocas de la "polis" y de su ausencia. Se pueden apreciar paralelismos entre personajes que son demoledores. Vemos cómo todos los personajes del barrio tienen arraigo social, se conocen unos a otros, hablan entre ellos... Y luego tenemos al colocador de "tochos", cuya única relación social se produce en la obra. En su barrio, que seguro que es más "moderno" y más "bonito", hace la compra los sábados y después... ¡menudo silencio el que se produce! Nada más, vuelve a casa solo y allí se queda hasta el lunes. Terrible.
Yo sí que me creo que los diálogos son de los personajes, porque viví de cerca la gestación de otro documental similar, también muy bueno y que aprovecho para recomendaros, "A ras del suelo" de Agatha Maciaszek y Alberto García Ortiz, y es increíble como la gente "normal" puede improvisar diálogos maravillosos.
El albañil que reconoce abiertamiente su soledad y su adicción al alcohol es de los momentos más impresionantes de la cinta; poco importa que sea de verdad, improvisado o fingido; es demoledor, hace a la película enorme.
ResponderEliminarEn contra, lo que menos me ha gustado es que a Guerín se le va notando a medida que pasa el metraje cierta predilección o complacencia por los personajes abiertamente límites y estrafalarios, como la pareja de la prostituta y el gañán de su novio, de lo que menos me ha gustado
Como me he quedado "calentito" con esta película de Guerín, y espoleado por un interesante diálogo que he mantenido con Fernando Genovés en su blog, me he hecho con "Innisfree" que tiene una pintaza impresionante.
ResponderEliminarSeguro que esconde un montón de cosas buenas.