"'Lola Montes' supone una aventura nueva, audaz y necesaria; es un film muy importante que llega justamente en el momento en que el cine precisa, con urgencia, un cambio de aires. Hemos oído decir: no le gusta al público y las películas se hacen para el público... Por otra parte, al no parecerse 'Lola Montes' a lo que vemos habitualmente en las pantallas, es normal que el público pueda sentirse perplejo. Nos preguntamos si los espectadores que entran ya en la sala desorientados por tantas voces discordantes tendrán el valor, si la película les gusta, de manifestarlo abiertamente. Creemos que, ante todo, 'Lola Montes' es un acto de respeto hacia el público, a menudo maltratado con espectáculos del más bajo nivel, que alteran su gusto y su sensibilidad. Esta película no es un divertimento. Hace reflexionar, pero creemos que el público también quiere pensar. ¿Por qué un hombre puede apreciar un libro de una cierta calidad y rechazar un film de esa misma altura? Defender 'Lola Montes' supone defender el cine en general, ya que todo intento serio de renovación es un bien para el cine y para el público."
R. Rossellini, Jacques Becker, J. Cocteau, P. Kast, Christian Jaque, J. Tati, A, Astruc (Texto publicado en el diario Le Fígaro, París, el 5 de enero de 1956).
Este texto con el que encabezamos la presentación de la película de esta semana constituye un caso raro en la historia del cine, ya que es una de las pocas veces (no sé si la única) en que varios directores van en cierto modo contra el público de forma clara y pública.
Y es que nos encontramos de nuevo ante un filme que no tuvo éxito en taquilla. 'Lola Montes' obtuvo un sonoro fracaso comercial. Esto provocó que los productores destrozaran literalmente la obra creada por Max Ophüls, dándole tantos disgustos a éste que son muchos los que piensan que los avatares asociados a esta película influyeron de manera decisiva en la muerte del director, en 1957.
Esta película es la última que rodó Ophüls, filmada en un majestuoso cinemascope y la única que realizó en color.
Jacques Natanson, Annette Wademant, Franz Geiger y M. Ophüls escribieron el guión de 'Lola Montes' a partir de una novela corta inédita en aquel momento de Cécil Saint-Laurent (Jacques Laurent) titulada “La vie extraordinaire de Lola Montes”. De hecho, no se publicó hasta muchos años más tarde, en 1972. El relato se basa a su vez libremente en la azarosa vida de María Dolores Elisa Regina Gilbert o María Rosa Gilbert, según las fuentes, más conocida como Lola Montes. Ésta nació en 1818 o en 1821, en Irlanda o Escocia. Falleció en 1861 en EEUU, prematuramente envejecida a causa de una vida de excesos. Entre sus amantes tenemos a Franz Liszt, Luis I de Baviera, artistas, militares, empresarios, estudiantes, etc. De temperamento independiente y aventurero, era liberal, lujuriosa, fumadora de tabaco, atractiva y seductora. Tras una vida intensa e itinerante, terminó trabajando como telonera en un circo de los EEUU. Es decir, que parte de un personaje real pero, como pasa en muchas ocasiones, muy mitificado y rodeado de leyendas.
Aparte de usar como base la novela de Jacques Laurent, el guión se inspira en diversos hechos de la agitada vida hollywoodiense, como los amores tumultuosos de Zsa Zsa Gabor, los romances efímeros de Elizabeth Taylor o las depresiones de Judy Garland.
El rodaje tuvo lugar en diversos escenarios naturales de Niza, Paris y Baviera (Bamberg y Castillo de Pammersfelden) y en platós de Bavaria Filmstudio (Munich) y Franstudio (Joinville-le-pont). Ophüls contó con un presupuesto de 8 millones de marcos alemanes o dos millones de dólares de los años cincuenta.
Destaca especialmente la espléndida fotografía de Christian Matras, en color (Eastmancolor) y Scope. Matras consigue dotar a las imágenes creadas por Ophüls de una vistosidad apabullante. Imágenes en continuo movimiento, sello inconfundible del director. Citando a Alain Douarinou, operador de cámara, "A Ophüls le gustaba el movimiento. Él mismo siempre se movía. Hablaba mientras caminaba. Sólo concebía la vida en movimiento, el movimiento de los actores y los movimientos de cámara de los que tanto se habló."
Aunque Ophüls siempre tuvo las ideas tan claras que dejaba al pobre Matras con un margen de maniobra en ocasiones mínimo. Como nos cuenta Truffaut en "El placer de la mirada": "Un día hice una visita a Max Ophüls, quien me invitó a observar unos rushes (primeras pruebas): eran largos planos de la carretera de Niza, enrojecida artificialmente por Ophüls, que incluso había teñido las mismas hojas. Max Ophüls no estaba en la sala y Christian Matras, excelente director de fotografía de la película, no escondía su indignación: "¡Nunca se ha visto que una carretera sea roja!, ¡y esas hojas...! No queda natural...". El director de fotografía de 'Lola Montes', el colaborador más directo de Max Ophüls, ignoraba las intenciones del cineasta; quizás incluso ignoraba por qué Ophüls había hecho pintar la carretera y las hojas (cada episodio de 'Lola Montes' corresponde a una estación, y el sketch de la aventura con Listz debía ser otoñal)".
En el mismo libro, Truffaut narra otra anécdota que también deja patente lo clara que tenía en la cabeza Ophüls la película: "En otra ocasión, fui a ver a Ophüls al estudio; estaba preparando un plano que rodaría por la tarde. El decorado representaba el apartamento de Martine Carol en Niza, donde Peter Ustinov le propondrá que se juegue la vida en su circo. A lo largo de la escalera -la obra de Ophüls está llena de escaleras porque la acción de subir escalones es aún más física que la de caminar- había pequeños cristales transparentes. Ophüls discutía con su director de producción, su viejo amigo Ralph Baum: "¡Ralph, quiero cristales de colores, de diferentes colores, en lugar de éstos!". El director de producción trataba de conciliar los deseos artísticos del director con los imperativos financiero del productor: "Max, estos cristales ni siquiera se verán en la pantalla porque el movimiento de la grúa es demasiado rápido y enseguida aparece Ustinov en lo alto de la escalera." "Ralph, sigo queriendo estos cristales de colores, ¡y a toda costa!". Por mi parte, yo daba la razón a Ralph Baum, puesto que parecía evidente que era un detalle sin importancia.
El día que vi la película por primera vez -día que se debería señalar con una piedra blanca- comprobé que, tras irme del plató, Ophüls se había salido con la suya. Vi la silueta de Ustinov perfilarse detrás de los cristales de colores, trepando por la escalera pesadamente, como un elefante, acompañado por una música de circo, y comprendí la intención de Ophüls: Ustinov es el hombre del circo y su llegada a la vida de Lola debía evocar un ambiente circense [...]".
El día que vi la película por primera vez -día que se debería señalar con una piedra blanca- comprobé que, tras irme del plató, Ophüls se había salido con la suya. Vi la silueta de Ustinov perfilarse detrás de los cristales de colores, trepando por la escalera pesadamente, como un elefante, acompañado por una música de circo, y comprendí la intención de Ophüls: Ustinov es el hombre del circo y su llegada a la vida de Lola debía evocar un ambiente circense [...]".
También es digna de mención la banda sonora de Georges Auric, de gran variedad: marchas circenses, composiciones de ballet, tres valses, cortes descriptivos... Y además un breve corte al piano de Liszt.
Para interpretar a la protagonista se eligió a Martine Carol, actriz con gran tirón en la época, lo cual no sirvió de nada a la hora de asegurar el éxito en taquilla. Acompañando a Martine Carol tenemos a Peter Ustinov, Anton Walbrook, Ivan Desny y Oskar Werner, entre otros.
Como se indicó arriba, el estreno del filme en 1955 fue un auténtico fracaso comercial. Presionado por los productores, Ophüls supervisó un primer remontaje. Se reordenó la historia de forma cronológica, dando al traste con el planteamiento narrativo en flashbacks. Asimismo se suprimieron algunas escenas. La película se vio reducida de 115 a 90 minutos. Para la premiere en EE.UU a finales de 1956, la duración se redujo hasta durar solamente 75 minutos.
Se llegó incluso a remezclar el sonido y manipular la variedad lingüística del filme, doblando al francés los pasajes en alemán.
En una entrevista en Cahiers du Cinema, poco después de su estreno en el cine Le Marignan de París, Ophüls ya se lo dijo bien claro a François Truffaut y Jacques Rivette, , refiriéndose a los productores: "No solamente faltan al respeto hacia lo que he hecho, sino que, además, no saben leer."
Fueron tantos los desmanes realizados con 'Lola Montes' que Max Ophuls llegó a renunciar a su autoría.
Antes de que Ophüls empezara a rodar 'Lola Montes', en febrero de 1955, Truffaut se ofreció para trabajar como ayudante. Ophüls le animó y a finales de enero Truffaut firmó con Gamma Films y su jefe de producción, Ralph Baum, como ayudante en prácticas durante cinco semanas con un salario de 12.000 francos al mes. Pero el contrato se anuló. Con su larga experiencia en el cine, Baum probablemente tenía cierto miedo a dar a un crítico indiscreto un trabajo en una película tan ambiciosa y complicada. También hay quien aduce motivos financieros. Ophüls escribió a Truffaut el 17 de febrero lamentando la revocación del contrato. Esta carta la podéis leer aquí.
A principios de marzo, Truffaut asistió como periodista acreditado por Arts durante una semana a Niza, al rodaje de 'Lola Montes'.
En el estreno en París, el 20 de diciembre de 1955, en el Teatro Marignan, en los Campos Elíseos, el distribuidor anunció a los espectadores que iban a asistir a una proyección que se salía de lo habitual y que estaban a tiempo de recuperar su dinero. En las primeras proyecciones, parte del público montó un gran escándalo en señal de protesta, hasta tal punto que tuvo que ir la policía en más de una ocasión. Es decir que la película fue denostada por un público que buscaba otro tipo de espectáculo más acorde con lo que estaban acostumbrados, algo que no requiriese ningún esfuerzo por su parte, algo, en definitiva, más liviano.
Truffaut estaba en primera línea de lo que él llamó la "batalla del Marignan". Éste, que a sus 23 años ya era uno de los críticos más polémicos de Francia, defendió con uñas y dientes 'Lola Montes': “Como la heroína que da título a la película, 'Lola Montes' corre el riesgo de provocar un escándalo y exacerbar los ánimos. ¡Si hay que luchar, lucharemos! ¡Si hay que debatir, debatiremos! Este es, de verdad, el cine que hay que defender hoy, en 1955; un cine de autor que es al mismo tiempo un cine con ideas, donde la imaginación brota con cada imagen, un cine que no regresa a la preguerra, un cine que echa abajo puertas que han permanecido cerradas desde hace mucho tiempo”.
Hubo otras voces que se alzaron en defensa del filme. Claude Mauriac se refirió a la imaginería "delirante, orquestada con un virtuosismo que no se desdice". Francois Vinneuil dijo que era un "film para los poetas y los artistas". Los críticos de la “nouvelle vague” la reivindicaron como una obra maestra.
Y ya vimos al principio del post el alegato que hicieron a favor de 'Lola Montes' algunos colegas del cineasta.
Pero gran parte de la crítica no acogió con buenas palabras a 'Lola Montes'. Por ejemplo, Jean Thévenot habló de "pesadez de estilo". Georges Sadoul la calificó de de "vanguardismo vociferante".
En los primeros meses de 1957, el director alemán Max Ophüls había sufrido un ataque cardíaco y estaba internado en un hospital. Y allí siguió recibiendo noticias de más tropelías contra su película. Como ya dijimos, según muchos, esto influyó en su muerte.
Jon Halliday escribió sobre Ophüls: "Cuando Max Ophüls murió en un hospital de Hamburgo en 1957, a los 55 años, el libro que estaba en su mesilla de noche era Fausto, de Goethe. Y lo mismo que Fausto permanecerá probablemente fuera del alcance del cine, el trabajo de Max Ophüls posiblemente quedará siempre fuera del alcance de las palabras, de la crítica verbal. No hay descripción capaz de capturar la esencia del cine de Ophüls. Un análisis puramente temático o estilístico quedaría completamente hueco al compararlo con la increíble riqueza de lo que Ophüls logró impresionar en el celuloide."
El productor Pierre Braunberger compró allá por 1967 los derechos de la película y produjo una versión más parecida a la concepción de Ophuls. Pero no es hasta 2008 cuando la Cinematheque Française realiza un extraordinario trabajo de restauración y reconstrucción, fiel a los deseos de su director, con los colores, el sonido y el montaje original.
Como curiosidad, el filme que nos ocupa es objeto de homenaje en 'Lola', dirigida por Jacques Demy en 1961.
Y la semana que viene hablaremos de... "Europa"
Vamos a empezar a atender a vuestras sugerencias. Como teníamos pocas películas más o menos recientes en lista, comenzamos con 'Europa', de Lars von Trier, propuesta por Supercinexín. 'Häxan', sugerida por Crowley ya está en la lista de programación, así que en breve caerá también. Y recordad que podéis seguir dejando vuestras sugerencias para futuros Cinefórum.
Aquí os dejamos unos enlaces con información sobre la película y una versión online de ésta. Sólo la hemos localizado doblada, así que si la podéis conseguir en mejor calidad y en versión original (sólo por oír a Max Von Sydow vale la pena), muchísimo mejor:
- Para empezar, recomendamos visitar Filmaffinity.
- En Miradas de Cine tenemos un interesante estudio.
- Otro comentario interesante lo encontramos en El cine de nuestras vidas.
- También encontramos un texto curioso en cartelera10.com.
- Dentro de los Film Essays de The Criterion Collection tenemos "Europa: Night Train" de Howard Hampton.
- También en la página de Tha Criterion Collection accedemos a "Manifesto No. 3: Europa", por Lars von Trier.
Y aquí tenéis la película.
Es una película de despedida. Es el adios de un artista que quiere cerrar su carrera con una película testamento, vaciando todo el universo lírico que lleva dentro, que hasta entonces, corregidme si me equivoco, solo había rodado en B/N. Pero en esta segunda revisión, cuando me ponga a ello, me gustaría centrarme más en el contenido, que apenas lo recuerdo. Es necesaria una segunda revisión (o más, probablemente), para poder zafarse del apabullante explosión de colores.
ResponderEliminarLa vi hace muy poco y me lo pasé estupendamente bien.
ResponderEliminarNo ocnocía el comentario de Truffaut, pero una de las cosas que ya me llamó la atención en Le plaisir y que ratifiqué en esta película, es la maestría con la que Ophuls usa las escaleras. Ya demás diría que él lo sabía porque hace circular a sus personajes por als escaleras, incluso en lugares donde no tendría porqué haberlas necesariamente.
Por lo general, el mundo del circo no me atrae; ni la música ni los decorados propiamente circenses, per tengo que reconocer que la escenografía de esta película deja boquiabierto.
A pesar de toda la explosión de color que presenta la copia restaurada (y que es todo un atrevimiento, dicho sea de paso), yo me quedo con el movimiento de los actores/personajes. Si algo me fascina del cine de Ophuls (de lo que yo he visto) es cómo mueve los personajes y la cámara por la escena haciendo que todo fluya como en una danza contínua. En fin, una maravilla, de la que a veces se olvida algo que ya no es totalmente de Ophuls, pero que no es cosa menor: la propia historia de Lola Montes, que en esta versión de Ophuls ofrece un perfil de corte feminista muy adelantado a su tiempo.
Salud
Pues sí, Ricar2, si no me equivoco "Lola Montes" fue la primera y única película en color de Ophüls.¡Y hay que ver el partido que le sacó!
ResponderEliminarEs, sin duda, un espectáculo visual.
Y no sólo por el colorido. Es una verdadera gozada ver cómo distribuye los elementos en los diferentes encuadres, con cada cosa en su sitio preciso para que con los movimientos de cámara no quede ni un hueco vacío y todo esté equilibrado.
La cámara se mueve, los componentes del cuadro se mueven... se forma, como bien dice Astotxoa, una especie de ballet, una danza continua. Como se señala en la entrada, Ophüls era un maestro del movimiento. Impresionante.
Volviendo a los colores, con Ophüls me pasa una cosa: por la plasticidad que logra ayudado muchas veces por las descripciones, consigue, al menos para mí, películas coloridas aunque sean en blanco y negro.
Y teniendo en cuenta que hacía SUS películas aunque tuviera ayudantes (dirección artística, director de fotografía, etc.), es decir, que se nota su mano en todo, creo que todo el mérito (al menos en su mayor parte) es del propio Ophüls.
Una gozada de película.
P.S.: Gracias por atender mi sugerencia :-)
De nada Supercinexín, un placer atender a vuestras sugerencias. Desde luego con Europa va haber tema para un jugoso debate.
ResponderEliminarAstotxoa, qué gusto leerte por aquí compañero ;) Como bien dices tanto tú como Supercinexín el movimiento de esta hombre es impresionante, el de la cámara, el de los personajes... ¡hasta él parece que no paraba de moverse!
Ricar2, anímate con esa segunda revisión y tráenos por aquí tus jugosos comentarios tras ella.
Bienvenido Oz, y gracias por tus palabras. En cuanto pueda le echo un vistazo a tu blog.
No he visto Lola Montes, no tengo perdón. Y eso a pesar de la buena edición que circula por ahí... A ver si puedo ver la peli mañana y participar en el debate, aunque mucho me temo que mañana va a ser igual de malo que hoy.
ResponderEliminarPero Europa sí que acabo de volver a verla, tengo ganas de leer ese debate.
Enrique, no sabes lo que te estás perdiendo, en cuanto puedas ponte con ella, que lo vas a gozar.
ResponderEliminarTuve la oportunidad de disfrutarla en el cine, en el reestreno que se hizo con motivo de su restauración y la verdad es que me pareció un espectáculo colosal. No puedo entender el fracaso de público en su estreno, porque si hoy nos deja maravillados con su despliegue plástico, en 1955 ese alarde debía parecer más notable. Pero además es que la historia te atrapa, al menos a mí, los diálogos son estupendos, el personaje de Lola es la bomba, como apunta Astotxoa una mujer que decide coger las riendas de su vida y no asumir el rol que le impone la sociedad de su época, por lo menos hasta su llegada al circo. Triste final el de un espíritu libre enjaulado para contemplación y disfrute de las masas...
Siento deciros a los que la hayáis visto en DVD que, a pesar de las estupendas ediciones que han salido, no habéis visto más que un sucedáneo de una obra de arte, como contemplar un Goya en una lámina, pero incluso en una lámina, un Goya es una maravilla, sobre todo si la lámina es buena.
No comentaré mucho de esa cámara en incesante movimiento consiguiendo siempre los mejores encuadres porque ya lo habéis comentado, solo decir que esto me parece particularmente difícil usando cinemascope, ese formato tan odiado por muchos directores por deforme y complicado. Ophüls lo usa con una maestría increíble, llenándolo completamente y consiguiendo cuadros de gran belleza. Solo hay que fijarse en los fotogramas que habéis puesto, o cualquier otro de la película.
Pero esa pantalla chorizo no siempre le vale, así que no duda en reducirla cuando lo cree conveniente. En ocasiones lo hace velando en negro los laterales para conseguir formatos más estándar, pero en otras muchas utilizando elementos propios de la composición o el decorado que cierran el cuadro, como cortinajes, lámparas, etc. El segundo fotograma es un buen ejemplo de esto. También usa este tipo de elementos en primer plano para en ocasiones dividir la escena en dos cuadros... La leche el tío.
La escena en la que van a negociar la boda de Lola es genial en este sentido, como otras muchas por otra parte. Rodada en un solo plano y con la cámara siempre en movimiento, unos cortinajes rojos siempre en primer plano van enmarcando a unos personajes o a otros, generando varios cuadros, para luego pasar otra vez a uno solo, velando a la madre y su amante con un encaje en segundo plano... hasta que finalmente Lola está sola a la izquierda, separada del resto porque ya no son los suyos... Un auténtico ballet.
Pero hay otra escena donde también usa este recurso y que me perturba. Es cuando Lola y el estudiante van en la diligencia huyendo de Baviera y hay un quinqué en primer plano. Cuando Lola se pone más romántica y confiesa su amor por el rey, el quinqué en muchos momentos nos oculta una parte de su cara. Sé que no es casual, ni un error, porque después de ver la increíble resolución de la escena anterior y de toda la película en su conjunto, esta es mucho más fácil, ambos personajes están sentados y la cámara quieta. Y entonces me pregunto, y os pregunto, ¿qué quería transmitir Ophüls con ese taparnos parcialmente el rostro?
Tengo ganas de volver a verla para responder a una pregunta que me hago al recordar MAdame de..., La ronda, Le plaisir y Lola Montes, es decir, su última etapa alemana, que he visto, pero hace mucho. A los que habéis visto más recientemente que yo estos títulos, ¿os parece un Max Ophüls más elegante, más formal, pero también más frío, más cerebral, que el de, por ejemplo, "Carta de una desconocida"?
ResponderEliminarOphüls es para mi uno de esos genios medio olvidados o quizás no descubierto por muchos.
ResponderEliminarLa película desde luego es una joya y verla al fin restaurada y no mutilada es un verdadero placer.
Me alegro mucho de leer el comentario de Eduardo, a veces en este mundo de ahora de internet y dvd nos olvidamos de la maravilla que es disfrutar del cine en el lugar donde debe verse, en una sala de cine.
El cine en una sala oscura y una butaca (a veces íncómoda) generaba momentos mágicos, no tengo recuerdos de momentos así desde un sofá y frente a una TV (recuerdo películas alguna excepcional pero no esos momentos y recuerdos que me daba el cine).
Respecto a esos planos que cita Eduardo yo creo que Ophüls quiere hacernos sentir ajenos a la historia, dar la sensación que espiamos a Lola en sus momentos íntimos a veces dando la sensación que observamos por una rendija cerrando el formato y velando los bordes de la pantalla, a veces dando la sensación de que nos da pudor mirar directamente el rostro de Lola (con el quinqué) en esos momentos de intimidad. No olvidemos que somos espectadores que hemos pagado para que Lola nos cuente sus secretos y su vida íntima en otro circo que se superpone (o quizás sea el mismo) al circo del film, la sala de cine.
Saludos
Pues muy bien visto karaguebo, tu interpretación me convence. Quizás el pudor es doble, por un lado como comentas al que nos induce Ophüls interponiendo el quinqué entre nosotros y Lola para que percibamos que estamos fuera de la escena cotilleando y claro, como yo soy un cotilla nato el quinqué en esa escena me estorba, ja ja ja. Pero quizás también el propio pudor de Lola cuando se sincera y se siente más vulnerable, de algún modo refugiándose de nuestra mirada tras el quinqué.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que comentas Ricar2, no me atrevo a decir que es más frío o más cerebral, pero desde luego el aparato que maneja es mucho más complejo y elaborado estilísticamente que en "Carta a una desconocida", de resolución mucho más sencilla.
Viendo Lola esta última vez me venía a la cabeza el estupendo documental de Bergman sobre el rodaje de "Fanny y Alexander", donde podemos ver cómo se planea, ensaya y repite un sutil movimiento de cámara hasta conseguir el encuadre deseado. Aquí, donde la cámara no para y los actores tampoco, y los encuadres son siempre tan logrados, imagino que detrás de cada escena debe haber un montón de horas de preparación y repetición hasta conseguir que toda la maquinaria funcione perfectamente.